Sonido Fulgor

miércoles, 24 de marzo de 2010

Arte - Deriva

Esthétique en francés-marxista es más bien una injuria... desprecio por el arte como diversión; por el artista como polichinela, por los problemas estéticos como falsos problemas haciendo caso omiso a los verdaderos: todos estos asuntos formales vistos como irrealidades superestructurales. Y alimentando este desprecio, el rechazo activo de las intensidades afectivas con el pretexto de que una tela de Rothko, una música de Cage, un film de Baruchello no sirven para nada, no son eficaces, se trata de elitismo, no hacen más que alimentar la dominación cultural de la burguesía. 

Ahorremos a esta pretendida crítica de clases la vergüenza de mirar verdaderamente las obras a las que ha dado garantía (recuérdese el pabellón de la U.R.S.S., los Giardini de Venecia). Hablo aquí a las gentes para las que la posición del partido bolchevique entre 1918 y 1930, frente a las corrientes más audaces de la época (el Opoiaz, el futurismo, la L.E.F.) no fue solamente escandalosa, sino también reveladora...  Sucede siempre en las artes, tanto en teatro como en pintura, o en música, o en cine... alguna cosa que siempre lleva a su incandescencia lo que la sociedad cuece ocultamente. La región de irrealidad en la que las formas se abrazan, es depresivo y nihilista verla únicamente como un campo de concentración, o como un confortable asilo de irresponsables, socialmente neutra y políticamente nula. Es necesario comprender lo contrario: los artistas desean que toda la sociedad, alcance esta irrealidad... Y muestran cómo hacerlo, trabajando y haciendo estallar los obstáculos más elementales, aquellos que oponen al deseo el NO de la pretendida realidad.

Construyen trozos de cuerpos abandonados a su vagabundeo, a su potencia de intensidad libidinal... fragmentos de objetos, de superficies, de duraciones, de espesores, de distribuciones cromáticas y tonales, secuencias, con las cuales algo como el goce-muerte puede llegar. Piensan que nada es serio. Juzgan lamentable y miserable la apariencia seria de los poderes del Kapital, su “realidad” engendrada a fuerza de miedos irreales... 

En todo texto (en toda obra de arte) hay un principio de movilidad que hace que lo escrito produzca otros desplazamientos aquí y allá que asegura que nunca es más que una instantánea tomada de un móvil, pero que hace además que este móvil no sea más que una unidad adicional, secundaria, bajo la cual se encuentran corrientes dirigidas en todos los sentidos...

La importancia de un texto no es su significación, lo que quiere decir, sino lo que hace y hace hacer. Lo que hace: la carga de influencias que detenta y comunica; lo que hace hacer: la metamorfosis de esta energía potencial en otras cosas. En otros textos; y también pinturas, fotografías, secuencias de film, acciones políticas, decisiones, inspiraciones eróticas, rechazos a la obediencia, iniciativas económicas. Contienen o no, la fuerza con la que el lector hará, o no, alguna cosa. Este contenido no es una significación, sino un potencial...

Derivas… no es una orilla que se abandona, sino varias a la vez; tampoco una corriente que arrastra y empuja, ni un Treiben o un drift, sino muchos empujes y tracciones. No es tampoco un individuo, ni un colectivo de individuos que es embarcado, sino más bien, como en La nave de Bosch, una colección de locos… Todos estos fragmentos, colocados los unos al lado de otros para un viaje sin fin, colección de fragmentos que no alcanza nunca a unificarse por el hecho de que deriva con su nave y de que esta derivada, por la diversidad de paisajes y tiempos atravesados, la ventaja de la resonancia más intensa, unas veces a un tal loco-trieb, otras a tal otro. Tampoco un cuerpo troceado, puesto que no ha habido nunca más que trozos de cuerpos, y no habrá jamás un cuerpo, siendo esta colección errante la afirmación misma del no-cuerpo. El plural, la colección de singularidades, he aquí precisamente lo que el poder, el kapital, la ley del valor, la identidad personal, el carné de identidad, la Universidad, la responsabilidad, la familia y el hospital rechazan y reprimen.

Por consiguiente, deriva = en honor de estos malditos. La odisea dislocada: que no es la polimorfia de Ulises reunida, totalizada en un retorno en sí, hacia sí, que sería el modelo de la dialéctica hegeliana y de todo el pensamiento y práctica burguesa y socialista. Más bien la intensa deriva en el lugar donde se entrechocan los fragmentos, en el Ulises de Joyce...

Sin duda, es completamente inútil batirse por la consistencia de un discurso y una práctica política, filosófica, argumentando contra la inconsistencia del discurso político, filosófico del adversario. …inútil porque, indirectamente, semejante batalla es todavía una batalla, por la razón, por la unidad, por la unificación de diversos; batalla raciocinadora de la que el vencedor no será ni éste ni aquél, sino que es, y ha sido siempre, la razón. Y la razón está ya en el poder, en el kapital. Y nosotros no queremos destruir el capital porque no es racional, sino porque lo es. Razón y poder es lo mismo. Se puede disfrazar a la primera con la dialéctica o la prospectiva; permanecerá no obstante, la otra: prisiones, prohibiciones, bien público, selección, genocidio. 

...Estética = taller para forjar los conceptos críticos más discriminantes. Las corrientes más modernas, abstractos americanos, pop e “hyperrealistas”, en pintura y escultura, músicas pobres y concretas (la de Cage sobre todo), coreografías libres (las de Cuningham). Teatro de intensidad, sitúan al pensamiento crítico, a la dialéctica negativa, ante un considerable desafío: producen obras afirmativas y no críticas...



Jean-Francois Lyotard. Octubre 1972




-Entonces ¿qué amas, extraordinario extranjero?
-Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... ¡las maravillosas nubes!
Charles Baudelaire
El extranjero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

.