Sonido Fulgor

viernes, 12 de febrero de 2010

El Aprendizaje del Sueño Lúcido por Stephen LaBerge

Foto: www.rodneysmith.com


Hablando en términos generales, quienes quieren recordar sus sueños pueden hacerlo y aquellos que, por el contrario, no desean hacerlo, no suelen recordarlos. A ciertas personas les basta simplemente con tener la intención de recordar y con ser plenamente conscientes de esta intención antes de acostarse. Un modo eficaz de fortalecer esta decisión consiste en tener un diario de sueños sobre la mesa velador e ir anotando en él, apenas nos despertemos, todos los pormenores que podamos recordar de nuestro sueño. Cuantos más sueños apuntemos, más fácil nos será recordarlos. Por otra parte, la lectura de este diario puede procurarnos el beneficio adicional de ayudarnos a comprender la verdadera naturaleza de nuestros sueños y contribuir, de este modo, a reconocerlos con más facilidad en el mismo momento en que están aconteciendo.

Un método infalible para aumentar la capacidad de recordar los sueños consiste en habituarnos a preguntarnos «¿Qué es lo que he soñado?» cada vez que nos despertemos. Éste debería ser nuestro primer pensamiento cada vez que nos despertáramos, sin renunciar ante la primera tentativa sino permaneciendo totalmente inmóviles y concentrados, perseverando pacientemente en el intento hasta lograr recordar el sueño.

Como ocurre con cualquier otro proceso, el aprendizaje de la capacidad para recordar los sueños constituye un proceso, en ocasiones, lento. Debido a ello, es muy importante no desalentarnos en el caso de que las primeras tentativas no se vean coronadas por el éxito. A la larga, quien persiste en la práctica termina obteniendo resultados evidentes.

El psicólogo alemán Paul Tholey ha descrito recientemente diversas técnicas para inducir el sueño lúcido. Según Tholey, un método sumamente eficaz para desarrollar la capacidad de tener sueños lúcidos consiste en mantener una «actitud crítico-reflexiva» hacia nuestro estado de consciencia preguntándonos si estamos despiertos o dormidos mientras nos hallamos en vigilia. Tholey subraya la importancia de preguntarnos si estamos dormidos o despiertos con tanta frecuencia como sea posible, al menos cuatro o cinco veces al día y en cada situación que se nos aparezca como un sueño. También es muy recomendable hacernos esta misma pregunta cada vez que nos acostemos. Según Tholey, la mayor parte de las personas han logrado tener sueños lúcidos antes de un mes de iniciar esta práctica y hay incluso quienes lo han logrado la primera noche en que lo intentan.


Por mi parte, he desarrollado una técnica sencilla para mantener la consciencia despierta durante la transición de la vigilia al sueño. Se trata de un método que consiste en contar «uno: estoy soñando; dos: estoy soñando, etc.», manteniendo cierto grado de alerta mientras nos sumergimos en el sueño. El resultado es que en algún punto - cuando digamos, por ejemplo, «cuarenta y ocho: estoy soñando»-  ¡Terminaremos descubriendo que estamos soñando !

Un factor decisivo en el logro de resultados con la aplicación de esta técnica es el momento. Ello supone que no debemos tratar de tener sueños lúcidos al comienzo del ciclo del sueño sino más bien en la última parte de la noche, cerca de la madrugada, especialmente después de haber despertado de un sueño.

Existe un método alternativo para lograr la lucidez – que suele resultar más accesible para muchas personas - y que consiste en familiarizarnos con nuestros sueños, llegar a saber que son sueños e intentar reconocerlos mientras están teniendo lugar. Obviamente, el mero intento de reconocer que estamos soñando basta para incrementar la frecuencia de los sueños lúcidos.

En ocasiones, el simple hecho de repetirnos que deseamos tener un sueño lúcido es suficiente como para proporcionarnos un punto de partida que nos permita provocar deliberadamente el sueño lúcido.

Durante el primer año y medio de mi investigación solía utilizar la autosugestión para tratar de inducir sueños lúcidos pero, gradualmente, la auto observación me llevó a tomar consciencia de que existía un segundo factor psicológico extraordinariamente importante: la intención de recordar que debemos conservar nuestra lucidez en el siguiente sueño. Esta clarificación de intenciones resultó decisiva para aumentar de inmediato la frecuencia de mis sueños lúcidos. Una vez que descubrí que la memoria es la clave del sueño lúcido, la práctica y el perfeccionamiento metodológico me permitieron alcanzar mi objetivo: un método fiable para ayudamos a lograr la lucidez onírica.


La inducción mnemónica del sueño lúcido (MILD)


«Inducción mnemónica del sueño lúcido» (MILD, Mnemonic Induction of Lucid Dreams), se basa en algo tan poco complejo y esotérico como la aptitud para recordar las acciones que deseamos realizar en el futuro.

La verbalización que suelo utilizar para dar forma a mi esfuerzo intencional en esta dirección es: «Dentro de poco, cuando esté soñando, debo recordar que quiero darme cuenta de que estoy soñando». En esta práctica, el «cuándo» y el «qué» de la acción que pretendemos llevar a cabo deben ser claramente especificados.

Tal como explico a continuación, generalmente trato de generar este tipo de intención inmediatamente después de despertar de un período MOR o tras un período de plena vigilia. Es importante no limitarnos a recitar mecánicamente la frase sino que realmente debemos intentar tener un sueño lúcido. Resumamos ahora, paso a paso, el procedimiento a seguir:

1.- En la madrugada, cada vez que nos despertemos de un sueño, debemos tratar de recordarlo tantas veces como sea necesario.

2.- Luego, mientras permanecemos todavía en la cama, debemos repetirnos: «Dentro de un rato voy a tener un sueño y quiero recordar que estoy soñando».

3.- Visualizarnos regresando al sueño que acabamos de tener y vernos a nosotros mismos dándonos cuenta del hecho de que estamos soñando.

4.- Repetir los pasos 2 y 3 tantas veces como sea necesario.

Si todo va bien, en breve tiempo terminaremos descubriendo que somos conscientes de que estamos soñando.

El motivo de que, en el primer punto de este proceso, insistamos en la importancia de la «madrugada» para la aplicación de la técnica se debe a que este tipo de sueños tienden a ocurrir durante la última parte de la noche. Una vez que aprendí a utilizar este proceso de inducción mnemónica de la lucidez onírica, pude llegar a experimentar hasta cuatro sueños lúcidos en una misma noche y también parecía que podía ser capaz de lograr la misma lucidez todas las noches que me lo propusiera. La inducción mnemónica del sueño lúcido parece estar especialmente indicada para aquellas personas que se sienten altamente motivadas y desean recordar sus sueños.

Stephen LaBerge

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