sido por la fuente central del jardín, que, después de realizado el asesinato,
comenzó a echar
agua muerta y sangrienta.
La correspondencia entre el disimulado crimen de dentro del palacio y
la veta de agua rojiza
sobre la taza repodrida de verdosidades, dio toda la clave de lo sucedido.
Ramón Gómez de la Serna, Los muertos, las muertas y Otras fantasmagorías (1933)
PARA OÍR LE JARDIN FÉERIQUE DE RAVEL http://kdfmid.s3.amazonaws.com/midi/ravel_ma_mere_l_oye_5_%28c%29oguri.mid
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