Ociosa juventud
sometida a todo,
por delicadeza
he perdido mi vida.
Ay, que venga el tiempo
en que los corazones se enamoren.
Me dije: abandona,
y que no se te vea,
y sin la promesa
de más altos gozos.
Que nada interrumpa
el augusto retiro.
He tenido tanta paciencia
que para siempre olvido.
Temores y dolores
han subido al cielo.
Y la dañina sed
oscurece mis venas.
Así la Pradera
librada al olvido,
crecida, florecida
de incienso y cizañas
al zumbido feroz
de cien sucias moscas.
Ay, mil viudeces
de un alma tan pobre
que sólo tiene la imagen
de nuestra Señora.
¿Y acaso rezar
a la virgen María?
Ociosa juventud
sometida a todo,
por delicadeza
he perdido mi vida.
Ay, que venga el tiempo
en que los corazones se enamoren.
sometida a todo,
por delicadeza
he perdido mi vida.
Ay, que venga el tiempo
en que los corazones se enamoren.
Me dije: abandona,
y que no se te vea,
y sin la promesa
de más altos gozos.
Que nada interrumpa
el augusto retiro.
He tenido tanta paciencia
que para siempre olvido.
Temores y dolores
han subido al cielo.
Y la dañina sed
oscurece mis venas.
Así la Pradera
librada al olvido,
crecida, florecida
de incienso y cizañas
al zumbido feroz
de cien sucias moscas.
Ay, mil viudeces
de un alma tan pobre
que sólo tiene la imagen
de nuestra Señora.
¿Y acaso rezar
a la virgen María?
Ociosa juventud
sometida a todo,
por delicadeza
he perdido mi vida.
Ay, que venga el tiempo
en que los corazones se enamoren.
Rimbaud
No hay comentarios:
Publicar un comentario