Ah, la juventud
respira entre árboles
bañados por la luz
y el viento que acaricia su cara,
entra la juventud
por la ventana y se admira,
puro movimiento de sonidos
los coches y las gentes.
Mi alma, aún sin verla,
peinada de esta música
con suaves golpeteos que mezclan
los objetos en mi dulce comprensión.
Ah, la juventud
inexperta en el deseo,
temerosa, va como un pequeño ángel
entre bosques que su fuego los hace delirar.
La frescura que la invade
en claros verdes que el aire mueve,
pureza de una melodía
que el cuerpo hace sonar;
Habiendo despertado en mí,
de un sueño a otro,
el amor en mis manos ve la juventud,
yendo y viniendo una y otra vez,
la violeta ignorante de esta historia que no termina.
Oh Sonrisas
Oh Violínes
Busca la juventud quemarse
volando al cielo abierto y expandirse.
Busca placeres libertinos, piezas de bailes oscuros
que mueran el mismo día en soledades y viajes.
El agua ensangrentada donde nos bañamos
cae en cenizas la juventud,
el viento las arrastra a donde quiere
y en sus cabellos invisibles
se aligeran voces encarnadas del orígen.
Ellas matan todas las ilusiones la juventud.
Y la juventud me quema
entre los días y las noches.
Hay nada en la juventud.
Hay pasiones frescas que sostienen olas.
Y así, suspensas, puedo verte a ti
alma mía,
y me dices te amo y te digo
-llévame al sin fin del universo-
y tú quieres y yo quiero
y una noche entonces nos encontramos desnudos,
y nuestra unión se desbarata por travesuras que la luna
Ah, mi ser entonces se exhala
Oh Alma mía,
ven a buscarme otra vez,
disuelve este espacio
en un espacio más amplio
que se expanda sin fin.
Ven a darme en tu risa la inocencia de Dios,
que desde el primer día
ya te habías dado.
Ay, amor mío,
encanta la piel de la juventud,
impregna en la piel
a la juventud en nuestro acercamiento.
Ay, amor mío,
abre tu esfera para depositarme
y ser uno tú y yo.
Porque soy yo el que espera
la resurrección de los muertos,
porque soy yo la autoridad de esta creación
y la quiere devolver intacta
a los orígenes de su propia infancia,
donde los hornos sagrados
te hicieron a ti para mí
Donde ahora te dejas ir en la juventud
como un río ciego que sabe aún,
de las altas rocas que lo miran
ir a su destino de caricias y de besos,
donde te espera la juventud
mi amor.
Oh maravilla andante,
Oh musa divina,
dirígeme entonces,
llévame a donde quieras
que de poquito voy viendo
que tú eres el pasaje secreto
hacia mi océano de amor.
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