Sonido Fulgor

domingo, 18 de diciembre de 2011

Tu voz no se apaga




“Vamos a ver a la diva descalza”, me dijo una amiga. La cita fue en casa de la cantante peruana Tania Libertad. Corría el 2000, eran los tiempos de las elecciones federales que no nos daban respiro a quienes trabajábamos entonces en el gobierno del Distrito Federal.
Llegamos a la casa de Tania Libertad. Como buena anfitriona, nos dijo a la veintena de presentes en su hogar que nos preparáramos para escuchar a “la mejor voz que ha dado África en el siglo veinte”. Y no exageraba. La tensión de aquellas épocas se disipó cuando comenzamos a escuchar los acordes de unos violines, el saxofón y la guitarra acústica que acompañaban a una mujer-árbol que salió a cantar en la sala de melómanos inquietos.
Cesária Évora, una dama de rostro duro que se transformaba cuando sonreía y entonaba las “mornas” de Cabo Verde, electrizó a todos los presentes. Su voz no se parecía a la de nadie y, sin embargo, era como el viaje a una canción de cuna, de amor, de tristeza y melancolía, la famosa saudade que abraza en las costas de Lisboa y de su antigua colonia africana, Cabo Verde.
Évora tuvo un éxito rotundo en la Ciudad de México. Presentó uno de sus más famosos y mejores discos,Miss Perfumado. A sus poco más de 55 años, Cesária ya era una celebridad en París, donde el productor José de Silva le propuso grabar un disco titulado precisamente La Diva Descalza, en 1987.
Cesária venía de una larga batalla en contra del alcoholismo y la depresión, muy similar a la historia de Chavela Vargas, otra de las grandes divas de la bohemia transmilenaria. En 1975, tras la independencia de su país Cabo Verde frente a Portugal, la cantante que ya era famosa en los bares y en los circuitos culturales de su país, cayó en una fuerte depresión.
Diez años después, en 1985, salió de su aislamiento. Grabó en Lisboa y de ahí comenzó su internacionalización y su fama. Siempre descalza, siempre con sus vestidos hermosos de telas ligeras, Cesária Évora grabó con Caetano Veloso la canción Regresso y con el cubano Compay Segundo hizo uno de los mejores duetos de la historia bohemia.
San Vicente, en la distancia, siempre reconocerá a esta intérprete única que en 2004 ganó el Grammy al mejor álbum y en 2009 fue reconocida por Francia con el galardón de Caballero de la Legión de Honor.
Jenaro Villamil

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