I Entre veinte montañas nevadas Sólo se movía El ojo de un mirlo. II Tenía tres deseos Como un árbol En el que hay tres mirlos. III El mirlo que hacía cabriolas en el viento de otoño Era una pequeña parte de la pantomima. IV Un hombre y una mujer Son uno. Un hombre y una mujer y un mirlo Son uno. V No sé qué preferir, La belleza de las inflexiones O la belleza de las insinuaciones, El trino del mirlo O después. VI Los carámbanos llenaron la larga ventana Con vidrio bárbaro. La sombra del mirlo Lo cruzó, de un lado a otro. El humor Trazó en la sombra Una causa indescifrable. VII Oh, magros hombres de Haddam, ¿Por qué imaginan pájaros de oro? ¿No ven acaso cómo el mirlo Sigue los pasos De las mujeres que los rodean? VIII Yo sé nobles acentos Y lúcidos ritmos, inescapables; Pero también, sé, Que el mirlo forma parte De lo que yo sé. IX Cuando el mirlo se perdió de vista Señaló el límite de uno de muchos círculos. X A la vista de mirlos Volando en la luz verde, Aun el parloteo de la eufonía Gritaría agudamente. XI En una calesa de cristal Recorrió Connecticut. Una vez, lo traspasó un temor Cuando confundió Con los mirlos La sombra de su equipaje. XII Se mueve el río. Debe estar volando el mirlo. XIII Fue de noche toda la tarde. Estaba nevando E iba a nevar. El mirlo se posó En la rama del cedro. |
jueves, 15 de diciembre de 2011
Trece formas de mirar un mirlo (Wallace Stevens)
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