Sonido Fulgor

jueves, 22 de diciembre de 2011

El resplandor del fuego


fragmentos de "El collar de la paloma" (1022), de Ibn Hazm, traducidos por Emilio García Gómez.

Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.

20. De "Sobre la unión amorosa":

Alguien me preguntó mi edad,
al ver canas en mis sienes y en mis mejillas.
Le respondí: «-Sólo cuento que he vivido un momento
pensando justa y razonablemente.»
«- ¿Cómo es eso ? -me dijo-. Acláramelo.
Me has contado la más extraña de las nuevas.»
Yo le dije: «-A la que posee mi corazón
le di, un día, un beso, por sorpresa.
Por muchos años que viva, no pensaré
que he vivido, en realidad, más que aquel momentito.»

*

La imploré con súplicas que, si las hubiera dirigido a mi Señor,
absuelto hubiera sido mi pecado,
y si las hubiera dirigido a los leones del desierto,
estos hubieran dejado de dañar a nadie.
Por fin, tras su apartamiento, me consintió darle un beso
y excitó mi angustia que estaba acallada.
Soy como el que bebe agua para aplacar su sed,
y ahogándose al beber, se despeña en la tumba.

*

Exhalo amor de mí como el aliento,
y doy las riendas del alma a mis ojos enamorados.
Tengo un dueño que no cesa de huirme;
pero que, a veces y de improviso, se siente generoso.
Lo besé queriendo aliviarme;
pero la sequedad de mi corazón no hizo sino crecer.
Son mis entrañas como un seco herbazal
donde alguien arrojó un tizón ardiendo.


¡Vete en mal hora, perla de la China!
Me basta a mí con mi rubí de España.


Cuando se cimbrea al andar, parece
un ramo de narciso que se balancea en el jardín.
Diríase que sus zarcillos están en el corazón de su enamorado,
porque, cuando anda, en él repercuten el pinchazo y el tintineo.
Tiene el andar de la paloma, en el que no es censurable
la torpeza ni vituperable la lentitud!

*

Desearía rajar mi corazón con un cuchillo,
meterte dentro de él y luego volver a cerrar mi pecho,
para que estuvieras en él y no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.

*

¿Cómo he de censurar el alejamiento y tratarlo injustamente,
si el carácter de quien amo es todo alejamiento?
El amor hubiera bastado para ponerme en un aprieto.
¿Cómo estaré, pues, habiéndome reunido en mi alejamiento y amor?

 *

Una de las maravillas del tiempo,
que abruman a quien las oye y a quien las dice,
es que la montura desee al jinete,
que el interrogado se someta a quien pregunta,
que el cautivo domine al aprehensor,
que el muerto ataque al asesino.
Antes de ahora jamás oímos entre las gentes
que lo esperado se humillara ante el que espera.
¿Puedes explicarlo de otro modo
por la sumisión del participio pasivo al activo?

 *

La unión clandestina ocupa un lugar
a que no llega la unión posible y manifiesta.
Es un placer mezclado de precaución
como el andar por medio de las dunas.


Ríe el jardín mientras las nubes lloran,
como el amado cuando lo ve el afligido amante.

*

¡Cuántas vueltas di en torno del amor,
hasta caer en él, como la mariposa en la luz!

 *

Las incitaciones del amor llevan a la unión
como el viajero nocturno se guía por el resplandor del fuego.

*

Diome a beber segunda vez de la unión de mi dueño,
como se da a beber segunda vez al ansioso sediento.

*

Al contemplarla, no podrás detener tus ojos en un límite,
porque su belleza es siempre creciente e inagotable.

*

¿Hay quien pague el precio de sangre del asesinado por el amor?
¿Hay quien rescate al cautivo del amor?
¿O podrá acaso el destino hacerme retroceder hacia mi amada
como en aquel día que pasamos junto al río?
Lo pasé nadando y estaba sediento:
¡Qué maravilla uno que nada y tiene sed!
El amor, dueño mío, me dejó tan extenuado,
que no pueden verme los ojos de los que me visitan.
¿Cómo se las arregló el amor para llegar
a quien es invisible para todos?
El médico se ha aburrido de intentar curarme
y hasta mis émulos sienten piedad de mi dolencia.

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