Sonido Fulgor

jueves, 25 de junio de 2009

Diario del vivir (Emilio TM)

Está ahí en el el brillo de los ojos del muchacho, en la pelusita como de algodón de aquellas viandas, en las profecías de la niña rebelde, en cada atardecer, en cada segundo del mar.
No aceptes ninguna forma de esclavitud.
Da la vida y amarás.
Da la vida sin pensarlo porque sabes que al darla haces un poco más libre a este mundo tan incierto.
Y no recibas nada que no vaya a ser devuelto. Guardar mucho las cosas hace que se pierdan.
Y cuando te abran la puerta haz lo que sea necesario para cruzarla.
Entonces sabrás qué es morir.
Porque ir a lo otro implica morir para uno mismo.
Ir a lo otro y comenzar a conocernos no es diferente.
Entonces verás que eso está ahí volando en el aire, creciendo en la tierra, buscándote, llamándote, necesitándote como necesita un hombre que por la eternidad del misterioso amor por el que vive empieza tarde que temprano a desnudarse.
Así, sencillo y sin temor, así es como lo verás obrar.
Cada lágrima, cada latido, cada piedra tiene un sentido muy preciso. Pero sólo entonces lo verás, no antes, no después.
Ya cuando hayas salido por completo del ferrocarril de la miseria y no dejes de tener muy presente a quienes siguen dentro. La peor miseria es la ignorancia.
Ya cuando los relámpagos alumbren tu camino, y las flores se te abran porque sabes tocarlas, porque has comprendido cuál es la dulzura que te piden.
Ya cuando hayas visto que esa comprensión te ha sido dada y puedes seguir como los pájaros, sin saber quién eres, sin recompensa, sin mérito, sin decir tu nombre.
Ya cuando los cielos sean tu única espada y no sientas más vergüenza por ser quien eres.
Ya cuando no sientas la herida fría que nunca tuvo el corazón.
Aprende a distinguir entre tu voz y las voces que te fueron impuestas, escúchalas bien y obedece a la más clara.
Y lo más importante de todo, por nada del mundo dejes de tender una mano.
No dejes de ayudar ni siquiera al que creías tu enemigo.
Entonces dirás paz sin sentirte tan extraño.
Entonces contemplarás el vivir sin sentirte tan perdido.
Muere, pero no por martirio o suicidio, no por darle fin al cuerpo o a la mente.
Muere no por afán sino porque es la vida quien siempre está contigo.

La Habana, 20 de junio de 2009

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