¿Existe la música cinematográfica?
Yo creo que existen músicas que tienen una capacidad de generarnos imágenes internas, músicas que en compañía de imágenes potencian la imagen, que juntas generan una tercera cosa, una unidad que no es uno más uno, sino tres. La música “más cinematográfica” es la que tiene una narrativa distinta a las canciones o músicas de intro, estrofa, puente, estribillo. La música cinematográfica para una parte de la industria es solamente una orquesta de cuerdas, la típica fórmula actual. Pero yo creo que es algo mucho más profundo, algo que tiene la capacidad de tocar una fibra íntima desde muchos lugares, desde muchas sonoridades.
¿Crees que la música se carga de otro contenido al acompañar imágenes o que esas imágenes cobran otras dimensiones por la música?
Si definitivamente, es algo psicológico y algo alquímico. Hay una mecánica en todo, y el engranaje música y el engranaje sonido, forman un motor que tiene una función en otra estructura más grande. Se escucha de diferente manera con los ojos abiertos y con los ojos cerrados.
¿Hay “una forma” de hacer música para cine siempre a pedido?
Puede que algunas personas tengan “formas” o “fórmulas”, pero cuando uno tiene que ponerle la música a una película, es fundamental recordar aquello que “la forma es el contenido”. Uno tiene que generar un vínculo con el director, entender qué es lo que tiene en la cabeza, qué sonoridades esta buscando, sintiendo. Conocer su mundo musical, escuchar música con él, identificar patrones rítmicos, instrumentos que le gustan o no, estilos, funcionalidad de la música. Un director tiene su película en la cabeza durante años antes de terminarla, está buscando desesperadamente algo y muchas veces no sabe qué es, no sabe decirlo, no conoce el universo musical, no puede identificar si lo que le suena es un piano o una textura, si es una melodía o un acorde. Es un proceso de conocimiento largo, prueba y error, en algunos casos es hoyo en uno. Cuando uno ya trabajó con el director antes es más fácil, porque existe un vínculo. Se trabaja con una presión de tiempo y una presión de presupuesto. Hay que estar con la percepción a flor de piel más que nunca, una palabra, un gesto puede ser la llave que abra la puerta. Si existe una forma debería ser la paciencia, la confianza, el riesgo artístico.
¿Qué priorizas, que la armonía y las texturas ayuden a generar los climas, o a acompañar las imágenes con ritmo o melodía?
Lo que priorizo es la unidad, priorizo que música e imagen generen algo extra, priorizo la emoción, la sutileza, la búsqueda tímbrica, incorporar todos los elementos que conforman el universo musical en orden de responder al llamado de la imagen, de la palabra, del guión, de un ritmo de montaje, de un gesto. Priorizo entender qué quiere transmitir el director en esa escena donde él siente que necesita música, qué dice la escena en sí misma, tener un mapa de sensaciones, priorizo la búsqueda, utilizo ritmo, melodías, texturas, armonías. Todo es bienvenido.
¿Cómo consideras el nivel de la música para cine argentina, ahora que es internacionalmente reconocido el llamado “nuevo cine argentino”? ¿Hay una industria cuidada en ese sentido?
Te diría que hay muy buena voluntad de parte de la industria en el discurso, pero poco entendimiento en el presupuesto. Hay músicos súper buenos en el medio, gente que hace su música y cada tanto lo llaman para el cine, un tipo como Axel Krygier es un diamante. Amigos cono Ale Franov o el Mono Fontana, podrían hacer tres películas por año tranquilamente con el talento que tienen. ¡Pero la industria no sabe ni quiénes son! Creo que estamos en un momento en donde la música tiene que tener una valoración importante dentro del proyecto. La música es el hilo conductor de una historia, te ayuda muchísimo a contar el film, a transmitir emoción. Se fijan mucho en la fotografía, en el arte, y todavía no entienden que el sonido y la música ayudan mucho en el resultado final de una película. Hay cantidad de procesos técnicos que nunca se llegan a plantear porque ni los directores ni los productores saben que existen. En el proceso de hacer un disco se cuidan detalles que en el cine no y eso se nota. Los tiempos de grabación y mezcla son ínfimos, no existe trabajo de mastering. Se labura durante años en un film y cuando hay que darle la puntada final, la gente ya esta saturada y el último golpe de horno es fundamental, a veces te queman la torta ahí.
Tu opinión sobre la idea de música para cine conceptualmente, sin la industria ni las películas.
Creo que la música y el cine es uno de los matrimonios artísticos de nuestro tiempo. Siento que hay muchos films que el guion y la imagen te ponen en un lugar, pero que sin la música los sentimientos más puros y profundos, las emociones más primarias no afloran. Cuando uno ve un film de Fellini esta viendo la música de Nino Rotta, cuando Kubrick te pone a Ligeti te esta dando la posibilidad de experimentar una sensación única, que no existiría si sólo escucharas a Ligeti o vieras a Kubrick. Cuando el matrimonio artístico funciona, uno está en presencia de una música que no hubiera nacido si no existieran esas imágenes disparadoras. La película es la partitura.
De clubdeldisco.com
La película es la partitura.
ResponderEliminarLa película es el mundo.
El mundo es tu experiencia.
Tu experiencia es la película.
La película es la partitura.