Sonido Fulgor

martes, 13 de abril de 2010

El proceso de individuación (M.L. von Franz)


EL PROCESO DE INDIVUACION

Si observamos nuestros sueños veremos que ciertos contenidos emergen, desaparecen y vuelven otra vez y si los seguimos a lo largo de los años, veremos que cambian lenta pero perceptiblemente. Estos cambios pueden acelerarse si la actitud consciente del soñante está incluida por una interpretación adecuada de los sueños y sus contenidos simbólicos. Se puede percibir en ellos una especie de regulación oculta del desarrollo psíquico. Se trata del proceso de individuación.

El centro organizador desde el cual emana el efecto regulador parece ser una especie de "átomo nuclear" de nuestro sistema psíquico. Jung llamó a ese centro el "sí-mismo" y lo describió como la totalidad de la psique, para distinguirlo del ego, que constituye sólo una pequeña parte de la totalidad de la psique.

A lo largo de las edades los hombres se daban cuenta instintivamente de la existencia de tal centro interior. Los griegos lo llamaron daimon; en Egipto se expresaba con el concepto alma-ba; y los romanos lo veneraban como genius innato. En las sociedades más primitivas solía creerse que era un espíritu tutelar encarnado en un animal.

Este centro interior se mantiene en forma excepcionalmente pura e intacta entre los indios naskapi, habitantes de los bosques de la península de Labrador. Estas gentes sencillas se dedican a la caza y viven en grupos familiares aislados, tan alejados unos de otros que no han podido desarrollar costumbres religiosas colectivas. En su soledad vitalicia, el cazador naskapi tiene que confiar en sus propias voces interiores y revelaciones inconscientes. En su concepto básico de la vida, el alma humana es simplemente un compañero interior al que llama "mi amigo" o mista'peo que significa "gran hombre". Mista'peo reside en el corazón y es inmortal; en el momento de la muerte o poco antes, deja al individuo y luego reencarna en otro ser.

Los naskapi ponen atención a sus sueños y tratan de encontrar su significado. El Gran Hombre favorece a tales personas y les envía mejores sueños. la máxima obligación de un naskapi es seguir sus instrucciones y luego dar a su contenido forma permanente por medio del arte. La generosidad y el amor al prójimo y a los animales le atrae y le da vida. La mentira y la deslealtad lo aleja. Los sueños dan a los naskapi plena capacidad para encontrar su camino en la vida.

El "sí-mismo" puede definirse como un factor de guía interior que es distinto de la personalidad consciente. Es el centro regulador que proporciona una extensión y maduración constante a la personalidad. Puede emerger muy débilmente o puede desarrollarse con una totalidad. Hasta dónde se desarrolla depende de si el ego está dispuesto o no a escuchar el mensaje del "sí-mismo". El innato Gran Hombre se hace más real en una persona receptiva que en quienes lo desdeñan. Tal persona también se convierte en un ser humano más completo. El ego no ha sido producido por la naturaleza para seguir ilimitadamente sus propios impulsos, sino para ayudar a que se realice la totalidad de la psique. Es el ego el que proporciona luz a todo el sistema, permitiéndole convertirse en consciente, y por tanto, realizarse. La realización de la unicidad del hombre individual es la meta del proceso de individuación.

A veces notamos que el inconsciente lleva la dirección con un designio secreto. Es como si estuviese contemplándonos, que nos da su opinión sobre nosotros a través de los sueños. Pero este aspecto creativamente activo del núcleo psíquico puede entrar en juego sólo cuando el ego trata de alcanzar una forma de existencia más profunda y más básica. El ego tiene que ser capaz de estudiar atentamente y entregarse. La gente que vive en culturas más firmemente enraizadas que la nuestra, tienen menos dificultad en comprender que es necesario prescindir de la actitud utilitaria de los proyectos conscientes con el fin de dejar paso al desarrollo interno de la personalidad.

Cada uno de nosotros tiene una tarea única de autorrealización, cada persona tiene que hacer algo diferente, algo que es únicamente suyo.





2. Primer acercamiento al inconsciente

El proceso de individuación efectivo empieza generalmente con una herida de la personalidad y el sufrimiento que la acompaña. Esta conmoción inicial llega a una especie de llamada, aunque no siempre se la reconoce como tal. El encuentro inicial con el "sí-mismo" proyecta una oscura sombra hacia el tiempo venidero. Sea lo que sea, la cosa que puede alejar el mal es siempre única, un talismán mágico, difícil de encontrar. Sólo hay una cosa que parece servir, y es dirigirse directamente, y sin prejuicio hacia la oscuridad que avanza y tratar de encontrar cuál es la finalidad secreta y qué nos exige.

El propósito oculto de la inminente oscuridad generalmente es tan inusitado que sólo se puede encontrar por medio de los sueños y fantasías surgidas del inconsciente. Si dirigimos la atención al inconsciente, con frecuencia se abre camino mediante un torrente de imágenes simbólicas. A veces, ofrece primero una serie de comprobaciones de lo que está mal en nosotros. Luego hay que comenzar el proceso aceptando toda clase de verdades amargas.

3. Percepción de la sombra

Por medio de los sueños podemos entrar en conocimiento de los aspectos de nuestra personalidad, que por diversas razones hemos preferido no contemplar muy de cerca: la percepción de la sombra.

La sombra no es el total de la personalidad inconsciente. representa cualidades y atributos desconocidos o pocos conocidos del ego. Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta de cualidades e impulsos que niega de sí mismo.

Sucede con frecuencia que las cualidades de la niñez de una persona, por ejemplo, la alegría, desaparezcan repentinamente y no sepamos dónde o cómo se fueron. Son esas características perdidas para el soñante las que tratarán de volver del patio trasero de la psique. Esta idea esta asociada con la aparición en los sueños de pasadizos extraños, cámaras y salidas sin cerrar que recuerdan la antigua representación egipcia del mundo infernal, que es un símbolo muy conocido de representación del inconsciente con sus posibilidades desconocidas. Representa la desdeñada capacidad del soñante para gozar de la vida y el lado extravertido de su sombra.

La sombra generalmente contiene valores necesitados por la conciencia, pero que existen en una forma que hace difícil integrarlas en nuestra vida y que la sombra se convierta en nuestro amigo o nuestro enemigo depende en gran parte de nosotros mismos. La sombra se hace hostil sólo cuando es desdeñada o mal comprendida. Cualquier forma que tome, la función de la sombra es representar el lado opuesto del ego.

A veces, la sombra es poderosa, porque la incitación del "sí-mismo" señala en la misma dirección y, así, no se puede saber si es el "sí-mismo" o bien la sombra quien está detrás del impulso interior. Desgraciadamente, en el inconsciente todos los contenidos son borrosos y se funden unos con otros y nunca se puede saber exactamente qué es o dónde está cada cosa o dónde empieza. Con frecuencia, todo lo que es desconocido para el ego se mezcla con la sombra, incluso las fuerzas más valiosas y elevadas. Cuando el sueño no aclara las cosas, la personalidad consciente tendrá que decidir.




Se requiere mucho valor para tomar en serio el inconsciente y ocuparse de los problemas que plantea. La mayoría de las personas son demasiado indolentes para pensar con profundidad aun en esos aspectos morales de su conducta de la cual son conscientes; son demasiado perezosas para considerar cómo el inconsciente les afecta.
El ánima es una personificación de todas las tendencias psicológicas femeninas en la psique de un hombre, tales como vagos sentimientos y estados de humor, sospechas proféticas, captación de lo irracional, capacidad para el amor, sensibilidad para la naturaleza y su relación con el inconsciente. No es una pura casualidad el que en los tiempos antiguos se emplearan sacerdotisas para interpretar la voluntad divina y para establecer comunicación con los dioses.

Un ejemplo especialmente claro de cómo el ánima se experimenta como una figura interior en la psique del hombre se halla en los sanadores y chamanes que encontramos entre los esquimales y otras tribus árticas. Algunos de éstos incluso llevan ropas de mujer o llevan pintados en su vestimenta pechos femeninos con el fin de manifestar su lado femenino, el lado que les capacita para ponerse en relación con la tierra de los fantasmas, es decir, lo que nosotros llamaríamos el inconsciente.

En su manifestación individual, el carácter del ánima de un hombre, por regla general, adopta la forma de la madre. Si comprende que su madre tuvo una influencia negativa sobre él, su ánima se expresará con frecuencia en formas irritables, deprimidas, con incertidumbre, inseguridad y susceptibilidad. En situaciones extremas, el ánima puede conducir al hombre al suicidio, en tal caso el ánima se convierte en un demonio de la muerte. En tal papel aparece en la película de Cocteau Orfeo.

El francés llama a esta figura del ánima una femme fatale. Versiones más moderadas aparecen el ánima sombría personificada en la Reina de la Noche en La Flauta Mágica de Mozart. Las sirenas griegas o lasLorelei germanas también personifican esta aspecto peligroso del ánima.




El siguiente cuento siberiano es un ejemplo:

"Un día, un cazador solitario vio una hermosa mujer saliendo de un profundo bosque, al otro lado del río. Ella le saludó con la mano y canto:
¡Oh, ven, cazador solitario en la calma del anochecer!
¡Ven, ven! Te echo de menos, te echo de menos.
Ahora te besaré, te besaré.
¡Ven, ven!, mi nido está cerca, mi nido está cerca.
¡Ven, ven!, cazador solitario, ahora en la calma del anochecer
El se quitó la ropa y cruzó el río a nado pero, de repente, ella voló en forma de búho riendo y mofándose de él. Cuando trato de cruzar otra vez el río para recuperar su ropa, se hundió en el agua fría"

En este cuento, el ánima simboliza un irreal sueño de amor, felicidad y calor maternal, su nido, un sueño que atrae a los hombres alejándoles de la realidad. El ánima puede ser tan fría y desconsiderada como muchos aspectos misteriosos de la propia naturaleza.

Una manifestación aún más sutil del ánima negativa aparece en ciertos cuentos de hadas en la forma de una princesa que dice a sus pretendientes que le respondan a una serie de acertijos. El ánima en este aspecto envuelve a los hombres en un destructivo juego intelectual. Esos diálogos neuróticos seudointelectuales inhiben al hombre de entrar en contacto directo con la vida. Reflexiona tanto sobre la vida que no puede vivirla y pierde toda su espontaneidad.

Las manifestaciones más frecuentes del ánima toman la forma de fantasías eróticas. Los hombres pueden ser llevados a nutrir sus fantasías viendo películas o soñando despiertos con materiales pornográficos. Éste es un aspecto crudo y primitivo del ánima que se convierte en forzoso sólo cuando un hombre no cultiva sus relaciones sentimentales.




Es la presencia del ánima la que hace que un hombre se enamore de repente cuando ve a una mujer por primera vez. El hombre tendrá la impresión de haber conocido a esa mujer desde siempre. Las mujeres que son "como hadas" atraen especialmente tales proyecciones del ánima porque los hombres pueden atribuir casi todo a una criatura que es tan fascinantemente indefinida y , por tanto, pueden continuar fantaseando en torno a ella.

Pero el ánima también tiene aspectos positivos. Ella es la causante, por ejemplo, del hecho de que un hombre sea capaz de encontrar a su cónyuge adecuada o, en otros casos, abrirle el camino hacia profundidades interiores más hondas. Al establecer esta recepción, el ánima adopta el papel de guía, o mediadora, ése es el papel de Beatrice en el Paraíso de Dante, y también el de la diosa Isis cuando se le aparece en un sueño a Apuleyo, el famoso autor de El Asno de Oro, con el fin de iniciarle en una vida más elevada y más espiritual.

Existen cuatro etapas en el desarrollo del ánima: la figura de Eva simboliza la primera etapa, la cual representa relaciones puramente instintivas y biológicas. La segunda puede verse en la Helena de Fausto: ella personifica un nivel romántico y estético que , no obstante, aun está caracterizado por elementos sexuales. La tercera está representada, por ejemplo, por la Virgen María, una figura que eleva el amor - eros - a alturas de devoción espiritual. El cuarto tipo lo simboliza la Sapiencia, transciende lo más santo y lo más puro. En el desarrollo psíquico del hombre moderno, raramente se alcanza esta etapa.



Pero, ¿qué significa en la práctica el papel del ánima como guía interior del hombre? esta función positiva se produce cuando un hombre toma en serio los sentimientos, esperanzas y fantasías enviadas por su ánima y cuando los fija de alguna forma; por ejemplo, por escrito, en pintura, escultura, composición musical o danza. Cuando trabaja en eso paciente y lentamente, va surgiendo otro material inconsciente más profundo salido de las honduras y conectada con materiales anteriores. Después de que una fantasía ha sido plasmada de alguna forma, debe examinarse intelectual y estéticamente con una reacción valorizadora del sentimiento. Si esto se realiza con devota atención, el proceso de individuación se va haciendo paulatinamente la única realidad y puede desplegarse en su forma verdadera.

"Soy la flor del campo y el lirio del valle. Soy la madre del buen amor y del miedo y del saber y de la santa esperanza... Soy la mediadora de los elementos; convierto lo caliente en frío y viceversa, y lo que es áspero lo suavizo... Soy la ley del sacerdote y la palabra en el profeta y el consejo en el sabio. Mataré y daré vida y no hay nadie que pueda librarse de mi mano"

Fausto. Goethe.





5. El ánimus: el hombre interior

La personificación masculina en el inconsciente de la mujer, el ánimus, no aparece con tanta frecuencia en forma de fantasía erótica; es más apto para tomar forma de convicción "sagrada" oculta. Cuando tal convicción es predicada en voz fuerte se reconoce fácilmente la masculinidad subyacente.Aun en una mujer exteriormente muy femenina, el ánimus puede ser también una fuerza dura e inexorable.

Uno de los temas favoritos que el ánimus repite incesantemente en la meditaciones de las mujeres viene a ser así. "La única cosa que yo deseo en el mundo es amor... y él no me ama" o "En esta situación sólo hay dos posibilidades... y las dos son igual de malas". El ánimus jamás cree en excepciones. Raramente se puede contradecir la opinión del ánimus.

El ánimus está básicamente influido por el padre de la mujer. El padre dota el ánimus de su hija con el matiz especial de convicciones indiscutibles, convicciones que jamás incluyen la realidad personal de la propia mujer tal como es realmente. Esa es la causa de que, algunas veces, el ánimus sea, como el ánima, un demonio de muerte. Por ejemplo, en un cuento gitano, un apuesto extranjero es recibido por una mujer solitaria a pesar de que ella tuvo un sueño que le advertía que él era el rey de la muerte. Después de haber estado con ella algún tiempo, ella le instó a que le dijera quién era realmente. La mujer insiste y él le revela de repente que es la propia muerte. La mujer muere inmediatamente de miedo.




Considerado mitológicamente, el apuesto extranjero es probablemente una imagen del padre que aparece como rey de la muerte. Pero psicológicamente representa una forma particular del ánimus que atrae a las mujeres alejándolas de todas las relaciones humanas y, en especial, de todos los contactos con hombres auténticos. Personifica al capullo de seda de los pensamientos soñadores, llenos de deseos y de juicios acerca de cómo "deberían ser" las cosas, y separan a la mujer de la realidad de la vida.

El ánimus negativo no aparece sólo como un demonio de la muerte. En los mitos y en los cuentos de hadas desempeña el papel de ladrón y asesino. Un ejemplo es Barba Azul, que mataba secretamente a todas sus mujeres en una cámara oculta. En esta forma, el ánimus personifica todas las reflexiones semiconscientes, frías y destructivas que invaden a una mujer en las horas de la madrugada cuando no ha conseguido realizar cierta obligación sentimental. Entonces, pensamientos calculadores, llenos de malicia e intriga, la llevan a un estado que es capaz de desear la muerte de otros.




Alimentando secretas intenciones destructivas, una mujer puede conducir a su marido, y una madre a sus hijos, a enfermedades, accidentes o, incluso, a la muerte. O puede decidir que sus hijos no lleguen a casarse: una forma de mal, profundamente escondida, que raramente sube a superficie de la mente consciente de la madre. Una anciana simple nos dijo una vez, mientras nos enseñaba un retrato de su hijo, ahogado a los veintisiete años: "Lo prefiero así; es mejor que dárselo a otra mujer".

A veces una extraña pasividad y la paralización de todo sentimiento o una profunda inseguridad que puede conducir casi a una sensación de nulidad pueden ser el resultado de la opinión de un ánimus inconsciente. Desgraciadamente, siempre que una de esas personificaciones del inconsciente se apodera de nuestras mentes, parece como si tuviésemos tales pensamientos y sentimientos. Sólo después de haber cesado la posesión, se comprueba con horror que hemos dicho y hecho cosas diametralmente opuestas a nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos.

Al igual que el ánima, el ánimus, también tiene un lado muy positivo y valioso; también puede construir un puente hacia el "si-mismo" mediante su actividad creadora. Si obedece los impulsos del ánimus en este sentido, el ánimo destructivo y atormentador se transformará en una actividad creadora y plena de significado.

La atención consciente que una mujer tiene que conceder al problema de su ánimus probablemente requiere mucho tiempo y acarrea infinidad de sufrimientos. Pero si ella se da cuenta de quién y qué es su ánimus y qué hace con ella, y si ella se enfrenta con esas realidades en vez de dejarse poseer, su ánimus puede convertirse en un compañero interior inapreciable que la dota con las cualidades masculinas de iniciativa, arrojo, objetividad y sabiduría espiritual.

El ánimus muestra también cuatro etapas de desarrollo. En la primera etapa, aparece como una personificación de mero poder físico. En la segunda etapa, posee iniciativa y capacidad para planear la acción. En la tercera, el ánimus se transforma en la palabra, apareciendo con frecuencia como profesor o sacerdote. Finalmente, en una cuarta manifestación, el ánimus es la encarnación delsignificado. En este elevado nivel, se convierte en mediador de la experiencia religiosa por la cual la vida adquiere un nuevo significado. Da a la mujer firmeza espiritual, un invisible apoyo interior que la compensa de su blandura exterior. En su forma más desarrollada, el ánimus conecta, la mente de la mujer con la evolución espiritual de su tiempo y puede hacerla más receptiva que a un hombre a las nuevas ideas creadoras.




La mujer tiene que encontrar el atrevimiento y la interior amplitud mental para dudar de la santidad de sus convicciones. Sólo entonces será capaz de aceptar las sugerencias del inconsciente, en especial cuando contradicen las opiniones de su ánimus. Sólo entonces llegarán hasta ella las manifestaciones de su "si-misma" y podrá entender conscientemente su significado.

6. El "sí-mismo": Símbolos de totalidad

Si una persona ha forcejeado seriamente y el tiempo suficiente con el problema del ánima o del ánimus hasta que ya no se sienta parcialmente identificado con él, el inconsciente cambia otra vez su carácter dominante y aparece en una nueva forma simbólica que representa al "sí-mismo", el núcleo más intimo de la psique. En los sueños de una mujer este centro está generalmente personificado como una figura femenina superior: sacerdotisa, madre tierra o diosa de la naturaleza o del amor.


En el caso del hombre, se manifiesta como iniciador y guardián, anciano sabio, espíritu de la naturaleza, etc...


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