Sonido Fulgor

martes, 4 de mayo de 2010

Audiorama: donde el valor de arte no está en lo económico sino en su circulación.










"En general, el eje del debate es el siguiente: ¿la piratería es un delito penal que se produce únicamente cuando la descarga y copia de canciones se efectúa con ánimo de lucro? ¿O la descarga de música para uso personal y sin ánimo de lucro es también un delito? Es decir, ¿puede considerarse “piratería en línea” el hecho de escuchar, bajar e intercambiar en Internet canciones y letras de canciones sin autorización y sin compensación a los artistas? Pero el punto es que, más allá de las cuestiones ideológicas, el verdadero trasfondo de esta discusión no refiere a la cuestión legal sino que atañe directamente al funcionamiento de la industria discográfica y sus consecuencias en términos del costo de los discos y productos musicales. El caso español ofrece, en este sentido, una excelente radiografía del asunto
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En España, todos coinciden en que la cultura es un bien que se debe proteger (88,5%), que las copias no autorizadas obstaculizan su desarrollo (62,5%), y que es necesaria una ley que proteja a los autores y sus obras (74,3%). Sin embargo, la gran mayoría opina también que los productos culturales deberían ser más baratos (90%), que la culpa de su precio es el exceso de intermediarios (discográficas, distribuidores, representantes) entre las obras y el público (89%), y que la mejor forma de acabar con la piratería es abaratar los bienes culturales (42%). Esto quiere decir, en otras palabras, que la “piratería en línea” no es tanto un problema ético sino una cuestión de precios: la gente usa Internet porque les permite acceder a bienes culturales que son demasiado caros.

Lo paradójico es que el factor que explica estos costos no es otro que el margen de ganancia de las compañías discográficas. Es decir, que el quid del problema en torno los derechos de autor en Internet no refiere a los autores ni a los consumidores, sino que atañe exclusivamente a la industria de la música y sus formas de funcionamiento. Para tener una idea de la dimensión de esta paradoja vale la pena repasar los datos existentes. Según la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), el reparto de un disco original en cualquier tienda de España por un valor de 15€ (precio medio habitual de un CD), sería el siguiente: un 9,4% corresponde a los autores (lo que equivale a 1,42 euros); un 13% del disco corresponde al distribuidor (2 euros); el 16% corresponden a los ingresos de hacienda a través del IVA (2,4 euros); el 26% es el beneficio de la tienda (un total de 4 euros); y los ingresos de la compañía discográfica alcanzan el 34,6% (supone 5,19 euros por disco). Por lo que el problema central detrás de toda esta problemática no es el medio de distribución ni el sistema legal de protección de los derechos sino la estructura misma de la industria de la música. Que debe adaptarse a un nuevo medio de comunicación interactivo y colaborativo y a un nuevo perfil de consumidores que quiere evitar los altos costos de los intermediarios".





"No se puede vender: El producto artístico ha pasado a tomar dominio público. La tendencia es que inclusive tiendas como iTunes dejarán de tener sentido.

Si bien Internet elimina en gran parte la mediación, la gran mayoría de los usuarios de P2P tampoco le pagaría directamente 1,42 euros al autor de un CD. El Copyright ha deja de tener sentido y ha pasado a ser tan rdículo como tratar de patentar un firmware, en el ámbito de los dispositivos electrónicos.

El artista deberá cambiar de postura, aumentar sus presentaciones.


Cuando en 15 años no haya más reservas petroleras de fácil extracción, la industria de los plásticos entrará en profunda crisis (entre otras crisis más profundas que ello desatará), pero unos años antes de esas fechas, desaparecerán los formatos físicos y todo estará en Internet. Con ese panorama y con el rechazo generalizado al DRM, es obvio que la mayoría de las expresiones que se podrán “facturar y cobrar” serán las representaciones en vivo.

Esto último me recuerda, que volveremos a las épocas previas al 1800 donde un Wolfgang Amadeus Mozart niño, quien explotado por su padre Leopold recorría todas las cortes de Europa recaudando dinero para alimentar la insaciable avaricia de su padre. Es que la única forma de percibir el arte, era en vivo. En el futuro esto también ocurrirá.

No quisiera dejar de contribuir a tu posteo con un detalle fundamental: Los consumidores han rechazado el aumento de fidelidad y calidad ofrecidas por los SACD (Super Audio CD) y los DVD Audio. ¿El culpable?. El formato mp3. ¿Porqué?. Porque es práctico, cómodo, barato y lo fundamental: Es lo suficientemente fiel como para agradar a una mayoría consumidora que no necesita nuevas tecnologías ni mayor definición de audio.

El mp3 ganó los autos, los otros formatos no. El mp3 ahorra espacio y aumenta la cantidad de material disponible en relación a la capacidad de almacenamiento de los otros formatos, etc, etc, etc.

Algo debe cambiar, pero este cambio implica que la industria deberá resignar millones de euros/dolares/pesos/yenes. Está claro que no quieren y resistirán, pero el negocio se acabó.

Se-a-ca-bó".




"Gary Hall replanteó el dispositivo universitario desde uno de sus pilares de autoridad: el libro. Al proponer otra forma de circulación y diseminación del conocimiento, desestabiliza la noción del libro y produce un replanteamiento de la jerarquía que mantiene a la Universidad como un monopolio. Desde su práctica artística, Amorales desestabiliza el dispositivo del copyright y la autoría proponiendo que no existe el origen de una imagen y sólo hay circulación de significantes. Simultáneamente, Carlos Amorales en su ejercicio con la calcomanía de un ave que fotografía, “echa a volar” una imagen, la que le es arrebatada por la piratería y se adueña nuevamente de ella con medios legales para reiniciar su circulación. Amorales permite pensar en la propiedad como don, con los cuestionamientos que ello implica a la legalidad. La propuesta de Jiménez aborda el dispositivo económico y el artístico pues desborda la noción de valor en ambos. Estos dispositivos comparten un vínculo: los intermediarios. Al cuestionar la noción de intermediarios se rompe un vínculo entre economía y arte que permite pensar en un nuevo dispositivo donde el valor de arte no está en lo económico sino en su circulación". 

Roberto Francisco Pérez: El dispositivo en Deleuze 



“Debería haber un gran almacén de arte en el mundo al que el artista pudiera llevar sus obras y desde el cual el mundo pudiera tomar lo que necesitara”

Beethoven







Audiorama: de Presley a Cage







2 comentarios:

  1. Anónimo5.5.10

    no puedo leer los subrayados en rosa por más que lo intento...

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  2. Buahaha. Ahí está el secreto escondido.

    Seleccione con el cursor el texto como si fuera a hacer un cut & paste y todo se vuelve claro.

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