domingo, 29 de noviembre de 2009
¿Qué conceptos trajiste para el postre? (Carlos Monsiváis)
Respondió como de rayo: “Con la idea de no bostezar”, y notó que había contestado bien porque todos sonrieron, y de allí en adelante el acto le pareció muy cool, porque ahora sí ya conocía lo que era una idea, de esas que vienen de abajo hacia arriba y no al revés, cuando el azote del micrófono, así le dijeron, los interrogó: “¿Traen ganas de un chapuzón en la mente?”. Respondió sin brío pero sin levantarse e irse tampoco: “Chance que sí”.
En el transcurso del foro agarró la onda: el pensar que estás pensando es cosa que sirve a las personas no sólo un día sino toda la vida, porque, por ejemplo, si haces un viaje largo y te aburres, te dices a ti mismo: “¿Y qué idea trajiste para entretenerte en el viaje?”. Y te respondes, así nomás: “Ahora me traje unas mentalizaciones bien chidas, bien cool, sobre las diferencias entre la vida y la muerte, y también, por si se me agotan rápido, me traje una supercraneada sobre las distancias que hay entre el fracaso y el éxito”.
Y el rollo de “¿Qué onda con las ideas?” comenzó a circular fuerte en su grupo de amigos, y uno que parecía hastiado de la vida se lanzó con una sugerencia padrísima: “No, sí, la cosa está del carajo pero mis padres decían siempre que no hay cosa que no esté del carajo, y que el chiste del carajo es que se aparece en todas las cosas, y que cuando estás en un sitio y la cosa no está del carajo es que te distrajiste, así que lo mejor es aceptar que las cosas están así, porque si fueran diferentes a lo mejor ya no estaban del carajo y como que se perdía la identidad, y ya se sabe que uno sin identidad pues como que no, digo, o qué onda”. ¡Qué buena rola!
Y una chava que había sido su novia y que a él le parecía el hemiciclo del tedio emitió una reflexión que resultó una gran idea, apta para las memorias agradecidas: “Lo clásico es la vida frente al espejo, que es lo que a fin de cuentas cuenta, y lo que hace que una mujer se vea bien arreglada es el esfuerzo porque no la sorprenda el día siguiente igualita al día anterior. Yo les digo a mis amigas: ‘Cámbiate el look para que no crean que siempre eres la misma’. La mujer mexicana se ha preocupado mucho por cada día ser mejor en el aspecto laboral y en lo familiar, y si no consigue trabajo siempre se consigue una buena familia. Nos distinguen nuestros valores y nuestros atractivos físicos, y me temo mucho que la que no es guapa no es mexicana”. ¡Eso sí que era pensar!
* * *
Pronto no hubo quien no le entrara al chapuzón en la mente, y se dieron iniciativas padrísimas como la fiesta conceptual, con el titulazo: “¿Qué ropa te llevarás a la realidad virtual?”, donde los asistentes pretendían no verse y nada más se quedaban fijos ante las computadoras y luego se levantaban y exhibían su actitud de elegancia al natural, que demostraba que la mejor ropa es la que uno se imagina, y entre los conceptuosos de la universidad privada, donde más misas se escuchan de las dos a las tres de la tarde, se afirmó que es una gran idea andar desnudo con sólo una hoja de chips cubriendo la frontalidad voluntariosa (el que no sepa lo que quiere decir esto es que ha vivido atenido al vejestorio de la hoja de parra).
* * *
Y una idea muy padre, que él reconoce que está diatiro llégale, es el juego de la democratización universal. Se organiza una party y cada quien tiene que llevar una cámara fotográfica o una video recorder, que también valen como fuentes de ideas, y la mitad durante una hora la hace de celebridad y la otra mitad de paparazzi que toman fotos o graban desesperadamente (no se necesitan rollos, basta la actitud).
La siguiente hora los paparazzi se vuelven celebridades y también todos se toman muy en serio, porque ya llegó el tiempo de reconocer que todos tenemos derecho al anonimato durante 15 minutos en la vida, y el resto del tiempo somos celebridades. ¿Por qué, qué significa ser una celebridad? A estas alturas de la masificación, que todo el mundo que te conoce sepa que te conoce e incluso recuerde tu nombre, y esa es la mejor idea de todas: como en el fondo ya se sabe que no hay desconocidos, pues aceptemos que todos somos celebridades. Lo importante de la idea de ser una celebridad es andar con un bolígrafo a la mano como para firmar autógrafos, o saludar con aspavientos a los cuates que no conoces pero que te responden con igual entusiasmo porque, viéndolo bien, ¿a cuántas personas se conoce realmente a lo largo de la vida?
Lo del juego de las celebridades universales ha tenido un éxito extraordinario, tanto que ya en determinadas colonias, Lomas Altas, Bosques de las Lomas, Pedregal de las Afueras, NezaYork y Ecatepec El Bajo, todos quieren reuniones para entrarle al role. Ya basta del elitismo de las celebridades de antes, que no querían que se les viera fuera de las fotos o las grabaciones. El mundo se ha hinchado tanto de gente que ya es notorio que los presumidos de la puerta estrecha carecen de ideas, y sin ideas ni caso vivir. Una idea es como el viento fresco en las noches de invierno, como una pregunta inesperada en la entrevista. Una celebridad se distingue porque es poseedora certificada de una idea y el que tiene una idea que la cuide, que la cuide. ¿Qué sintió Newton cuando le cayó la manzana y de pronto se dio cuenta de lo relativo que es el dolor? Sintió una idea y gracias a eso llegó a la inmortalidad. ¿Qué sintió Napoleón cuando dijo “Soldados, desde lo alto de estas pirámides 40 siglos os contemplan”? Sintió que había inventado la mercadotecnia y por eso ya no le importó tanto el destierro en una isla porque eso también era una idea.
¿Y qué idea más chipocluda, como se decía antes de mucho antes, que la idea de ser una celebridad porque así se tiene una sicología de calidad?
sábado, 28 de noviembre de 2009
viernes, 27 de noviembre de 2009
Luz y color. por Lorenzo Davalos
luminosidad del Sol: Reverón, Monet, Huxley
Searle: It’s invigorating. It’s like… taking a shower in light. You lose yourself in it.Corazón: Like a floatation tank?Searle: Actually, no. More like… In psych tests on deep space, I ran a number of sensory deprivation trials, tested in total darkness, on floatation tanks – and the point about darkness is, you float in it. You and the darkness are distinct from each other because darkness is an absence of something, it’s a vacuum. But total light envelops you. It becomes you. It’s very strange… I recommend it.Mace: What’s strange, Searle, is that you’re the psych officer on this ship and I’m clearly a lot saner than you are.Sunshine (2007)La luz es condición necesaria del color. Metafóricamente, es la madre de los colores. Lo es en el arcoiris, que es un fenómeno físico de descomposición de la luz blanca (al pasar a través de un prisma) en los colores que la constituyen. Lo es también fisiológicamente a causa de que el mecanismo biológico que nos permite ver en la oscuridad depende de un pigmento, la rodopsina que se encuentra localizada en los bastones, en la retina, que no es sensible a colores. Si careciéramos de conos, y en consecuencia de los pigmentos que hay en ellos, veríamos el mundo monocromáticamente, en tonos de grises. En la medida en que sube la intensidad lumínica (que se mide en lúmenes), la visión pasa de los bastones a los conos y de este modo podemos comenzar a percibir los colores. Sin embargo, si la intensidad lumínica se sigue incrementando más allá de cierto nivel los colores empiezan a palidecer y todo el campo visual se va aclarando hasta quedar totalmente blanco. En este momento, la extrema intensidad lumínica habrá decolorado y, en cierto modo, también se tendrá la impresión de que ha desmaterializado, la realidad que se distingue en el campo visual. En condiciones de luminosidad máxima, los pigmentos de la retina se saturan y uno se encandila; si la luz es aún más intensa, la retina se daña y el observador puede quedar ciego temporal o permanentemente. Sin duda alguna la genialidad de un maestro como el venezolano Armando Reverón fue hallar ese punto (que el fallecido crítico e historiador de arte Juan Carlos Palenzuela piensa que ocurrió hacia 1926) en que el color se reduce significativamente y lo que se destaca es “una esencia de concepto, una primacía de la luz, y un vacío de la representación que lo hace absolutamente diferente”. Fue la luz del litoral lo que, a juicio de Palenzuela, creó ese punto de inflexión determinante en la pintura de Reverón. “Esa luz que no deja ver y que, sin embargo, apenas permite percibir los elementos, transforma su paleta, su trazo, su dimensión del volumen. Los espacios vibrantes de luz modifican la armonía de las cosas. Otra idea de medios tonos, de materia, de perspectiva, deberá desarrollar. Así la paleta se va reduciendo hasta casi desaparecer su gama y el blanco y la tela misma establecen la la figura, la modelo, la palmera, en medio de su espesores y su transparencia, en medio de sus líneas, su gestualidad y su luminosidad. “(p. 144). Es de algún modo como si Reverón hubiese sido capaz de encontrar dónde pararse como observador en aquel punto de intensidad lumínica en que el mundo se ha decolorado casi por completo y los colores se han diluido hasta confundirse con el blanco o con la tela misma.
El exceso de luz en la pintura de Reverón, esa luz saturante del litoral venezolano, crea una ilusión extraña de que se contemplan cuadros impregnados por una intangible sensación de llenura. Los cuadros lucen como si estuvieran llenos de algo que no se sabe cómo definir o identificar. Quizás una clave para hacerlo pudiera encontrarse en la película Sunshine (2007), dirigida por el británico Danny Boyle, en la que se narran las peripecias de un grupo de pasajeros durante el viaje en una nave espacial al centro del Sol. Esta película se puede leer como una larga reflexión sobre la luz solar (y la compleja relación del hombre con ésta) cuando se alcanza una vecindad que hace que la percibamos a su máxima intensidad. A semejanza del vacío absoluto o la belleza absoluta, la suerte de luz absoluta que se experimenta en la proximidad del Sol es una de esas experiencias inimaginables con las que uno piensa que el artista Armando Reverón puede haber soñado. En la película se muestra una escena en la que por breves segundos, y con los ojos protegidos por anteojos oscuros, Searle, uno de los tripulantes de la nave, psicólogo responsable de velar por la salud mental del resto de la tripulación, experimenta cómo sería mirar el máximo porcentaje tolerable por el ser humano (sin lesión permanente en la retina) de luminosidad solar. Apenas se gradúa el cuarto a ese nivel de luz (cosa que hace la computadora de la aeronave) el cuarto se llena de una luz blanca que Searle casi alcanza a tocar, de tan densa que la siente. Como se refiere en la cita, ese baño de luz absoluta que fuera de la vista no estimula ningún otro sentido, crea una sensación de arropamiento lumínico total que sólo podría parecerse a un encuentro con la divinidad. Por oposición, la oscuridad absoluta de un tanque de flotación —reflexiona Searle horas más tarde— es percibida como un vacío total. Quizás en esa apreciación se halla una clave al brillo de las visiones extáticas (ver nota sobre esto más abajo). Los seres humanos compartimos una idea muy elemental de la visión de lo divino y es esta experiencia la que perseguimos persistentemente en nuestros sueños y visiones más maravillosas. Quizás Reverón, en esas prácticas ascéticas tan bien documentadas (e.g. se ataba fuertemente a la cintura un cinta para aislar su parte más espiritual de su parte más animal), trataba, sin saberlo o decirlo, de purificarse para ayudarse a sí mismo a representar ese componente divino que impregna toda realidad.Uno puede oponer la experiencia de contemplación y pintura en un entorno de saturación lumínica total semejante a lo que ocurre en el litoral venezolano y que Reverón supo plasmar en sus telas, con la experiencia de registro de los cambios tenues de la luz en una zona templada como Guiverny, Francia, lugar donde pintaba Claude Monet, el célebre expresionista francés, quien estaba sin duda dotado con una visión capaz de discriminar los más tenues cambios en el color de los elementos del paisaje ocasionados por cambios en la humedad y temperatura del lugar, hora del día, o estaciones del año. Quizás esa riquísima paleta cromática con la que Monet registraba los más mínimos cambios en las tonalidades y coloración del paisaje, sólo pudiera haber surgido en una zona templada, en la que la luz del sol encandila menos.En suma, pareciera que ni la penumbra ni el exceso de luz permiten apreciar la diversidad de matices y tonos que puede percibir los pigmentos de la retina.Luz y color en los antípodas de la mente
Hay una percepción del color que no depende del número o naturaleza de los pigmentos en la retina. Se trata de los colores que ven los seres humanos durante los sueños o en las visiones que experimentan bajos los efectos de drogas psicotrópicas tales como la mescalina. En Heaven and Hell (Cielo e Infierno), ensayo que fue una secuela a The Doors of Perception (Las Puertas de la Percepción) el escritor británico Aldous Huxley, realizó una nueva y más profunda reflexión sobre lo que uno generalmente ve bajo los efectos de la mescalina o en estados de éxtasis místico o religioso. En el ensayo, Huxley formula una curiosa hipótesis: el hombre percibe las realidades interna o externa como profundamente polícromas, en tanto que ocurre lo opuesto con las realidades simbólicas, artifialmente construidas: éstas son percibidas como figuras o paisajes grises, en blanco y negro, o teñidos apenas con colores muy pálidos. Ocurre como si la conceptualización y abstracciòn minara la intensidad cromática de la realidad interna e incluso también de la externa. A propósito de ello Huxley observa que: “nuestras percepciones del mundo externo son habitualmente opacadas por las nociones verbales en términos de los cuales pensamos”. Huxley contrasta esto con lo que ocurre en lo que llama los antípodas de la mente: esos remotos ámbitos dentro de nuestra mente a los que nos permiten acceder drogas como la mescalina o tortuosas prácticas de disciplina ascética. En estos lugares, las imágenes con las que nos topamos parecen dotadas de una luz preternatural que nos hace percibir los colores de todo lo que aparece ante nuestros ojos con un intenso brillo numinoso semejante al que pudiéramos apreciar en los más maravillosos vitrales (de hecho el autor sugiere la posibilidad de que la profusión de vitrales en las iglesias góticas y medievales hayan sido intentos de evocar durante la vigilia estas visiones de los antìpodas). Huxley dice que un tercer elemento común a toda experiencia visionaria es el significado. Los objetos que percibe el sujeto en sus visiones bajo los efectos de la mescalina o el ácido lisérgico, así como los que ven los místicos, los religiosos, o los poetas visionarios, son todos semejantes: poseen un significado intrínseco. Resulta entonces interesante pensar que la visiòn extática depende menos del número de pigmentos que posea el Homo sapiens en su retina y más de una capacidad interna para producir visiones plenas de intensidad cromática. La segunda reflexión que suscita el ensayo de Huxley es esa relación entre capacidad de fabricación de mundos simbólicos y abstractos y numinosidad preternatural: cuanto mayor sea la elaboración simbólica menor sería la intensidad de la vision polícroma de la realidad. De lo que se puede concluir que quizás ésa es la razón por la cual tantos ejercicios de desarrollo espiritual buscan desactivar la mente: para que el individuo pueda ver el mundo tal cual es, con todo su brillo y esplendor, en el que cada objeto que aparece en la visión sólo significa lo que es. Nada más y nada menos.
Más sobre los ojos, el Sol, la luz
Pienso en esa escena de la película Sunshine (2008) del director británico Danny Boyle en la que Searle abre las persianas de la nave espacial cuando están muy cerca del Sol, y deja entrar la luz, y el cuarto queda bañado de esa luz blanca, y él rodeado todo de esa luz que, de tan blanca e intensa, parece como si alcanzara a tener densidad material. Es sin duda esa imagen la que deja la marca más duradera en los espectadores. Esta escena es sin embargo una imagen que se repite cinematográficamente. Uno siente que el director chino Wong Kar Wai podría haber insertado una escena semejante (aunque prefirió sólo sugerirla sin mostrarla) en el corto There is only one Sun (2007), el mismo que produjo para nosotros las indelebles imágenes de In the mood for love (2000) o 2046 (2004). En este corto, una mujer (Amelie Daure) ha quedado ciega luego de mirar directamente algo que no debió mirar. A lo largo del corto, ella le cuenta a su amigo lo sucedido un año atrás. En un momento de la narración, ella dice: Es difícil mirar las cosas directamente, pueden ser muy brillantes o muy oscuras. A veces necesitamos mirarlas a través de una pantalla. Por un lado de ésta, los recuerdos se desvanecen; por el otro, éstos brillan para siempre. Entendemos que ella ha quedado ciega pero que esa imagen intensa (ese brillo tan intenso) quedó grabada en su memoria. Persitió incluso a pesar de que trataron de borrar la Luz de su memoria. Uno puede pensar ambas escenas (la explícita y la tácita) como metáforas, alegorías del encuentro súbito del hombre con lo bello (aquella claritas que postulaba Santo Tomás de Aquino en la belleza se haría enceguecedora en esos objetos o seres de belleza suprema?). ¿Cuántas veces tal encuentro no deja ciegos a aquellos que lo experimentan?
Nota: El corto de Wong Kar-Wai fue el producto de una colaboración entre el director chino y la empresa Philips, para publicitar la tecnología del modelo de televisión tipo LCD Philips Aurea.
(Una versión muy semejante de este artículo fue publicada en la edición 10 de la revista GP, en el dossier Colores.) http://caracas1067.wordpress.com
jueves, 26 de noviembre de 2009
Electric Arguments
Electric Arguments es el tercer álbum de estudio del músico británico Paul McCartney y del productor Youth bajo el seudónimo The Fireman, publicado en 2008.
Grabado en trece días durante casi un año, el álbum supone el primer trabajo de estudio de The Fireman en una década, así como el primero en contener voces, a diferencia del contenido exclusivamente instrumental de Strawberries Oceans Ships Forest y Rushes. Es, además, el primer trabajo de The Fireman en el que se reconoce explícitamente el trabajo de McCartney, con la inclusión de su nombre y del de Youth en la portada y su participación en entrevistas para la promoción del trabajo.
Paul McCartney tomó el título de Electric Arguments del poema "Kansas City to St. Louis", de Allen Ginsberg, en el que describe un viaje por carretera con un "Volkswagen blanco" (conocido popularmente como "escarabajo" y posible referencia a The Beatles) mientras escucha música y mira carteles y señales:
"Michelle", John Lennon & Paul McCartney / wooing the decade / gaps from the 30s returned / Old earth rolling mile after mile patient / The ground / I roll on / the ground / the music soars above / The ground electric arguments / ray over / The ground dotted with signs for Dave's Eat Eat".
miércoles, 25 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
Instrucción
Volver al punto de partida, solamente lo mínimo esencial.
Descansar en el momento presente, descansar en la ausencia de esperanza, descansar con la muerte.
No oponerse al hecho de que las cosas tienen un fin, de que las cosas pasan, de que no tienen sustancia duradera, de que todo cambia todo el tiempo: éste es el mensaje básico.
Pema Chödrön
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domingo, 22 de noviembre de 2009
Un relato de Basho
Lo que quiso decir mientras hablaba (Carlos Monsiváis)
2009-11-22 |
La confusión era general, la torre de Babel de las frases que se volvían bumeranes. El fenómeno llevaba tiempo de existir. Antediluviano, pero agudizado en los últimos días. Y una tarde, en una discusión en la Cámara de Diputados, ocurrió lo irremisible: cada una de las partes contendientes le pidió a sus rivales la explicación de lo que decían porque no entendían ni una palabra. El presidente de la cámara aseguró que él tampoco entendía ni madre (eso sí se entendió aunque no se supo a qué se refería), aunque ya estaba acostumbrado a no agarrar la onda porque en ningún sitio dormía tan plácidamente como en ese sillón. Poco tiempo después quedó al descubierto la verdad: de tanto desconfiar de los críticos, de tanto darle crédito a sus improvisaciones, nadie descifraba las voces ajenas. El laberinto de Babel. El conflicto se agudizó cuando vino un debate primordial (la asignación de recursos), que exigía saber lo que alguien, quien fuera, decía. Inútil. Todos contestaban con furia a lo que nadie había dicho. Y lo que pasaba en la cámara se trasladó a otros espacios notables. Ningún político de los reconocidos se expresaba de modo inteligible, y la palabra inteligible provocaba estupor: “¿Es un albur?”. De nada sirvió un listado de vocablos útiles y frecuentes. Luego de juntar dificultosamente 100 palabras, se vio que eran muchos los que no entendían la mitad. El asunto se complicaba con los políticos de gran relieve (no es alusión corporal). De emergencia se crearon oficinas de “Lo que quiso decir el funcionario”, para responder a las críticas por expresiones inconvenientes o muy torpes. Se llegó al grado de mandar las explicaciones de lo que quiso decir antes de que el funcionario en cuestión hablara. Tampoco se entendían disculpas, y los encargados de redactarlas confesaron que ellos tampoco estaban al tanto de las intenciones del funcionario, el mismo que en confianza confesaba que a él, por demócrata, lo gobernaba el discurso. Se instalaron las oficinas de “Me citaron fuera de contexto”, que como las de “Lo que quiso decir el funcionario” se volvieron redes burocráticas. El mensaje político, el que hubiera, no llegó a lado alguno. De nada sirvió que los poderosos acudieran a los juegos infantiles: “Quefe tefe pafa safa”. El conflicto de las frases envueltas en las brumas de los siglos llegó a la sociedad, esa secretaria adjunta del poder. Al principio afectó a los que veían noticiarios y trataban de agarrarle la onda a los políticos, los magistrados, los eclesiásticos, los empresarios. Esos se adhirieron muy pronto al criptoñol, un idioma que tuvo mucho éxito en la Edad Media, y que usaron los servicios de inteligencia en la Segunda Guerra Mundial. El criptoñol se trasladó al país entero. Los amigos ya no se entendían, hubo pleitos frecuentes porque al no captarse las preguntas se respondía con un “No” o un “Sí” fuera de lugar. El marido, tal vez con propósitos salaces, declaraba a su ferviente esposa: “Tan hemos cumplido con lo que la ciudadanía, es decir, a propósito de lo cual, los empresarios, por qué no, se opusieron, es decir, me apoyaron, es decir, boicotearon, lo que ni siquiera me propuse, somos la cuarta economía del planeta neta y la primera que allí sigue; en la medida de las fuerzas contingentes, te convoco, ¿faltaste a la conjunción debida, Patricia?”. Y la aludida, que creía que le expresaban las ganas de salir de vacaciones, decía simplemente “Sí”, y el balazo se producía de inmediato. * * * La influencia del lenguaje del poder resultó catastrófica: en los negocios se entregaba lo que el cliente no había pedido, en las reuniones de los partidos políticos todos creían que las investigaciones sobre corrupción iban en serio y aseguraban que si se habían beneficiado era por amor a México, los viajeros llegaban al aeropuerto y, de modo invariable, se encontraban rumbo a Timbuktú (donde ya hay una colonia mexicana llamada “Perdón, fui una loca, me ofusqué”), los médicos operaban de sarampión, las inauguraciones de edificios tardaban años porque los funcionarios no sabían que aún no estaban las construcciones, en las universidades el maestro explicaba anatomía a estudiantes de química. Como el criptoñol dominaba, nadie propuso la refundación del idioma y de la lógica. Si alguien lo propuso, nadie se enteró pues el misterio lo regía todo. * * * Un grupo de ingeniosos, que acababan de regresar a México y todavía no los dominaba el criptoñol, imaginaron un negocio formidable que de inmediato se posicionó en el mercado. Estos audaces empresarios, que ya no usaban la palabra y chateaban para comunicarse en el mismo cuarto, hallaron la solución: un sistema de alta tecnología, con terminales en cada persona, que consistía en un display en el que, con servicio de traducción simultánea, el usuario daba a conocer lo que tal vez había querido decir, o no pero daba igual. No fue fácil ni barato. Cometieron errores graves, como lanzar propuestas indecorosas que querían ser demostraciones de amistad. Sin embargo, con el tiempo, y no sin algunas defunciones y pleitos a golpes, los displays cumplieron su función. Por fin la gente de la vida diaria se liberaba del criptoñol, aunque los poderosos, por vanidad o por el gusto a no confesar que no sabían lo que estaban diciendo, se negaron al display. ¡Qué se le va a hacer! Roma no se deshizo en un día. Resueltas las vías de comunicación entre personas, sólo faltaba enterarse de lo que decía la clase gobernante. Se recomendaron fórmulas ancestrales, las señales de humo, o mímica de programas de concursos, o coros que transformasen en cánticos las declaraciones: “Ay, oyente, no te rajes”. Las señales de humo no se podían traducir y dos funcionarios murieron asfixiados, la mímica daba lugar a equívocos, y los coros cantaban lo que les daba la gana, lo que no hubiera estado mal si hubiesen coincidido con los discursos y declaraciones, pero nunca era el caso. La angustia crecía y la sociedad sufría, especialmente cuando las restricciones de la energía eléctrica suspendían el uso de los displays. Esto sucedió hace unos años. No hubo manera de vencer al criptoñol y la República se transformó en una muchedumbre de signos y señales que evidenciaban el fin del uso de la palabra, que alguna vez sirvió para algo, aunque ya nadie está al tanto de para qué. Y yo, escribano humilde, admito que es la última vez que anoto signos sobre la página. Si soy descubierto, se me tratará sin piedad, y si se sabe que entiendo, más o menos, lo que digo, seré desterrado a la Isla de las Conjuras Verbales. Triste destino de las ganas de entender. |
sábado, 21 de noviembre de 2009
viernes, 20 de noviembre de 2009
miércoles, 18 de noviembre de 2009
lunes, 16 de noviembre de 2009
Procastinando por la tarde, junto a la ventana esperando la luna nueva, ocurre: las nubes.
El extranjero-¿Qué amas más, dí hombre enigmático?¿Tu padre, tu madre, tu hermana, tu hermano?-No tengo ni padre, ni madre ni hermana, ni hermano.-¿Tus amigos?-Usted emplea una palabra cuyo sentido me ha sidohasta ahora desconocido.-¿Tu patria?-Ignoro en qué latitud se encuentre.-¿La belleza?-La amaría de buena gana, diosa e inmortal.-¿El oro?-Lo aborrezco tanto como usted execra a Dios.-Entonces, ¿qué amas, extraordinario extranjero?-Amo las nubes... las nubes que pasan... alla... ¡las maravillosas nubes!Charles Baudelaire.
viernes, 13 de noviembre de 2009
jueves, 12 de noviembre de 2009
Zen 4a parte: Discursos de Rinzai (Lin-chi)
Aquellos de ustedes que quieran seguir la disciplina del Dharma de Buda deben buscar la verdadera comprensión. Cuando esta comprensión es alcanzada, no serán ya mancillados por nacimiento y muerte. Ya sea andando o permaneciendo inmóvil, tú serás tu propio maestro. Aún cuando no estés tratando de realizar algo extraordinario, vendrá a ti por sí mismo.
martes, 10 de noviembre de 2009
sábado, 7 de noviembre de 2009
Yann Tiersen
When I'm asleep in Cascade Street
I don't see anything
When I'm asleep in Cascade Street
I hear nothing
In the cascade you washed me
In the cascade you washed me
When I wake up in Cascade Street
I feel nothing
When I'm asleep in Cascade Street
I don't remember
In the cascade you washed me
In the cascade you washed me
jueves, 5 de noviembre de 2009
miércoles, 4 de noviembre de 2009
martes, 3 de noviembre de 2009
BreVeS
Noche implacable de estrellas.
No ha ocurrido un segundo desde
la creación.
lunes, 2 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
Poema de Ruben Bonifaz Nuño
Viejo en su prisión de viejos huesos,
me encontraste el corazón. Un punto,
al amor se abrieron sus ventanas.
Me has dado, ciego, contemplarte;
sordo, en el silencio oír tu risa;
sin piernas ya, seguir tus pasos.
Desaparecida la memoria,
relumbras, presente, como eterna;
y recién nacido, por cantarte,
inventa el mudo las palabras.