¿Es cierto que durante tu estancia en Tulúm experimentaste drogas con Carlos Castaneda?
No. Castaneda y sus discípulos querían impresionarme con sus ritos mágicos, pero yo no era tan ingenuo como tal vez ellos creían. Sin embargo, sí es cierto que a principios de los 60 tuve una experiencia con LSD en Roma, pero con un grupo del que formaban parte un médico y un psicólogo. Digamos que fue un pequeño experimento científico. Nunca tuve interés por las drogas, nunca me atrajeron.
¿No crees que las drogas estimulen la imaginación creativa?
No, absolutamente no. Es una leyenda eso de que las drogas favorezcan una especie de perspectiva de sexto sentido. Es un error enorme. Actualmente un artista no tiene necesidad de drogas, en todo caso de calmantes. Se necesita ser un poco visionario para captar los aspectos secretos de la realidad, pero los estupefacientes producen efectos opuestos. No abren nuevas dimensiones de la vida sino entorpecen completamente nuestras facultades. Todos los que se erigieron en voceros de los efectos portentosos de las drogas -Timoty Leary, Allen Ginsberg, Henri Michaux, Carlos Castaneda- se revelaron luego como engañadores o corruptores. Engañaron y corrompieron a los jóvenes, que se dedican a las drogas por ignorancia. Por ignorancia de la vida, de los valores reales y profundos de la vida, de ese don misterioso que es la vida. Hay que combatir la "cultura de la droga" con "la cultura de la vida", con la cultura en su significado más verdadero, más estimulante, más formativo: la poesía, la literatura, el arte, son los mejores medios para sustraer a los jóvenes del flagelo de la droga.
"Les cuento de mí", Conversaciones con Constanzo Constantitni
Creo que la droga o el alcohol sirve para deshinibrse, pero al igual que Fellini pienso que son peligrosas y hay que combatirlas con la vida intensa de las artes.
ResponderEliminarUn regalo tu blog. Un abrazo.