Sonido Fulgor

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sábado, 14 de enero de 2012

El diablo



"Soy lucifer, portador de la antorcha. El excelso regalo que hago a la humanidad es la absoluta ausencia de moral. Nada me limita. He transgredido todas las leyes; quemo las Constituciones y los libros Sagrados. Ninguna religión puede abarcarme. Destruyo todas las teorías, hago explotar todos los dogmas. En el fondo del fondo del fondo, nadie habita más profundo que yo. Soy el origen de todos los abismos. Soy el que da vida a las grutas oscuras, soy la viscosidad de todo cuanto trata en vano de ser formal, de ser ligero. Soy la suprema fuerza del magma, la pestilencia que denuncia la hipocresía de los perfumes. La carroña madre de cada flor, el corruptor de los espíritus vanidosos que se revuelcan en la perfección. Soy la conciencia asesina de lo perpetuamente efímero. Soy quien hace temblar la catedral estúpida de la fe. Quien presenta al Mundo, sin pudor, sus llagas abiertas como vaginas hambrientas. Yo violo el huevo pútrido de la santidad. Conmigo no hay paz, no hay dulce hogar establecido. Ni evangelios almibarados,ni virgen de azúcar para las lenguas húmedas de monjas apáticas. Defeco soberanamente sobre los pájaros leprosos de la moral. No me impido imaginar a un profeta a gatas montado por un asno en celo. Soy el cantor extasiado del incesto, el campeón de todas las depravaciones, y abro con deleite, con la uña de mi meñique, las tripas de un inocente para mojar en ellas mi pan. Desde lo más hondo de la caverna humana, enciendo la antorcha que organiza las tinieblas. Por una escalera de obsidiana llego al pie de Dios para ofrendarle el poder de la transformación. Sí, ante la divina impermanencia lucho para conservar el instinto, para fijarlo como una escultura fluorescente. Lo ilumino con mi conciencia, y retengo hasta que estalle en una nueva obra divina el universo infinito, laberinto inconmensurable que se desliza entre mis garras, presa que se me escapa entre los dientes, huellas que se desvanecen como un perfume sutil.
Y me quedo ahí, intentando unir todos los segundos unos con otros, detener el flujo del tiempo. Eso es el infierno: el AMOR TOTAL A LA OBRA DIVINA QUE SE DESVANECE. Es EL el artista: invisible, impensable, intocable. Yo soy el otro artista: fijo, invariable, oscuro, opaco, denso. Antorcha que arde eternamente con fuego inmóvil. Yo soy quien quiere engullir esta eternidad, esta gloria imponderable, clavarla en el centro de mi vientre y parirla como una ciénaga que se desgarra para eyectar el tallo en cuyo extremo se abrirá el loto donde brilla el diamante. Así, yo, lacerando mis tripas, quiero ser la Virgen suprema que pare a Dios y lo inmoviliza en una cruz para que se quede eternamente aquí, conmigo, sin cambio, permanente permanencia."

A. Jodorowsky

lunes, 21 de noviembre de 2011

50 Mil Calaveras Marchando en la Ciudad de México


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La Marcha de las Calaveras es un acto psicomágico recetado por Alejandro Jodorowsky con la intención de sanar el alma del país por la gran cantidad de víctimas que ha cobrado la violenta narco-ola en años recientes, con la finalidad de hacer conscientes a todas las personas involucradas en este acto de sananción.
Platicamos con los organizadores de esta marcha (Jessy Bulbo, Marco, Liv y Emanuel) ellos nos dicen a que se dedican, cómo comenzó este acto, qué es lo que representa la marcha para ellos entre otras cosas, los dejamos con esta interesante entrevista y no olviden asistir a la Marcha de Las Calaveras que se llevará acabo el próximo 27 de Noviembre en la ciudad de México, la cita comienza en Ciudad Universitaria a las 8am, siguiendo esta ruta
1. Salida del Estadio Olímpico UNAM con dirección hacia el norte
2. Continúa por Universidad
3. Gira a la derecha hacia Circuito Interior (Avenida Río Churubusco)
4. Gira a la izquierda en División del Norte
5. Gira a la derecha hacia Ajusco
6. Gira ligeramente a la izquierda hacia Eje Central Lázaro Cárdenas
7. De Bellas Artes hacia el Centro Histórico por la calle 5 de Mayo
Ritual en el Zócalo: 14:00 a 15:00 horas




sábado, 23 de julio de 2011

Alejandro Jodorowsky:


"No me preguntes qué es porque no tiene definición"


viernes, 4 de junio de 2010

Reflexiones rumbo al mundial

Alejandro Jodorowsky: El fútbol, por un lado, canaliza el instinto gregario nacionalista, sirviendo de catarsis a los impulsos guerreros primitivos. Esto satisface el espíritu competitivo de los hombres de conciencia poco desarrollada. Sin embargo cabe preguntarse el porqué de esta inmensa atracción hacia el fútbol, sobrepasando a las otras actividades deportivas. Creo poder explicarlo: el ser humano, al mismo tiempo que es atraído por impulsos cavernarios, también es objeto de una fscinación por lo sagrado. Y el fútbol reúne estos dos aspectos. Fue creado por una sociedad esotérica inglesa, aplicando en su esquema principios de la alta magia. Se juega sobre un rectángulo verde, siendo el verde el color que simboliza la eternidad. El doble cuadrado es un signo iniciático donde se inscribe la sección aurea o divina, tan usada por pintores como Leonardo da Vinci. Las cartas del Tarot de Marsella son rectángulos. Los lenguajes sagrados, como el hebreo o el sánscrito tienen 22 letras principales. Los jugadores de un partido de fútbol son 22, tantos como los 22 arcanos mayores del Tarot o los 22 polígonos regulares. En el centro de la cancha hay un círculo con un punto en el medio: símbolo del oro, en la alquimia, o del sol o del Dios esotérico. En el terreno verde se delimitan en sus esquinas cuatro áreas indicadas por un cuarto de círculo. Corresponden a los cuatro símbolos de los arcanos menores del Tarot: espadas, copas, bastos y oros. Frente a cada arco, que es un medio cuadrado vertical, se extienden dos medios cuadrados horizontales. Si se suman los dos arcos se obtienen tres cuadrados, uno más pequeño, uno medio y uno grande: son los tres cercos cuadrados, cuerpo, alma y espíritu, símbolos del templo, que va del cuadrado exotérico, al cuadrado interior esotérico, donde viene a anidarse la pelota, es decir el Cristo. ¿La pelota símbolo del Señor? Sí. La pelota oficial está compuesta de pentágonos negros y hexágonos blancos. Cincos + seis. Jesús (cinco letras) + Cristo (seis letras). Se parte del gran círculo con el punto central, el dios exterior, (Jehovah, Brahman, Alah), y se lucha para llevar a Dios al centro del templo. Con el gol el hombre simboliza al Dios interior, (Cristo, Atman, Buda)… Estas competencias donde se marcan goles, existían entre los mayas y los aztecas mexicanos, los mapuches chilenos y en gran cantidad de tribus primitivas. No me extraña que a veces se produzcan muertes en los partidos de fútbol . En ellos se une la violencia a lo sacro. Entre los mayas, a los ganadores del partido se les concedía el inmenso honor de ser degollados para que los dioses se alimentaran de su sangre.

viernes, 5 de marzo de 2010

Jodorowsky sobre el sueño lúcido.


Alejandro Jodorowsky con Gilles Farcet


*Otro principio del sueño lúcido consiste en cambiar el contenido del sueño. ¿Cómo lo has aplicado en el curso de tu existencia diurna?



Ya te he contado cómo me gustaba cambiar de escenario en sueños, pasar de África a Estados Unidos, por ejemplo, transformar el entorno... También aprendí que en mi vida diaria no tenía por qué dejarme atrapar en un marco. La realidad cotidiana no es rígida, o no lo es más que en nuestra mente, en el concepto que tenemos de ella. Si nos sentimos atados, cansados de movernos siempre dentro del mismo entorno, ¡tenemos la facultad de cambiar! ¿Quién dice que es imposible? El sueño lúcido me enseñó a moverme por el interior de una realidad dúctil en la que siempre puede producirse cualquier mutación, cualquier transformación. Ello no depende sino de mi intención: en el sueño lúcido, el solo deseo de encontrarme en África, entre las manadas de elefantes, era suficiente para transportarme hasta allí; en este otro modo de sueño que es la “realidad”, también es mi cerebro, la forma en que yo me represento el mundo, lo que determina lo real. La “realidad” no existe por sí misma; instante a instante, yo creo mi realidad, risueña o funesta, monótona o apasionante. 

*Un ejemplo...

El otro día, al entrar en mi casa, observaste que lo había cambiado todo. Estaba cansado de la vieja decoración. Compré muebles y dejé en la calle todo lo que tenía y que ya no quería ver más. Aquella evacuación se convirtió en una especie de fiesta, la gente empezó a llevárselo todo... Días después, unos vecinos me gritaron: “¡Ah, ya lo conocemos!” “Vaya -respondí-, ¿y cómo me conocen? ¿Por mis historietas, por mis películas?” “¡Por sus desperdicios! Recuperamos cosas increíbles de enfrente de su casa”. Es decir; no sólo cambié mi decoración sino que, en cierta medida, transformé el ambiente del barrio.

*De acuerdo, Alejandro, pero siempre es más fácil cambiar de muebles, si dispones de dinero, que trasladarse al África junto a los elefantes...

No; el principio fundamental es el mismo, ello tiene lugar dentro de la mente, en nuestra concepción de la realidad. La realidad puede percibirse como una pesadilla, y bien sabe Dios que, en el orden de las fatalidades, cualquier cosa puede ocurrir. Pero es dentro de esa misma realidad que uno puede agudizar su lucidez y realizar actos que transforman el campo negativo en contexto positivo.

Sí, pero tienes que atraer la vida! Tu vida corresponde a la idea que te haces de ella… Mira, por ejemplo, yo nunca he sido millonario, ni siquiera muy rico, pero siempre he aplicado a mi vida diurna el principio del sueño lúcido: ¿por qué no transportarme a otro sitio? De modo que, cuando he experimentado una verdadera necesidad, he atraído las circunstancias favorables para que mi necesidad se realizara. Hace pocos días sentía el deseo de hacer una pequeña escapada. Me habían invitado a un festival de cine de Chicago y allá me fui, en secreto, tres días. Salí el viernes y regresé el domingo... Nadie se enteró, ¡ja ja ja!

Recuerdo que un día un amigo multimillonario me preguntó: “¿Qué haces este fin de semana?” “Nada”, contesté. “¿Quieres ir a Acapulco?” Y ¡ya está!, su reactor privado nos llevó a Acapulco, a pasar el fin de semana.

*Oyéndote parece muy sencillo, pero no todo el mundo tiene amigos multimillonarios...

Ya veo que quieres tirarme de la lengua, pero sabes tan bien como yo, por tu propia experiencia, que cada cual crea su realidad... Yo tenía verdaderamente la necesidad de irme a pasar el fin de semana al otro lado del mundo, estaba íntimamente convencido de la plasticidad de la vida y ésta me envió a un multimillonario con avión privado, y eso es todo. Lo que a ti más te gustaba de la vida era conocer a sabios y escucharrock'n roll. Deseabas vivamente conciliar estos dos aspectos de tu existencia, aparentemente dispares. Y bueno, como no tenías una idea rígida de la realidad, favoreciste las circunstancias más propicias y, finalmente, las encontraste en Arizona, siguiendo a un verdadero sabio que, no satisfecho con haber fundado unashram, además, dirige un grupo derock'n rolí. El probable que no haya otra persona en el planeta que combine estas dos actividades. Hasta entonces, ese hombre era muy poco conocido en los Estados Unidos y desconocido por completo en Europa, pero, a pesar de ello, la magia de la vida te lo envió. También, de adolescente, ibas a ver todas mis películas y coleccionabas los artículos que hablaban de mí; y ahora ya ves, somos amigos y lo pasamos muy bien haciendo libros juntos. Con inocencia y determinación, puedes promover circunstancias estadísticamente poco probables...

*De acuerdo...

Mira, te contaré otra historia: en 1957, antes de teorizar sobre todas estas cosas, le pregunté a mi mujer:

-¿Adónde te gustaría ir de vacaciones?

-Me gustaría mucho ir a Grecia -respondió.

-Muy bien -le dije-. ¡Iremos a Grecia!

-Pero, ¿cómo? No tenemos ni un centavo...

-¡Iremos a Grecia!

En aquel momento, llamaron a la puerta de la buhardilla donde vivíamos. Era un amigo que integraba un grupo de música sudamericana muy conocido en aquel entonces, “Los guaranís de Francisco Marín”, que me dijo:

-Dentro de tres días, nos vamos de gira a Grecia, con un espectáculo folklórico, y uno de nuestros bailarines se ha enfermado. ¿Quieres sustituirlo?

-Pero no conozco los bailes...

-No importa, mi mujer te los enseñará.

Aprendí inmediatamente dos bailes, Bailecito y Carnavalito, y nos fuimos a Grecia.

Después de vivir aquello, ¿cómo no considerar la realidad un sueño que vamos creando sobre la marcha?

*Estoy de acuerdo por lo que respecta al principio; pero me parece que tus anécdotas y tu planteamiento pueden prestarse a confusión. Después de todo, el mundo está lleno de personas que no piden sino realizar sus sueños sin esforzarse demasiado... La experiencia enseña que no basta con desear; hay que merecer...

Lo que acabas de decir me parece muy importante. Pero las cosas que explico me han sucedido, y puedo afirmar que mi vida está en consonancia con mis sueños más fantásticos. Creo verdaderamente en la magia de la vida. Ahora, para que esta magia sea efectiva, cada cual debe cultivar en sí mismo cierta cantidad de virtudes que pueden parecer contradictorias en principio: inocencia, autodominio, fe, valentía… Poner en movimiento esta magia exige mucha audacia, también pureza y un profundo trabajo sobre uno mismo. Tengo que insistir en que yo he consagrado mi existencia a perfeccionarme, a conocerme, a hacerme accesible interiormente. Es imprescindible no dejar en ningún momento la disciplina sin la cual este enfoque de la realidad no sería más que una ilusión. ¡La vida no está ahí para satisfacer los deseos del primer perezoso que se presente! La vida no te corresponde sino en la medida en que te entregas a ella y te esfuerzas en superar tu egocentrismo. 

viernes, 5 de febrero de 2010

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La Iluminación, la verdad, el sí mismo, el Cristo, la divina trinidad (el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo), el atman, dios, el tao, el ser, buda, la consciencia divina, el Amor, el Todo, El Loco.

Este estado es para mí, saber para quién trabajo.

Y yo trabajo para mí.
Y yo soy todas esas palabras que se han realizado en mí.
Y siendo el que soy, soy el Todo.
Y dar es darme.
Y habiéndose realizado la verdad en mí,
la verdad quiere quemar lo falso que hay en mí,
ya sea en pedazos informes que se me presentan
viniendo desde dentro,
o en pedazos informes que se me presentan
viniendo desde fuera,
y fuera y dentro son lo mismo,
y arriba y abajo son lo mismo,
y macho y hembra también.

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La forma en cómo caí en este estado fue a través del Tarot.
Y buscando a El Loco como lo hace un actor para encarnar un personaje,
de la misma forma todos mis pasos fueron para encarnarme en él.



Y este es el poema del Loco, o poesía derramada de la consciencia divina.

"Peregrino en el encanto abominable de las formas, mensajero de lo esencial, es decir de mí mismo, desdeñando los ensueños del pensar hago de todos los caminos mi camino. Hoja seca que en un suspiro del tiempo viene a conceder esperanza a las hogueras, escalofrío que torna verde los labios de las hembras y violeta el miembro que penetra sus misterios, sonido que se desliza entre el badajo y la campana, serpiente que repta en la roca sin dejar huella, misterio insondable del origen primero, sueño que sueña, abundancia invisible, todas mis horas son siempre hoy. Voy a lo esencial, al centro del mundo, y entre el vacío que separa a los números me expando hacia las diez direcciones para encontrar mi significado profundo en cualquier sitio. Dejo siempre que las circunstancias decidan porque sé que soy yo mismo quien las crea. Me apodero de las mil cosas al entregarme a ellas pero cuando marcho aquí lo hago ya en otros mundos. Sin principio ni fin, más anciano que la noche o el día, más joven que el niño recién creado por el cosmos, más brillante que la luz y más oscuro que un abismo, soy el fuego que arde en el centro de la mente. ¿Quién se atreve a definirme? Con mis zapatos rojos borro todas las fronteras. No me enquisto, no me escondo, no me escapo, no agredo. Como las nubes sin cesar me transformo. Cuando cesa el ensueño de la separación soy el mismo de antes y el mismo de después. Soy la palabra secreta encerrada en cada piedra. Voy en el germen, en la espiral del crecimiento, en la danza afelpada del organismo que declina. Eje invisible de todo lo que gira soy la locura agazapada en la lengua del sabio, la víctima en el lobo, el ladrón en el juez. Huyo de las palabras porque sólo son memoria y sin embargo mi silencio las sostiene. Soy el contenido que escapa de las formas, el terreno donde germinan las estrellas, la indecible Verdad raíz de la Belleza, resplandor que denuncia mi acción invisible agregando la demencia de lo impensable al objeto que esconde cada palabra y a la palabra que esconde cada objeto. Soy el vuelo antes del nacimiento del pájaro la música sin músico, el tiempo sin arquitecto, el silbido que precede a la espada, el coro celestial de los gusanos inscrito ya en el cuerpo que nace, los gestos ordenados en el espacio futuro creando los senderos por donde pasará el danzante, la vibración eterna de cada semilla efímera, la caída que ha de darle significado al muro, el beso que hace nacer todos los labios. En mi abismal energía el pensamiento pierde límites. Ante cualquier proposición abro el abanico de los múltiples contrarios, el ciclón que se pasea entre las tumbas, el pantano donde se hunden los cimientos de la razón para producir la flor indiferente que se entrega al temerario regocijo del momento surgiendo como un sapo volador del lago infinito. A veces me siguen fugaces recuerdos de lo que he dejado atrás en mi carrera incesante por no perder la inocencia primera, allí donde no existen cualidades ni reputación ni leyes ni nombre ni sexo ni edad ni país ni tradición ni historia. Sin preocuparme dejo entrar en mí mismo los innumerables aspectos de mi ser. Nado contra la corriente hasta llegar a la fontana donde el paso final se sumerge en el comienzo. Sin rechazar la complejidad voraz del mundo en medio de las diez mil cosas soy un eje único. Ante lo que brilla me extiendo como sombra. Los abismos sombríos me convierten en luciérnaga. Espectador en llamas desintegro las estructuras de la ilusión observando el mundo como un espectáculo vacío. Aquello que busco lo he encontrado hace mil años. La presa como un perro fiel me persigue. Espacio es mi cuerpo infinito y Tiempo lo que a mí me sucede. Disuelto en la conciencia devengo el Creador. El universo entonces se me aparece como un hijo único. Miro a todos los seres y las cosas con amor de padre y es inmensa mi ternura por la existencia efímera. Nada comienza nada termina nada nace nada muere. Sé que al lanzar una piedra hacia el confín remoto he de verla llegar un día a la palma de mi mano. Tripulante del sueño no le temo al despertar. No soy pez engreído que al saltar del agua se piensa dueño del cielo. Reconozco que sólo soy una parte ínfima del engranaje oceánico y acepto con amor sacrificar mi figura ilusoria para que el corazón de luz se abra en rosa de fuego. De mi pensamiento no queda más que el perfume porque las palabras antes que música fueron aroma y de mis pasos el ritmo bruto de la ausencia de esquema. Soy lo que soy, amo como amo, deseo lo que deseo, estoy donde estoy. Centrado en la fuente de la vida soy aquel que nunca duerme como una llama de oro en un vaso de cristal sin fin".






Mira el reloj

Puede ser que encuentres a las manecillas dando vueltas caóticas, o que los dígitos tengan un comportamiento extraño. Mira tu entorno. Puede que algo sea fuera de lo común. Intenta volar. Si lo logras, ha comenzado tu sueño lúcido.


Alejandro Jodorowsky

domingo, 7 de junio de 2009

Del Maestro y las Magas, de Alejandro Jodorowsky

El maestro zen Kyogen dijo: Supongamos que un hombre trepa a un árbol y se agarra de una rama con los dientes. Ahí permanece sin que sus pies toquen el suelo. Desde abajo, un monje le pregunta el significado de la venida de nuestro fundador desde el oeste. Si el hombre no responde, estará eludiendo vergonzosamente la pregunta. Pero si abre la boca y pronunca una palabra, cae matándose en el acto. En tal circunstancia, ¿qué debe hacer? . Cierto monje llamado Koto respondió: “Una vez que el hombre está arriba, colgando de la rama, no puede responder ninguna pregunta. Si hay algo que preguntar, debe hacerse antes de que trepe al árbol “. Oyendo esto, Kyogen lanzó una carcajada. Más tarde, el maestro Setcho comentó: “Es fácil responder colgado del árbol . Responder bajo el árbol es difícil. En vista de lo cual debo yo mismo colgarme de una rama. ¡Venid, hacedeme una pregunta!”

Fragmento 2

La llaman Montaña Blanca, (blanca) en el sentido de sagrada. Cinco siglos antes de Cristo, los zapotecas fueron capaces de cortar la cabeza a un cerro, ¿comprendes? Para profundizar en uno mismo hay que destronar al intelecto, convertir el cerebro en una explanada desde donde puedas ver el horizonte completo. Cuando se vive al ras de la tierra sólo se puede observar un fragmento de confín, es decir, una imagen limitada del mundo y d sí mismo. Desde lo alto se vive en comunicación con la naturaleza entera, un horizonte circular que es anillo de bodas uniendo tierra y cielo. Cada una de estas pirámides u observatorios o tumbas o templos, como las llaman esos necrófilos que se autodenominan arqueólogos, representan entidades dobles, dioses-demonios que el iniciado debe escalar, es decir, dominarlas, para danzar libre en la cima en comunión con las estrellas… Aquí hay nueve construcciones principales, que hacen referencia a los nueve puntos del eneagrama: aceptación – crítica, humildad-orgullo, sinceridad-vanidad, contentamiento-envidia, desprendimiento-avaricia, valentía-miedo, sobriedad-gula, inocencia-lujuria y acción consciente-olvido de sí. ¡Vayamos a la parte más alta!, se dice que allí se extrajo el corazón a miles de seres humanos!

jueves, 21 de mayo de 2009

El Camino del Psicochamán (Cristóbal Jodorowsky, apéndice 8 del Collar del Tigre)



El psicochamanismo es una de las artes sanadoras a las que he dedicado los últimos quince años de mi vida, tratando de enriquecerlo con una labor cotidiana sobre una cantidad considerable de personas. En él se utilizan el chamanismo tradicional, el curanderismo y la magia popular, rescatando su esencia universal, depuràndolos de su folclor, tratando de comprender y readaptar la esencia de sus metáforas al lenguaje del psiquismo. Adentrándose con ellas como llaves de la dimensión no racional de la mente se logra desbloquear un gran número de dificultades psicológicas y, en algunos casos, también físicas.
En mis rutas por el mundo conocí a gentes que no tengo empacho en llamar auténticos santos (en el sentido en que estaban dedicados desinteresadamente a ayudar al prójimo y sanarlo), seres profundamente espirituales que me enseñaron lecciones de incalculable valor humano y ritual. Pero, por ahora, hablaré de otro capítulo: el de los curanderos charlatanes, los vendedores de crecepelos, los tahúres del espíritu, los timadores mágicos: en todo el mundo he conocido a gentes que supuestamente operan el cuerpo a vientre abierto, sanando enfermedades, retirando quistes, hernias, cánceres, cambiando huesos, miembros, abriendo la carne con la mano, con cuchillos, uñas, bisturís, piedras.... Conocí sobre todo a charlatanes, es cierto. Pero, ¡atención!: cuando digo charlatanes, no lo expreso en un sentido peyorativo. Para mí, un curandero popular debe ser un verdadero prestidigitador que tiene la obligación de saber engañar, puesto que, procedente de una tradición ancestral que permanece respetuosa, voluntaria y profundamente anclada en él, necesita todo ese teatro sagrado para llevar a buen puerto su labor y la realiza respetando siempre los parámetros con los que su cerebro ha sido estructurado, como su religión, cultura, biblia, vírgenes, santos, cortes, dioses, sus múltiples objetos de poder, imágenes, perfumes, imanes, piedras, esculturas y un largo etcétera. De esta manera, su mente puede aceptar la sanación sin sentir que traiciona a su estirpe, y el milagro podrá así producirse. La prestidigitación, el folclor y la superstición forman parte de la sanación, puesto que corresponden a los códigos familiares, sociales e históricos de los curanderos y sus pacientes.
La palabra japonesa guen significa ilusión o aparición. En Japón, al que practica la magia lo llaman genjutsushi (maestro de la técnica de la ilusión). Y estas ilusiones están presentes en todas las culturas. De un país a otro sólo cambia la forma del rito, pero no la estructura. Ésta se repite en casi todo lo esencial, excepto en las variantes formales. Los seres humanos de todas las latitudes comparten muchas más cosas de las que muchos serían capaces de sospechar, como averiguó Mircea Eliade. Sólo cambian los disfraces con que se individualizan -y también, por supuesto, enriquecen- las culturas. En La Senda del Chamán, Michael Harner recopiló los elementos esenciales de los ritos chamánicos de las cuatro esquinas del mundo. Sus conclusiones confirman el trabajo de Eliade: existe una base común a este forma de religiosidad ancestral y esencial de la humanidad que tiene 50,000 años de historia.
En el psicochamanismo, un chamanismo contemporáneo y urbano, hecho a la luz del día y sin necesidad de engaño, se pone el acento en confundir y desarmar las enormes resistencias de una mente occidental. Un psicochamán debe ser un especialista en combinar los justos elementos de las metáforas adecuadas para poner en contacto al consultante con su otra realidad. Y por eso debe conocer los símbolos que se emplean en las diferentes culturas y tradiciones, haciendo de su tarea una especie de globalización psíquica y espiritual. Además, los chamanes trabajan con una condición que la ciencia no reconoce, y que marca toda la diferencia: la dimensión invisible, espiritual del ser, a la que poco a poco hoy están accediendo los teóricos a través de la llamada nueva ciencia. ¿Podríamos hablar de campos mórficos, subatómicos, de estructuras fundamentales o paradigmas holográficos para hablar de dios? Quizás, pero son explicaciones frías y científicas, a lo mejor fundamentales para que el mundo de hoy tome conciencia de su condición unificada con la totalidad. Pero tales explicaciones no alcanzan la dulzura y poesía con que un chamán toca a las personas con sus manos y palabras. Uno de los roles fundamentales del chamán es que une ciencia y sanación en un solo evento de arte sagrado. Max Planck escribió que "para las personas creyentes, Dios está al principio; para los científicos, está al final de todas sus reflexiones":
El tacto espiritual también es la base del psicochamanismo. Cuando me formaba junto a mi padre, le pedí que partiéramos los dos durante veintiséis días al Iztaccíhuatl, montaña que llaman "la mujer acostada", en México, para que me traspasara el conocimiento que había recibido de Magdalena, la masajista santa, y el arte del masaje iniciático, inspirado en todos los curanderos que conocimos. Durante aquellas jornadas en la montaña hablamos y meditamos largas horas sobre el tacto sagrado, interpretando también el de Pachita, o imaginando el tacto milagroso y purificador de Cristo: "Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo. 'Lo quiero, que seas purificado'. Enseguida la lepra desapareció y quedó purificado" (Marcos, 1:41-42). La lepra, por supuesto, la interpreto como una metáfora del manto que vela al ser esencial. Después de esos intensos días, durante un largo periodo me dediqué únicamente a trabajar en la imposición de manos, dándome cuenta de cuán fundamental resulta el tacto para sanar. Para prepararse a tocar, uno debe dejar que se revele esa dimensión ilimitada de sí antes de hacer cualquier gesto. Es sólo a través de ella como se accede al tacto iniciático y sanador. El chamán toca desde lo esencial, es decir, desde la ausencia total del ego: ello ya sana. Uno debe entregarse como en una sacra incineración. El tacto es impulsado por el dios interior que desvela todo camino: la condición original. No sirve de nada imponer la smanos sobre un ser si vives sólo en el intelecto y eres frío y medical, si quieres seducir o cargas con demasiada agresividad, si estás intoxicado por el entorno, si te quieres afirmar sobre el otro y demostrar tu poder para dominar, si tienes residuos religiosos en relación al cuerpo y lo embadurnas de pecado, si estás inhibido y te odias a ti mismo o creaste una realidad deonde estás separado del otro. El tacto es comunión divina. Uno impulsa el rendimiento de toda frontera a través de ese contacto, hasta que el que toca y el que es tocado se fusionan y desaparecen en un invisible océano sin fondo o superficie. Y es precisamente esa fusión la que sana. La idea central del chamanismo consiste en que las cosas y los sucesos son y provienen de una común esencia, de la que todos venimos y a la que todos regresamos.
Un proverbio zen dice: "buscando la luna en el cielo muchos dejan caer la joya que tienen en la mano". El chamanismo entiende la energía libidinal sexual como la más natural, pura y vital que nos compone, como la base del cosmos completo. Todo chamán la utiliza al máximo, labora íntimamente con ella y con la totalidad de su cuerpo, que para él es espíritu universal y fuente de vida. Incesantemente se tocan y tocan a los demás para realizar sus acciones. Pero en nuestra sociedad la sanación se hace demasiado a menudo a través de la palabra o a través de un tacto frío y esterilizado. Los residuos morales de una educación religiosa siguen agazapados en nosotros, aunque no practiquemos activamente ninguna religión. Son los programas remanentes de tantas generaciones, que seguimos recorriendo con nuevos nuevos. Comprenden inhibiciones de todo tipo: sentimentales, pudores sexuales, corporales, ideas locas, relación con el dinero, el sacrificio... Una sanación, liberación o reorentación, según mi experencia, no se puede lograr exclusivamente a través del intelecto. El chamanismo nace de las primeras culturas, donde todavía no existía una normativa moral, que sólo aparece sucesivamente con los sacerdotes que fueron introduciendo divisiones entre lo divino y lo humano. El chamán vive lo divino; el oficiante religioso creó, en cambio, a un dios que es un observador exterior. El chamán se integra, se fusiona con él, pero el sacerdote es un intermediario que hace una transacción entre dos figuras que, en el fondo, son una. Jung afirmaba que "una de las principales funciones de la religión es proteger a la gente de una experiencia directa con dios". Ahí reside su poder.
En mis exploraciones terapéuticas trato, por ello, de practicar una espiritualidad desjerarquizada, donde hombres y mujeres se vivan como complementarios y la relación con lo divino fluya de manera armónica. Uno de los ejercicios que acostumbro a practicar consiste en pedirle al hombre que se convierta en cuatro mujeres, y a la mujer en cuatro hombres: sexuales, emocionales, intelectuales y corporales. Durante el ejercicio, danzan juntos de maneras distintas, en correspondencia con las cuatro energías. Para relacionarse saludablemente entre hombre y mujer, entre tantas cosas hay que haberse mostrado delante del otro como un ser de su propio sexo sin pudor en los cuatro planos para explorar juntos ambas dimensiones, incluso en la cama u otro lugar de preferencia. Es un camino para una comunicación más libe, para liberarse también de la falsa imagen de roles del hombre y la mujer, de gestos aprendidos, de códigos de comportamiento impuestos por la sociedad que nos alejan de la auténtica y natural masculinidad y feminidad. De esta manera encontramos otro de los pilares del psicochamanismo: el ejercicio terapéutico y el encuentro de la belleza y la armonía que emanan del arte, base de toda sanación psicochamánica. En este proceso, el tacto se puede cargar con lo que los chamanes llaman objetos de poder.
En mis viajes por Perú recibí una de las limpias espirituales más extraordinarias que he vivido, hecha por un chamán que se colgaba un cóndor disecado en la espalda que simbolizaba el gran espíritu invisible que le traspasaba. Con una enorme pluma del ave, escupiendo perfume por la boca, imitaba su vuelo raspando mi cuerpo con una fuerza de titán, como si ella fuera un enorme cuchillo. También me hizo sostener una bolsa sagrada de algodón, con todos sus objetos de poder transmitidos desde hacía generaciones por sus ancestros y maestros curanderos, para cargarme de la energía de ellos, que participaron en la sanación con él. Nuestras sociedades han perdido generalmente el sentido de los aliados familiares a causa de todo el odio generacional que existe en Occidente. Sin embargo, laborando sobre uno mismo, es posible pulirse de tal manera que nuestros antepasados se conviertan en aportes energéticos y estén presentes como tesoros en nosotros. Los objetos de poder pueden, además, encontrarse en las cosas y los lugares más insospechados.
Una tarde invernal, perdidos en los suburbios de París en busca de un teatro donde íbamos a la audición de actores para un mimodrama, Alejandro y yo entramos en un café frente a la autopista para telefonear. Pertenecía al hermano de un ex campeón europeo de boxeo. El bar estaba tapizado con sus fotos y una cortina de nicotina. Colgado sobre la barra relucía el cinturón trofeo del gran campeonato, de un intenso color dorado. En nuestras visitas a chamanes y curanderos, Alejandro me decía siempre: "Deja que te toquen y absórbelos por el vientre". Así que, sabiendo del potente efecto de los objetos sobre la mente, se nos hizo la boca agua al ver aquél. Le pedimos al hermano del campeón, un enorme mastodonte con un parche en el ojo, cuierto de tatuajes, si por favor nos permitiría tocarlo. Y él, orgulloso y amable, bajó el pesado trofeo y nos otorgó el privilegio de palparlo. "Aprovecha -susurró Alejandro-, absorbe la fuerza de campeón que está encerrada en él".
Los objetos representan memoria, son llaves asociativas que pueden abrir dimensiones de la mente y desbloquear energías. Por eso los fans intentan obsesivamente tocar a sus ídolos y arrancarles calzoncillos o mechones de cabello. Saben que tocándolos pasan a ser inmediatamente una parte de ellos, y de alguna manera incorporan su esencia, y absorben su energía y experiencia. Ésta es, también, la base del canibalismo, y son muchos los pueblos ancestrales que devoraban el cráneo o el corazón de sus enemigos para apropiarse de su valor. Un comportamiento que, metafóricamente, utilizo también en la elaboración de actos y piscorrituales. En el Evangelio de san Marcos, una mujer enferma se acerca entre la gente y toca el manto de Jesús. "Si logro tocar aunque sea sólo sus vestidos, me salvaré", afirma. Inmediatamente, se seca la fuente de su sangre y siente que su cuerpo queda libre del mal.
La dificultad para sanarnos reside en que cargamos con estructuras atrincheradas en nuestra psique que muy a menudo impiden la incorporación de lo que nos rodea y la información se almacena en un rincón inaccesible. La llave queda en el fondo de un océano al que generalmente tememos. Sucede algo parecido con los progenitores: hemos estado tanto tiempo en contacto con ellos que los llevamos encima como invisibles cuerpos de poder. Pero a menudo se tornan en cuerpo vampíricos, entidades que nos anulan la individualidad e invierten nuestro proceso de expansión, conteniéndonos en sus límites. Eso sucede también con el yo social, que ha absorbido una sociedad tan desnaturalizada que le ha vampirizado su natural esencia. Sin olvidar que los cuerpo genealógico e histórico también pueden ser en nosotros cuerpos vampíricos de los que habría que saberse despojar. Por estos motivos, la relación con aliados arquetípicos y objetos de poder psíquicos me ha resultado siempre fundamental, tanto para mí mismo como para cualquier labor psicochamánica que haya osado emprender.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

sueños lúcidos (entrevista a jodorowsky)




La interpretación de los sueños ocupa un lugar preponderante en el quehacer del artista-chamán-director teatral-clown místico en la búsqueda de esta otra forma de locura que es la sabiduría...
Si aunq ue la interpretación de los sueños es una práctica tan vieja como el mundo. Con el tiempo, sólo han cambiado las forma de interpretación, desde el sistema simplista que consiste en atribuir sistemáticamente un significado simbólico concreto a tal o cual imagen, hasta el concepto de Jung, según el cual no se trata de explicar el sueño, sino de seguir viviéndolo, mediante el análisis, en estado de vigilia, a fin de ver esa zona adónde nos conduce. La etapa siguiente, situada más allá de toda interpretación, consiste en entrar en el sueño lúcido, en el que sabes que estás soñando, conocimiento que te da la posibilidad de trabajar sobre el contenido del sueño.
Es la práctica que se ha dado a conocer gracias a Castaneda...
El la popularizó, pero no la inventó. En realidad, el primer libro consagrado al sueño lúcido, que yo sepa, se publicó en Francia:Les rêves et les moyens de les diriger, de Hervey de Saint-Denis. Ya en 1867, este autor daba en lo esencial de la cuestión, como podrás apreciar en el extracto que te voy a leer ahora:
Ya que un sueño es como un reflejo de la vida real, los hechos que parecen ocurrir en él siguen, generalmente, incluso en su incoherencia, ciertas leyes cronológicas coherentes con la secuencia normal de todo hecho verdadero. Me refiero a que si, por ejemplo, sueño que me he roto el brazo, me parecerá que lo llevo en cabestrillo o me serviré de él con precaución, o si sueño que se cierran los postigos de una habitación, me parecerá que se ha interceptado la luz y que alrededor de mí se hace la oscuridad. Por lo tanto, imaginé que, si en sueños hacía el ademán de ponerme la mano sobre los ojos, obtendría, en primer lugar, una ilusión semejante a lo que me ocurriría verdaderamente estando despierto, si hacía el mismo ademán; es decir, que haría desaparecer las imágenes de los objetos que me parecía ver delante de mí. Después me pregunté si, luego de producir esta interrupción de la visión, no podría mi imaginación evocar más fácilmente los nuevos objetos en los que yo tratara de fijar el pensamiento. La experiencia demostró que el razonamiento era correcto. La colocación, en el sueño, de una mano delante de mis ojos, borró la visión de un campo en ese momento que antes inútilmente había tratado de cambiar sólo mediante la fuerza de la imaginación. Estuve sin ver nada durante un momento, exactamente tal como me habría ocurrido en la vida real. Hice entonces un nuevo llamamiento enérgico al recuerdo de la famosa irrupción de los monstruos y, como por arte de magia, este recuerdo, nítidamente colocado ahora en el foco de mi pensamiento, se dibujó de pronto claro, brillante, tumultuoso, sin que, antes de despertarme, tuviera yo percepción de la manera en que se había operado la transición... Si conseguimos establecer de modo terminante que la voluntad puede conservar durante el sueño la fuerza suficiente para dirigir la trayectoria de la mente a través del mundo de las ilusiones y las reminiscencias (como durante el día dirige al cuerpo a través de los acontecimientos del mundo real), podremos deducir que cierto hábito de ejercer esta facultad, unido al de tomar conocimiento, en sueños, de su verdadero estado, llevarán, poco a poco, al que persista en el esfuerzo, a resultados concluyentes. No sólo reconocerá, primeramente la acción de su voluntad consciente en la dirección de los sueños lúcidos y tranquilos, sino que pronto descubrirá la influencia de esta misma voluntad en los sueños incoherentes y apasionados. Los sueños incoherentes se coordinarán notablemente bajo esta influencia; en lo que respecta a los sueños apasionados, llenos de deseos tumultuosos o pensamientos dolorosos, el resultado de este conocimiento y esta libertad de espíritu adquiridos será la facultad de ahuyentar las imágenes desagradables y favorecer las ilusiones felices. El temor a las visiones desagradables disminuirá en la medida en que se aprecie su iniquidad, y el deseo de ver aparecer imágenes gratas será más activo al reconocer la capacidad de evocarlas; el deseo será pronto más fuerte que el temor y, puesto que la idea dominante es la que hace aparecer las imágenes, el sueño agradable será el que prevalezca. Tal es, por lo menos, la manera como yo me explico, teóricamente, un fenómeno experimentado por mí de forma constante”.

Apasionante, ¿verdad? No sé si Castaneda se inspiraba en este libro, o sus descubrimientos coinciden con los del autor casualmente. Lo cierto es que este libro de finales de siglo pasado, muestra con claridad el método que luego explicaría Carlos. Me recomendó su lectura André Breton.
¿Comenzaste a tener sueños lúcidos después de haberlo leído o ya te era familiar esta experiencia?
Yo tuve la gran suerte de tener mi primer sueño lúcido a los diecisiete años. En ese sueño yo estaba en un cine en el que se proyectaba una película de dibujos animados digna de Dalí. En un instante, me vi sentado en el centro de la sala y supe que estaba soñando. Miré hacia la salida, pero, como no era más que un adolescente carente de toda cultura espiritual o psicoanalítica, pensé: “Si cruzo esa puerta, entraré en otro mundo y moriré”. ¡Y entonces sentí pánico! Mi única salida era despertarme, entonces hice enormes esfuerzos por salir del sueño hasta el momento en que sentí que subía desde las profundidades hacia mí cuerpo, que parecía estar situado en la superficie. Me reintegré a mi envoltura y desperté. Fue mi primera experiencia, y la sentí francamente aterradora. A partir de entonces, empecé a familiarizarme con el sueño lúcido.
¿Cómo puede uno estar seguro de que está soñando? Al fin y al cabo, yo también podría decidir ahora, mientras hablamos, que estoy soñando...
Al comienzo yo hacía una comprobación. Me apoyaba con las dos manos en el aire, como en una tabla invisible, y me daba impulso. Si ascendía era porque estaba soñando. Luego hacía unlooping y me ponía a trabajar en mi sueño. Puedo leerte un sueño lúcido que anoté en mi cuaderno amarillo en 1970 y que fue especialmente importante para mí, ya que en él puse en práctica por primera vez la técnica que te he descrito:
Estoy solo en una casa desconocida. Todo me parece completamente real pero, sin saber por qué, ya nada me lo indica, pienso: "Quizás esté soñando... Si estoy soñando, puedo volar; vamos a ver…” Hago un esfuerzo, me apoyo en el aire con las palmas de las manos, y me lanzo hacia arriba. Floto en la habitación. "¡Es un sueño!", me digo. Decido aprovechar LA oportunidad para perfeccionar mi vuelo, no solamentevermevolar sinosentirme volar. Doy una vuelta de campana, subo y bajo. Quedo satisfecho. Decido planear por toda la casa. Vuelo por un pasillo y llego a un salón oscuro. En un rincón veo a dos niños de unos cinco años. Avanzo hacia ellos para verlos más nítidamente: no son niños sino dos gnomos viejos, flacos y arrugados. Se ríen y se esconden. Son los espíritus de la casa. Tienen un aire inquietante. Me evitan. Desaparecen entre las sombras y se ríen de mí. No me atrevo a buscarlos. El sueño me absorbe, pierdo la lucidez… Viajo en un autobús que no tiene conductor ni pasajeros. Miro por la ventanilla y veo un bosque petrificado. "Probablemente es un sueño -me digo. Voy a comprobarlo". Vuelo, salgo del autobús atravesando el cristal y planeo en el bosque. Otra vez pierdo mi lucidez. Ahora me encuentro en un sótano, frente a una ventana opaca. No tardo en captar que sueño y me digo: "Seguro, esto es un sueño". Intento salir volando por la ventana, pero no lo logro. Tengo la sensación de que las paredes miden varios metros de espesor. Pero debo atravesarlas. Siento que es imposible. Me obligo a intentarlo. Atravieso la pared sin dificultad y salgo al espacio: afuera hay un cielo azul, floto entre las nubes. Mientras me dejo llevar por una brisa suave, pienso: "Debo aprovechar este sueño para ver a mi Dios interior..." De pronto, siento que me invade un profundo cansancio que, evidentemente, antecede a un gran miedo. Me doy explicaciones: "Es una prueba demasiado dura, aún no estoy preparado para ese encuentro, lo dejaré para otro día." Y despierto; por una parte me siento contento de haber descubierto una técnica que me permite saber si sueño, pero, por otra, estoy irritado a causa de mi debilidad y mi falta de valor. En mi cuaderno de sueños escribo este comentario: “Creo que ha llegado el momento de ir más allá en el sueño lúcido. Correr riesgos. Pero todavía tengo miedo de morir, no me atrevo... Pude haber entrado en mi inconsciente hasta hallar al Dios interior; confiar en El... Debí perseguir a los gnomos, hacerles frente, hablarles sin turbarme por sus mofas, establecer contacto realmente con ellos, conocer sus secretos. Debí crear mundos, atravesar la muerte llegar al centro de mi ser, vencer monstruos y terrores… Deseo ser más valiente la próxima vez y dominar mi miedo. También tengo que encontrar aliados y aceptarlos, no hacer siempre todo el trabajo yo solo…”
Me imagino que tu práctica del sueño lúcido habrá pasado por distintas facetas...
Comencé dirigiendo un juego. Me decía: “Quiero ver pasar elefantes en África”. Y a los pocos segundos estaba en África, viendo pasar una manada de elefantes. Podía cambiar de decorado, desear ir al Polo Sur y luego ver miles de pingüinos... Ello me producía tanta felicidad que acababa por despertarme. Después he experimentado todo tipo de vivencias sobre mí mismo. Una vez quise saber lo que era morir; me arrojé desde lo alto de un edificio y me estrellé contra el suelo. Inmediatamente, me encontré vivo en otro cuerpo, entre la multitud que miraba el cadáver del suicida. Así descubrí que el cerebro desconoce la muerte. Otra vez decidí hacerme poseer por un dios mítico.

Has tenido un orgasmo femenino?
Gilles, la experiencia de esta penetración fue más completa que la de una relación sexual corriente. No olvides que yo trabajaba con imágenes oníricas que sobrepasan los límites de la realidad. Para que entiendas mejor mi práctica te puedo leer el sueño tal como lo anoté detalladamente en mi cuaderno, con fecha 9 de abril de 1978:
Estoy en un dormitorio, tendido en el suelo entre camas dos camas gemelas. Tengo la espalda apoyada en la pared. Delante de mis pies aparece un “imbunche” ...”
Un qué?
Te lo explico: la tarde anterior al sueño yo había estado en un café con un exiliado chileno al que pregunté sobre el folklore mapuche. El me contó que, según la leyenda, los brujos de Chiloé robaban niños y los mutilaban para que, convertidos en monstruos, les sirvieran de ayudantes con el nombre de "imbunches". Aclarado el término, sigo leyendo: “... un enano ciego, desnudo, con piel de pollo desplumado, pico de pájaro, muñones que hacen las veces de brazos, el torso contrahecho y las piernas arqueadas: una especie de feto grande, tan horrible e inquietante. Y entonces pienso: "Es un dios con el que tengo que entrar en relación. Su fealdad debe engendrar algo en mi espíritu”. Ahora sé que estoy soñando y que tengo el poder de orientar mi sueño. Decido trabajar en ese monstruo con el objeto de transformarlo en divinidad positiva. Y lo consigo. El "imbunche" adquiere buena estatura, facciones regulares y se convierte en un ser bellísimo, indescriptible, como una estatua viva. Salgo de entre las camas y me tiendo boca arriba en el centro de la habitación. Sé que debo ser inseminado por el dios. Busco mi feminidad y por eso levanto mis piernas. Un tubo transparente, de unos cuarenta centímetros de largo, sale de entre las piernas del díos. Decido entregarme sin resistencia para que él me introduzca el tubo entre el sexo y el ano, ese lugar del perineo que el tantra llama Chakra Muladhara. Sé que no tengo vagina, y no pretendo experimentar una penetración anal. El dios se arrodilla entre mis piernas abiertas y empieza a penetrarme. Su órgano sube por mi columna vertebral hasta que lo siento entrar en mi cerebro. Mi conciencia estalla”.
Impresionante...
Si llamas “orgasmo femenino” a esta explosión cataclísmica, entonces sí, Gilles, lo he experimentado, y fue una sensación maravillosa. Me sentí muy emocionado dejándome poseer por este dios creados a partir de mi propia monstruosidad. Después, me dediqué a realizar deseos no alcanzados en el estado de vigilia, especialmente deseos sexuales, por supuesto. En sueños me entregué a orgías fantásticas con mujeres semihumanas, semipanteras. Deja que te lea otra de las anotaciones que hice después de uno de estos sueños. Aunque quisiera insistir en un punto: antes de lograr el sueño lúcido, en el que yo controlaba las imágenes, tenía que vencer una serie de obstáculos que aparecían como otras tantas pruebas de iniciación. Una vez que los superara, merecería el derecho de ser dueño y señor de mis sueños. Este pasaje, extraído de mi cuaderno, muestra bien ese aspecto del proceso:
Estoy en un mundo industrial, sin naturaleza, compuesto por inmuebles únicamente. Es una frontera. No tengo documentos de identidad. Tres soldados me impiden el paso. Salto la barrera y echo a correr; perseguido por los militares. Luego de abrir las puertas de un garaje, me encuentro frente a un pozo de miles de kilómetros de profundidad. Al borde de este abismo, me doy cuenta de que estoy soñando. Los perseguidores han dejado de existir. Decido arrojarme al fondo, sabiendo ya que nada puede ocurrirme. Salto y caigo a gran velocidad. No siento miedo. Siento el deseo de detener la caída. La caída cesa. En la pared aparece una puerta. Entro y ahora estoy en el pórtico de una catedral. Comprendo que tengo el poder mágico de hacer surgir ante mis ojos lo que yo quiera. Entonces siento el deseo de realizar una experiencia erótica. Creo tres mujeres-bestia, mitad panteras mitad hembras humanas, que están en cuclillas o a cuatro patas. Beso a una en la boca, y sus labios largos parecen de vulva. Pruebo introducirles mi dedo índice en el sexo, bajo la cola. Poseo a una mientras las otras me arañan de modo agradable y trato de llegar al orgasmo. Pero inevitablemente dejo de estar lúcido, y el sueño me absorbe y, finalmente, se transforma en pesadilla. Despierto con palpitaciones...”

¿En qué aspecto de estas experiencias se .encuentra la dimensión de iniciación?
En la particularidad de que, en el momento en que emp ezaba a hacer el amor con esas mujeres animales, el deseo se apoderaba de mí, haciendo que perdiera la lucidez, y el sueño escapara a mi control. Olvidaba que estaba soñando. Me pasaba igual con la riqueza. Cuando me fijaba en la fascinación del dinero, mi sueño dejaba de ser lúcido. Cada vez que trataba de satisfacer mis pasiones humanas, el guión me absorbía, y perdía la lucidez. Fue un gran aprendizaje: comprendí finalmente que, en la vida como en el sueño, para permanecer lúcido es necesario distanciarse, controlar la identificación con la acción. Es un viejo principio espiritual que el sueño lúcido me recordó. El deseo y el miedo son las dos caras de nuestra identificación, así lo afirman todas las tradiciones.
Justamente, el sueño me enseñó también cómo actuar frente a mis temores. Hubo un tiempo en el que frecuentemente tenía la misma pesadilla: estaba en un desierto y desde el horizonte surgía, como una nube inmensa de negatividad, un ente psíquico decidido a destruirme. Me despertaba gritando y empapado en sudor... Un día me cansé y decidí ofrecerme en sacrificio al ente. En el apogeo del sueño, en un estado de terror lúcido, me dije:“Okay, voy a dejar de querer despertarme. No tienes más que venir a destruirme”. El ente se acercó y entonces, de repente, desapareció. Desperté unos segundos y volví a dormirme plácidamente. Entonces comprendí que somos nosotros mis mos quienes alimentamos nuestros terrores. Aquello que nos atemoriza pierde toda su fuerza en el momento en que dejamos de combatirlo. Es una de las enseñanzas clásicas del sueño lúcido. Varias veces he logrado controlar el miedo al tránsito final atravesando mi propia muerte.
Quisiera que me dieras otros ejemplos de ese proceso…
Bueno, no tengo más que buscar en mi cuaderno. Escucha esto: “Tengo unas ganas enormes de orinar. Siento mi vejiga llena. En una bañera blanca, orino un grueso chorro de sangre. Me digo: "El líquido es rojo porque hago demasiado esfuerzo. No puedo detenerme; pero me relajo y, por mi voluntad, transformo el rojo en amarillo." En ningún momento me dejo dominar por la angustia. Poco a poco, transformo el color. Después, la pesadilla me domina nuevamente y, otra vez orino sangre. Retorno el control del sueño, sin perder la serenidad, y el chorro adquiere definitivamente su color ámbar”.
Otro sueño: “Me encuentro en un café, en una plaza pública, sentado en un rincón, entre otros cliente. De pronto, en medio de la terraza, un muchacho barbudo, loco y agresivo, saca una pistola. Con una carcajada estremecedora, apoya el arma en la sien de un camarada. Furioso, me levanto y le grito que debería ser más delicado. Le recuerdo que, hace poco, su amigo ha intentado suicidarse disparándose a la cabeza y que, por esa razón, su pesada broma podría traumatizarlo. Me mira entonces y me apunta, murmurando en tono sádico: "Muy bien, ¿y ahora qué?" El espera que yo comience a temblar; pero no siento miedo. El loco da una vuelta a mí alrededor pero yo no me inmuto. Sé que no disparará y se lo digo: “Sé que no lo harás." "¿Y por qué no?", me pregunta. “Porque soy muy pequeño para tus delirios de grandeza”, le digo. Y efectivamente, sé que este loco, ofuscado, absorto en su propio espíritu, no podrá interesarse verdaderamente en mí lo bastante como para aniquilarme. Despierto feliz: lo que podría haber sido una pesadilla no me ha causado miedo”.
Otro sueño en el que domestico a mi monstruo: “Camino por un descampado y llego a un agujero circular; parecido a una inmensa boca de alcantarillado. De allí surge un monstruo gigantesco, espantoso, de veinte metros de altura más o menos. Controlo rápidamente mi sentimiento de repugnancia porque entiendo que esa criatura horrible es una parte de mí, una oscura energía de mi espíritu. Decido no destruirla sino transformarla. Entonces, en ese mismo instante, se cubre de plumas blancas, se hace luminosa, abre seis alas y se eleva. Convertido en una bellísima entidad angélica, se ofrece a llevarme consigo al Cosmos. Pero controlo igualmente esa tentación. El ángel es una energía luminosa de mi espíritu que tengo que absorber. Hago que me cubra y lo aspiro por todos los poros de la piel. Ahora soy yo el que, convertido en un ser pleno de energía y luz, se eleva tranquilamente. Despierto dichoso”.
Ahora escucha este sueño, es muy poético. Me veo entrando con los ojos abiertos en el reino de los muertos: “Estoy en la antesala de la muerte. Sentado en un banco, frente a mí está el cantante Carlos Gardel, muerto hace cuarenta años. Lo saludo diciendo: "Va mos, ten valor; decídete a morir..." Entramos en otra sala en la que diviso una puerta por la que se va directamente a la muerte. Un tétrico portero nos palpa a todos los presentes y decide quiénes van a franquear o no la última puerta. Llegan antes que nosotros dos adolescentes. Después de registrarlos, el portero los rechaza y ellos se van, desolados por tener que seguir viviendo. Gardel es declarado muerto, ahora me toca a mí. El portero me palpa y me declara difunto. Carlos Gardel vacila, tiene miedo. Le digo: "¿Qué importa? ¡Mejor! ¡Ahora sabremos por fin qué hay detrás de esa puerta!" Con decisión y firmeza, lo empujo para que entre conmigo en esa otra dimensión. Al cruzar la puerta, el cantante desaparece en una explosión de luz. Apenas he pasado la frontera de la muerte, me encuentro en un paisaje de colinas verdes. Estoy en compañía de personas muy agradables. Lanzo al aire sobres de papel vacíos que caen llenos de golosinas y objetos preciosos. Puedo hacer milagros, porque domino esta dimensión y sé que los sobres que lancé al aire caerán siempre llenos. Hago regalos a las personas que me rodean y despierto muy feliz”. (http://rie.cl/psicomagia/3_el_acto_onirico.php?p=4, sigue)
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