Sonido Fulgor

miércoles, 25 de abril de 2012

Brecha digital y educación en México


Javier Corral Jurado
4 de marzo de 2012


La UNESCO ha señalado que en un contexto donde los inmensos adelantos científicos, tecnológicos y socioeconómicos caracterizan el tiempo presente, “la enseñanza técnica y profesional deberá constituir un aspecto decisivo del proceso educativo en todos los países”. Esto con el fin de que los individuos alcancen sus metas, para lograr así una mayor democratización, un desarrollo social, cultural y económico, impulsar el potencial de todos, independientemente de su religión, raza o edad, para que todos participen en la toma de decisiones sociales, políticas y ambientales de su entorno. Sin embargo, el escenario actual en México implica varios retos para lograr tales fines.
Abatir la brecha tecnológica representa uno de los principales desafíos en torno a la política educativa nacional, pues es ésta la nueva fuente de disparidad entre las sociedades contemporáneas. La brecha tecnológica debe ser entendida no sólo como el mero acceso a la tecnología, sino también como un tema de alfabetización digital que permita en un mediano plazo una apropiación de estos instrumentos con la cual el individuo común mejore y transforme su entorno y, con ello, también su calidad de vida.
Las políticas educativas deben estar enfocadas no únicamente en dotar de computadoras a las escuelas, las nuevas tecnologías deben contribuir no sólo a formar estudiantes, académicos y profesionales que sepan utilizar una computadora, mandar correos, descargar música o interactuar en Facebook; sino individuos capaces de administrar, producir, adaptar e intercambiar conocimientos.
Es necesario y urgente repensar el modelo educativo actual, qué tanto conservar, cómo adaptarlo a las necesidades actuales, a las características de un país como el nuestro, cómo complementarlo ante los nuevos retos que exige el mundo globalizado, cómo explotar el desarrollo tecnológico en aras de una mayor justicia social.
El problema es que actualmente sólo el 24.6% de las personas tienen acceso a internet, 5.6% inferior al promedio regional, este acceso físico es una tarea pendiente aún por abatir, pero ¿cómo llevar computadoras a zonas marginadas, a municipios donde la escuela no tiene ni un techo digno? De acuerdo con la investigación que la Alianza por la Calidad de la Educación realizó en 2008, 33 mil escuelas tienen condiciones de infraestructura pésimas; lo que significa que aproximadamente 2 millones 400 mil niños toman clases bajo techos improvisados con láminas de cartón, madera, plásticos o en palapas, sin ventanas, con piso de tierra y sin baños.
México es un país multicultural, en el territorio nacional se hablan más de 50 lenguas indígenas y hay un número casi igual de estos pueblos, ¿cómo instruir a todas estas comunidades a la par del resto de la población?
De acuerdo con el Inegi, siete de cada 100 hombres y 10 de cada 100 mujeres de 15 años y más, no saben leer ni escribir, y aún más grave, para el 2007 en el país, había 29 millones de niños y niñas de cinco a 17 años de edad, de los cuales más de 3 millones y medio empezaron a trabajar y abandonaron sus estudios.
¿El aprendizaje para la utilización de las nuevas tecnologías se tiene que dar sólo en la escuela?, ¿cómo incorporar el uso de estas herramientas a estos individuos?, ¿cómo dejar de excluir a los ya de por sí excluidos?
Las dos respuestas oficiales han carecido de eficacia en ese propósito, e incluso expertos advierten un fracaso del programa Habilidades Digitales para Todos de la SEP-SNTE, con el que se buscaba abatir estas brechas. Y el programa Vasconcelos 2.0, de la SCT, que se propuso la creación de clubes digitales e-México, con la finalidad de incluir a la población en el uso de nuevas tecnologías, también descuida el uso, los contenidos, el aprendizaje y la apropiación de estas herramientas.
La exploración a estas propuestas nos indica la percepción que tiene el gobierno del alumno y del individuo común, a éstos se les sigue viendo como meros consumidores de información, y con ello, se descuida la capacidad del cibernauta contemporáneo de producir y generar nuevos contenidos en la red.
Los blogs, las wikis, los podcast, las comunidades virtuales, y las miles de aplicaciones favorecen el intercambio de información, de conocimiento, de cultura y, en conjunto, estimulan la capacidad creadora del individuo. Nuevas formas de trabajar en equipo, distintas y diversas comunidades de aprendizaje en línea, donde el aprendizaje se da a partir de compartir lo que uno sabe con el mundo.
Para que la tecnología juegue un papel relevante en el desarrollo social, cultural y económico en la sociedad no basta con el acceso, son necesarias aplicaciones orientadas hacia la inclusión social.
El sistema educativo en México debe incorporar las nuevas formas en que puede ser utilizada la información en la red para que las tecnologías no sean subutilizadas, sino que sean capaces de forjar una reflexión más profunda. La política educativa nacional no debe tener como único fin el incremento en la penetración de las herramientas tecnológicas, sino su mejor uso y una adecuada apropiación. 

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