2. Enviar un e-mail o un mensaje por redes sociales es integrarse a la colectividad, que ya entendió que no necesita verse para comunicarse, pues cree que la comunicación se hace más a base de palabras que de señas. Por lo demás, uno resulta ser torpe e indeciso durante la charla.
3. Se fotografía cada momento de la vida para compartirlo con los amigos y demás curiosos y la intimidad se posterga para después de la muerte. De hecho, ¿qué es la intimidad?, ¿qué es lo que guardo para mí?, ¿en qué momento puedo sentirme pleno estando a solas? Las ganas de contarle todo a todos se confunden, muchas veces, con la frustración de no poder entenderse a uno mismo, o mejor, de no poder detenerse a escucharse uno mismo.
4. Los nuevos voceros de la sociedad virtual (la real, de calle, aparece como consecuencia de ésta), los nuevos dirigentes que congregan a las masas digitales y les explican lo que hay que hacer para tener buena suerte o salvar a una mujer de la ley musulmana o prepararse para el 2012 y la vuelta de todos los agentes espirituales, son aquellos que envían forwards con un sacrificio y un empeño descomunales. A ellos hay que rendirles respeto, su labor es grande.
5. ¿Qué ocurrirá el día que internet desaparezca? Posibles respuestas: nos daremos cuenta que existe el correo postal mexicano y que tenemos a nuestro favor una cosa que llaman caligrafía.
6. Consideraciones sobre el porno: si el 12% de las páginas de internet son pornográficas ¿significa, según mi primera observación, que el 12% de nuestra conciencia es pornográfica?
7. La música, el video, la fotografía son ampliamente digitalizables. Me parece que los libros son los únicos que jamás podrán llevar a la web para que ahí sean leídos, pues nadie está exento de la dicha que produce hojear las páginas.
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