Para nacer hay que romper un mundo o pintar una pared blanca con azul infinito. Oh tú: ¿por qué te confundí con la opresiva muralla si sólo eras esta tela delicada? Sobre tu silencio escribiré mi piano. Y mi fe será tu ombligo, ese túnel a la música.
increíble, increíble... como el canto del ruiseñor de las lunas con un ritual sagrado en la garganta
ResponderEliminar