Amo el aire;
su ingravidez,
su oscilación callada.
Agradezco la rutina de la asfixia,
porque como el cojo, el equilibrio,
el sordo, la armonía,
el color y sus bemoles, el que perdió los ojos,
he aprendido a valorar,
más que cualquiera,
las moléculas del viento
y su forma discreta de llenar la vida.
Creerán algunos que soy débil:
no entienden lo que entiendo,
no pesa en la conciencia de su cotidiano respirar
el resplandor transparente
de ese silencio motor de sus segundos.
Mi fuerza es otra.
Ya'stuvo, hermano... Y cuándo nos vemos pa ponernos bien de acuerdo con lo del programa de radio??
ResponderEliminarChido, me gusta mucho ese poema, no te olvides de publicar. Mira, ahorita voy a andar en Morelia, tons más bien escríbeme un mail con la duda que tengas y electrónicamente vamos sacando los programas, si puedes empezar enviándome poemas, o grabándolos con tu voz, ya yo les pongo acá una música de fondo y ya clamamos, leones. Tuyo, etm.
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