Sonido Fulgor

domingo, 11 de marzo de 2012

Los cuerpos-árbol de Sandra Pani



Germán Gómez Haro

Conocí el trabajo de Sandra Pani en 1993, en una de sus primeras exposiciones titulada Subsistir, en el Museo del Chopo. En esa ocasión llamó mi atención el hecho de que una pintora tan joven centrara su creación en el oficio de la pintura-pintura, cuando la mayor parte de los artistas de su generación mostraba una actitud de rechazo ante las artes “tradicionales” y el neoconceptualismo dominaba la escena del fin del siglo XX. Sandra Pani ha sido fiel a la pintura y al dibujo como medios idóneos para plasmar sus obsesiones que, desde sus inicios, han estado ligadas al estudio de la anatomía humana y el mundo vegetal. Recuerdo que en esa exposición Sandra presentaba unos cuerpos de volúmenes sólidos que evocaban el universo telúrico de las diosas primigenias relacionadas con la fertilidad. Esa recia corporeidad que la artista imprimió a sus figuras tempranas con el tiempo se fue desvaneciendo sigilosamente, hasta dar lugar a siluetas y formas evanescentes que apenas se vislumbran entre las delicadas capas de pintura que cubren sus lienzos en los que predominan las tonalidades blanquecinas. Sandra ha alcanzado un lenguaje casi minimalista que le permite moverse libremente entre la figuración y la abstracción, y sus cuerpos simbólicos trasminan un poder numinoso que atrae y seduce.

Cuerpo–4

De–4
Actualmente se presenta en la galería Andrea Pozzo de la Universidad Iberoamericana (campusSanta Fe) la exposición De ser árbolque reúne una serie de treinta y seis dibujos sobre papel de gran formato (300×110 cm) iniciada en 2007, parte de la cual se mostró en el pasado Festival Cervantino. Esta galería universitaria es un espacio majestuoso que dio pie a una museografía espectacular, en la que los dibujos se presentan suspendidos del plafón y distribuidos a lo largo y ancho del recinto, incitando al espectador a hacer un recorrido entre las piezas como si se tratara de un bosque arbolado. Y la analogía no es gratuita: el tema de esta serie de dibujos es la interrelación y correspondencia simbólicas entre la figura humana y los árboles, un diálogo plástico, conceptual y filosófico que apasiona a la autora, y que la ha llevado por los vericuetos de la investigación en temas de anatomía y botánica, tomando como inspiración el trabajo del ilustre naturalista sueco del sigloXVIII, Carlos Linneo, autor del compendio titulado Systema naturae. Así lo plantea la pintora:  “Esta serie de dibujos fue emergiendo de una profunda experiencia personal de la interrelación entre mi mundo interno y el mundo externo, entre lo simbólico y lo concreto. La experiencia de las similitudes –en la esencia– entre lo que experimentamos como cuerpo y árbol, a nivel concreto, y la realidad psíquica de ‘cuerpo– y ‘árbol–, a nivel de su representación simbólica, fue la semilla que dio fruto a esta colección de dibujos.” Se presenta también un video muy interesante en el que se registra el proceso de realización de estas piezas, en el que vemos a la autora recostada sobre la superficie de un papel de 3 m de largo, esbozando libremente su silueta con lápiz o carboncillo a manera de huella simbólica que marca el punto de partida en la ejecución del dibujo. Quizás el trazo inicial de su propia figura le permita percibir los limites de su yo para unir la percepción de su cuerpo al universo en la creación de estos árboles-cuerpo representados en un sinfín de variaciones. La creación de esta serie de dibujos se complementa con la partitura realizada ex profeso y en íntima colaboración con el músico Mario Lavista, su compañero desde hace once años, quien se aventuró a desarrollar esta sutilísima música atmosférica que ofrece una correspondencia directa con la obra plástica en cuanto a su expresión de recogimiento y ensimismamiento.
En meses pasados Pani participó en un proyecto en el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CASA) con bordadoras indígenas de Oaxaca en la elaboración de unos lienzos de algodón teñidos con tintes naturales, en los que las artesanas “tradujeron” los dibujos a lápiz de la pintora en finísimas puntadas bordadas siguiendo su tradición milenaria. Estas piezas se exhibieron en la exposiciónarte/sano entre artistas 2.0 en el Museo de Arte Popular. También está realizando una serie de dibujos pequeños que dialogan con objetos encontrados en la naturaleza, como semillas, nidos o ramas, contenidos en cajas de acrílico que conforman un políptico, y este trabajo se muestra actualmente en el recién inaugurado Museo de la Cancillería (República del Salvador 47, Centro Histórico). La aparente fragilidad de sus obras no es más que el reflejo de su búsqueda ontológica: la evanescencia para alcanzar la esencia.

La Jornada Semanal

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