Sonido Fulgor

sábado, 12 de junio de 2010

Dos poemas de Shelley

1

La sombra de una Fuerza incognoscible
flota, aunque incognoscible, entre nosotros;
visita este amplio mundo con la misma
indisciplina que el viento entre las flores;
como un rayo de luna que inquieta,
secreto, imprevisible,
el corazón y rostro humanos;
como el rumor pausado de la tarde,
como una nube en noche clara,
como el recuerdo de alguna música,
como aquello que se ama por hermoso
pero aún más porque es ignoto.

2

Espíritu, Belleza que consagras
con tu lumbre el humano pensamiento
sobre el que resplandeces, ¿dónde has ido?
¿Por qué cesa tu brillo y abandonas
este valle de lágrimas desierto?
¿Por qué el sol no teje por siempre
un arco iris en tu arroyo?
¿Por qué cuanto ha nacido languidece?
¿Por qué temor y sueño, vida y muerte
ensombrecen el mundo de este modo?
¿Por qué el hombre ambiciona tanto
odio y amor; desánimo, esperanza?

De La Belleza Intelectual I Y 2

3

Temo tus besos, dulce dama.
Tú no necesitas temer los míos;
Mi espíritu anda tan hondamente abrumado,
que no puede agobiar el tuyo.

Temo tu porte, tus modos, tu movimiento.
Tú no necesitas temer los míos;
Es inocente la devoción del corazón
con la que yo te adoro.

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