Sonido Fulgor

viernes, 26 de septiembre de 2008

jueves, 24 de julio de 2008

Vendrán a reclamarme.

Con mil ojos disfrazados de antorchas
vendrán a reclamarme
y me dirán
con sus veinte bocas de rabia:

“¿no ves que mueren miles cada día?,
¿no ves que la pobreza,
que los jinetes violentos
del hambre, del crimen, de la peste?”

“¿eres tan ciego como para no ver
la creciente negrura de la guerra
o la suciedad feroz del aire,
y del agua que no alcanza?”

“¿A qué escribir entonces de la luz?”

Tal vez no diga nada

Tal vez me ensanche
con un dolor en las costillas
y reviente
y llueva sobre sus caras negras
un llanto de luciérnagas felices

Lo digo de una vez:

No es que mis ojos
se nieguen a abrirse
ante la sed desgarradora de la sangre.

No es que no me llore todo el cuerpo
ante las pisadas penetrantes de la angustia.

No es que no se me rompan
los huesos de la mano ante la muerte.

Quisiera poder decirles ese día:
“¿Ves la cara de aquel
que tiene mugre en el centro de la vida?
¿crees que necesita saber más
de bestias o de sombras o de fuegos?
¿por qué no regalarle
el aroma del pan
o la corriente de algún río habitado por la risa?”

“¿Ves a aquella
tumbada en la agonía?
¿Por qué no darle a sus oídos
la luna arreglándose el cabello
o el sabor a luz del agua?”

Tal vez no digan nada

Tal vez sigan buscando
rasgar mi voz
con todas sus armas de metal,
de vidrio, de soledad, de rabia.

Lo digo de una vez:

Seguiré cantando
a los labios del sol
cuando escurre entre las flores.

Seguiré cantando
a la piel del musgo
y de las piedras consumidas
por el amor violento del mar.

Seguiré enumerando
las partes de su cuerpo
(del de ella)
como los últimos resquicios
de paz entre la bruma.

Seguiré cantando
el sabor de la niebla
en ese punto
cuando empieza a ser de día
pero la luna sigue llenando de su lumbre
del perfume de su lumbre
el rostro azul de la vida de las aves.

Lo digo de una vez:

Seguiré cantando

como blandiendo un arma de luz.


Emiliano

lunes, 21 de julio de 2008

el músico del barrio Gótico

quiero tener en las manos la melancolía de un copo vacío,
de una nota que rebota en las paredes de un callejón solitario
y llega a los oídosde nadie, enredada entre las sombras de la noche.
soy el último paso de los años que se arrastra oscuro por las paredes,
el insomnio y el fervor de todas las preguntas sin respuesta.
voy buscando las grietas en la piedra cuando camino
y abrumo las luces que se apagan detrás de las esquinas.
me gusta compararme con el paso de los años por la piedra,
o compararme con el paso dela noche por los hombres.
sé que un acorde es la razón del cobre para perder su brillo,
que los versos, igual que el hierro, se doblan con fuego y martillo
y se afilan con tristeza en noches de luna y gargantes menguantes.

Diego Álvarez

domingo, 20 de julio de 2008

Olala

Y al alba venceré



Il principe ignoto
Nessun dorma! Nessun dorma!
Tu pure, o Principessa,
Nella tua fredda stanza
Guardi le stelle
Che tremano d'amore e di speranza.
Ma il mio mistero è chiuso in me,
Il nome mio nessun saprà!, no, no
Sulla tua bocca lo dirò!...
(Puccini: Quando la luce splenderà!)
Quando la luce splenderà,
(Puccini:No,no,Sulla tua bocca lo dirò)
Ed il mio bacio scioglierà il silenzio
Che ti fa mia!...
Voci di donne
Il nome suo nessun saprà...
E noi dovremo, ahimè, morir, morir!...
Il principe ignoto
Dilegua, o notte!... Tramontate, stelle! Tramontate, stelle!...
All'alba vincerò!
vincerò! vincerò! El príncipe desconocido
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
¡También tú, oh Princesa,
en tu fría habitacion
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Pero mi misterio está encerrado en mí,
¡Mi nombre nadie lo sabrá!. No, no
Sobre tu boca lo diré
(Puccini: Sólo cuando la luz brille)
Sólo cuando la luz brille
(Puccini: ¡solo sobre tu boca lo dire!)
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía.!
Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡venceré! ¡venceré!

sábado, 19 de julio de 2008

Carta

Hombre,
no importa cuál sea tu nombre,
tu edad, tu país,
eres mi hermano
y nacimos en esta tierra
para ayudarnos.

Porque, seamos quien seamos,
es la compasión entre nosotros
lo único que hará de este mundo
un espacio más justo,
más inmenso, más feliz.

Emilio

viernes, 18 de julio de 2008

Desciendo
mi cuerpo es una cañada grande y sola

Voy aprendiendo la gracia
de renunciar a las palabras
e invento entre la luz
que las gotas son caballos
con terribles mordeduras en la sombra

Ando gritando
lo que creía mi nombre
y de pronto
me sabe a espuma amarga

Desciendo
mi nombre es una gruta silenciosa
mi nombre es canto de insectos torpes

Limpio

lavo

soplo sombras de silencio

trato de aprender a llenarme la boca
con el jugo de frambuesa de la risa reventándome en la lengua

Desciendo

tengo entre los dedos
las llaves del sol
pero no quiero abrir la noche

no quiero dejar de ver
las antorchas de la sombra
hasta que me escupa
la ballena de mis miedos

y además
la noche no me juzga
y la noche es buena para verte con las manos

Desciendo hasta mis manos
olvidaste
un poco de tu aroma
en sus bolsillos

del pedazo de ti que hay en mi cuerpo
va surgiendo el día aunque no quiera

pero trae un destello diferente

los caballos heridos
que salen de mis ojos
huelen menos a miedo
y más a vino dulce

Pronuncio mi nombre

y se ha vuelto jugo fresco de frambuesa.

Desciendo

Encuentro

Afirmo que mis pies
son menos plumas
y más musgo

Trago de un bocado
los mostos sedientos de la lluvia

Mi cuerpo es un arroyo de cabellos fugitivos.
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