Sonido Fulgor

viernes, 30 de octubre de 2009

Las flores del Cerezo, gran película

El cerro que humea Popocatepetl



En la mitología azteca, Popocatépetl fue un valiente guerrero quien amaba a la doncella Iztaccíhuatl.

El padre de Iztaccíhuatl lo mandó a la guerra en Oaxaca, prometiéndole la mano de su hija si este regresaba victorioso
(lo cual el padre de Iztaccíhuatl presumiblemente no creía posible). Iztaccíhuatl recibió noticias de que su amado fue muerto
en la batalla y por lo tanto ella murió de pena. Cuando Popocatépetl regreso y se entero del trágico destino de su amada,
él también murió de la tristeza por haberla perdido. Los dioses se conmovieron de ellos y los cubrieron con nieve
para transformarlos en montañas. La montaña Iztaccíhuatl fue llamada "La mujer durmiente" ya que su perfil asemeja a una mujer
que yace acostada. Popocatépetl fue convertido en un volcán, que arroja fuego sobre la tierra con una rabia ciega
por la pérdida de su amada.

Periódico Buenas Noticias

Zelaya y Micheletti ponen fin a la crisis

El presidente depuesto de Honduras será restituido con la aprobación del Congreso.- El mandatario renuncia a modificar la Constitución para optar a la reelección

Desde que el último domingo de junio, hace cuatro meses ya, un comando del Ejército secuestrara y expulsara del país al presidente Manuel Zelaya, Honduras no ha dejado de estar en el ojo del huracán. Tal vez nunca un país tan pequeño (algo más de siete millones de habitantes) y tan pobre (en América Latina sólo lo supera Haití) concitó la preocupación de tantos durante tanto tiempo. De ahí que cuando, en la madrugada del viernes, los representantes del golpista Roberto Micheletti y los de Manuel Zelaya anunciaron estar de acuerdo en que sea el Congreso Nacional el que finalmente decida la restitución del presidente depuesto, todo el mundo se puso a celebrarlo. A cambio de su restitución, Zelaya se ha comprometido a desistir de su plan para reformar la Constitución y optar a la reelección. Por tanto, gobernará hasta que el presidente electo el 29 de noviembre lo releve en el cargo el 29 de enero de 2010.

La montaña sagrada Fuji.


El Sintoísmo, “El camino de los dioses”, considera la existencia de espíritus, kami en todos los fenómenos naturales. Segen-Sama, diosa del monte fuji, es la más venerada. El monte Fuji es escenario de muchos mitos japoneses. Se cree, por ejemplo, que es la morada de Kunitokotachi, el Señor de la Tierra Eterna, invisible deidad creadora ominipresente que surgió en forma de caña del caos del océano primigenio.

Kaguya-hime

Hace mucho tiempo, un anciando encontró a una niña recién nacida en una de las laderas de Fuji. Entonces, la llamo Kaguya-hime. Al crecer, la niña se transformó en una hermosa mujer y se casó con el Emperador. Pero transcurridos siete años de su matrimonio, le dijo a su marido que como no era mortal, debía regresar al cielo. Para consolar al Emperador, le entregó un espejo dicéndole que en él siempre podría verla.

El Emperador, deseoso de ir al cielo junto a ella, utilizó el espejo para seguirla hasta la sima del Fuji… pero no pudo continuar. Su amor desengañado hizo que se prendiera fuego al espejo y desde ese día, de la cima de la montaña, siempre sale fuego.

Fuji vs. Haku

El monte Fuji (femenino) y su vecino, el monte Haku (masculino) dsiputaron por ver cuál de los dos era el más alto. Para decidir respecto a la cuestión el Buda de la luz Infinita, hizo pasar un tubo desde la cima del monte Haku hasta la cima del monte Fuji. Cuando el agua se vertió sobre la cima del monte Fuji la diosa se enojó tanto que golpeó a Haku en la cabeza y le rompió el cráneo en ocho fragmentos (los ocho picos actuales del monte Haku). Como consecuencia, el monte Fuji es hoy más elevado.

jueves, 29 de octubre de 2009

A day in the life Neil Young & Paul McCartney 09



I read the news today oh boy
About a lucky man who made the grade
And though the news was rather sad
Well I just had to laugh
I saw the photograph
He blew his mind out in a car
He didn't notice that the lights had changed
A crowd of people stood and stared
They'd seen his face before
Nobody was really sure
If he was from the House of Lords.

I saw a film today oh boy
The English Army had just won the war
A crowd of people turned away
but I just had to look
Having read the book
I'd love to turn you on

Woke up, fell out of bed,
Dragged a comb across my head
Found my way downstairs and drank a cup,
And looking up I noticed I was late.
Found my coat and grabbed my hat
Made the bus in seconds flat
Found my way upstairs and had a smoke,
and Somebody spoke and I went into a dream

I read the news today oh boy
Four thousand holes in Blackburn, Lancashire
And though the holes were rather small
They had to count them all
Now they know how many holes it takes to fill the Albert Hall.
I'd love to turn you on

Elvis Presley

lunes, 26 de octubre de 2009

Bre Ve S (etm)

Estamos en un cielo dorado pintándolo de azul.
No nos deslumbre el cielo hecho sin manos.

domingo, 25 de octubre de 2009

sábado, 24 de octubre de 2009

Pepe le pew

Por razones sentimentales
Te resulta parecido?

viernes, 16 de octubre de 2009

Los versos de oro (Pitágoras)


Honra, en primer lugar, y venera a los dioses inmortales,
a cada uno de acuerdo a su rango.
Respeta luego el juramento, y reverencia a los héroes ilustres,
y también a los genios subterráneos:
cumplirás así lo que las leyes mandan.
Honra luego a tus padres y a tus parientes de sangre.
Y de los demás, hazte amigo del que descuella en virtud.

Cede a las palabras gentiles y no te opongas a los actos provechosos.
No guardes rencor al amigo por una falta leve.

Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas,
pues lo posible se encuentra junto a lo necesario.

Compenétrate en cumplir estos preceptos,
pero atiénete a dominar
ante todo las necesidades de tu estómago y de tu sueño,
después los arranques de tus apetitos y de tu ira.

No cometas nunca una acción vergonzosa,
Ni con nadie, ni a solas:
Por encima de todo, respétate a ti mismo.

Seguidamente ejércete en practicar la justicia, en palabras y en obras,
Aprende a no comportarte sin razón jamás.

Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos,
que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.

De los sufrimientos que caben a los mortales por divino designio,
la parte que a ti corresponde, sopórtala sin indignación;
pero es legítimo que le busques remedio en la medida de tus fuerzas;
porque no son tantas las desgracias que caen sobre los hombres buenos.

Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen a herir el oído:
Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas.
Cuando oigas una mentira, sopórtalo con calma.

Pero lo que ahora voy a decirte
es preciso que lo cumplas siempre:
Que nadie, por sus dichos o por sus actos,
te conmueva para que hagas o digas nada que no sea lo mejor para ti.

Reflexiona antes de obrar para no cometer tonterías:
Obrar y hablar sin discernimiento es de pobres gentes.
Tú en cambio siempre harás lo que no pueda dañarte.

No entres en asuntos que ignoras,
mas aprende lo que es necesario:
tal es la norma de una vida agradable.

Tampoco descuides tu salud,
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo lo que no te haga daño.
Acostúmbrate a una vida sana sin molicie,
y guárdate de lo que pueda atraer la envidia.

No seas disipado en tus gastos
como hacen los que ignoran lo que es honradez,
pero no por ello dejes de ser generoso:
nada hay mejor que la mesura en todas las cosas.

Haz pues lo que no te dañe, y reflexiona antes de actuar.
Y no dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos
sin antes haber repasado lo que has hecho en el día:
"¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?"
Comienza del comienzo y recórrelo todo,
y repróchate los errores y alégrente los aciertos.

Esto es lo que hay que hacer.
Estas cosas que hay que empeñarse en practicar,
Estas cosas hay que amar.
Por ellas ingresarás en la divina senda de la perfección.
¡Por quien trasmitió a nuestro entendimiento la Tetratkis,
la fuente de la perenne naturaleza.

¡Adelante pues! ponte al trabajo,
no sin antes rogar a los dioses que lo conduzcan a la perfección.
Si observares estas cosas
conocerás el orden que reina entre los dioses inmortales y los hombres mortales,
en qué se separan las cosas y en qué se unen.

Y sabrás, como es justo, que la naturaleza es una y la misma en todas partes,
para que no esperes lo que no hay que esperar,
ni nada quede oculto a tus ojos.

Conocerás a los hombres,
víctimas de los males que ellos mismos se imponen,
ciegos a los bienes que les rodean, que no oyen ni ven:
son pocos los que saben librarse de la desgracia.
Tal es el destino que estorba el espíritu de los mortales,
como cuentas infantiles ruedan de un lado a otro,
oprimidos por males innumerables:
porque sin advertirlo los castiga la Discordia,
su natural y triste compañera,
a la que no hay que provocar, sino cederle el paso y huir de ella.

¡Oh padre Zeus! ¡De cuántos males no librarías a los hombres
si tan sólo les hicieras ver a qué demonio obedecen!

Pero para ti, ten confianza,
porque de una divina raza están hechos los seres humanos,
y hay también la sagrada naturaleza que les muestra y les descubre todas las cosas.
De todo lo cual, si tomas lo que te pertenece,
observarás mis mandamientos,
que serán tu remedio, y librarán tu alma de tales males.

Abstiénete en los alimentos como dijimos,
sea para las purificaciones, sea para la liberación del alma,
juzga y reflexiona de todas las cosas y de cada una,
alzando alto tu mente, que es la mejor de tus guías.

Si descuidas tu cuerpo para volar hasta los libres orbes del éter,
serás un dios inmortal, incorruptible,
ya no sujeto a la muerte.

Nota: Tetraktys o Cuaternidad. Número sagrado y fundamental de los pitagóricos por el cual juraban su fidelidad. Simboliza la unidad origen y principio, la dualidad de las oposiciones y las complementariedades, y el triunfo de la trinidad, que finalmente se despliega en el universo del cuatro. 1 + 2 + 3 + 4 = 10, la unidad expandida en la manifestación, = 1 + 0 = 1, el retorno a la unidad del origen. N. del T

http://servisur.com/cultural/presocra/pitagoras/versoro.htm

Julián Carrillo, sonido 13

Ana Alvarez Errecalde.





TEXTO DE ANA ALVAREZ-ERRECALDE
"Desde el comienzo de mi embarazo soñaba con hacerme una foto unida a mi bebé por el cordón umbilical. Esto surgió en un intento de contrarrestar tantas maternidades "de película" (literal y metafóricamente hablando) que tanto el cine, la publicidad y toda la historia del arte vienen enseñándonos. Estas maternidades refuerzan el estereotipo surgido a partir de las fantasías heterosexuales masculinas, en donde existe la dualidad madre/puta, siendo sacralizado todo lo relacionado a la "madre" (maternidad con velo incluido).
Se refuerza la imagen de la mujer no como protagonista y héroe, sino como alguien enfermo, fuera de control, alguien que requiere asistencia. Una vez más, se toma a la mujer como objeto, y el objeto no sangra.

Con estas fotos me interesaba mostrar una maternidad desde mi experiencia, en donde para parir me abro, me transformo, sangro, grito y sonrío. Sonrío porque el dolor me acerca a mi hija, sonrío porque el dolor me demuestra lo fuerte que soy, sonrío porque soy protagonista, sonrío porque soy héroe.

Refutando la idea de fragilidad culturalmente aprendida, me interesa mostrarme en control de mi experiencia. Estoy de pie, con la placenta aún dentro mío, con mi bebé unida a mi por el cordón; y hago lo que me da la gana, decido cuando detenerme, hacer la foto y mostrarme.

A un nivel más histórico me interesa levantar el "velo". Mostrar una maternidad menos virginal. Una maternidad vista desde el arquetipo de la mujer-primal, la mujer bestia que no tiene NADA prohibido. Una maternidad no desde los ojos de Eva (el castigo divino de "parirás con el dolor de tu cuerpo") sino vista a través de los ojos de Lucy (la primer humanoide).

miércoles, 14 de octubre de 2009

martes, 13 de octubre de 2009

Sermones del Maestro Eckhart (parte 2)

Beati pauperes spiritu, quonian ipsorum est regnum caelorum [Mt 5, 3]

La bienaventuranza abrió su boca de sabiduría y dijo: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" [Mt 5, 3].
Todos los ángeles y los santos y todo cuanto jamás ha nacido debe callar cuando habla la sabiduría del Padre, pues toda sabiduría de los ángeles y de las criaturas es pura locura ante la sabiduría insondable de Dios. Ella ha dicho que los pobres son aventurados.

Ahora bien, hay dos tipos de pobreza: una pobreza exterior, que es buena y digna de elogio en la persona que la toma consigo por amor de Nuestro Señor Jesucristo, porque él mismo la asumió en la tierra. De esa pobreza no quiero decir nada más, pero hay todavía otra pobreza, una pobreza interior, es la que hay que entender en la palabra de nuestro Señor, cuando dice: "Bienaventurados son los pobres de espíritu".

Ahora os pido que seáis de la misma manera, para que entendáis estas palabras: pues, por la verdad eterna, os digo que si no os hacéis semejantes a esa verdad de la que ahora vamos a hablar aquí, no podréis comprenderme.
Algunas personas me han preguntado qué es la pobreza en sí misma y qué es un hombre pobre. Vamos a responder.
El obispo Alberto dice que un hombre pobre es aquel que no encuentra satisfacción en las cosas que Dios ha creado, lo cual está bien dicho. Pero nosotros lo vamos a decir todavía mejor y consideramos la pobreza en un sentido superior: un hombre pobre es el que nada quiere, nada sabe y nada tiene. Queremos hablar de esos tres puntos y os ruego, por el amor de Dios, que comprendáis esa verdad si podéis; pero si no la comprendéis, no os preocupéis por ello, pues la verdad de lo que voy a hablar es tan genuina que sólo poca gente buena la comprenderá.
En primer lugar decimos que un hombre pobre es aquel que no quiere nada. Alguna gente malinterpreta este sentido; son aquellos que se apegan a la penitencia y al ejercicio exterior, que ellos tienen en gran consideración. Que Dios se apiade de ellos por conocer tan mal la verdad divina. Se les llama santos en razón de las apariencias, pero en el interior son asnos, pues no saben discernir la verdad divina. Ellos dicen que un hombre pobre es aquel que no quiere nada y lo demuestran como sigue: el hombre pobre debe vivir de forma que no cumpla jamás su propia voluntad en nada y que deba esforzarse por cumplir la deliciosa voluntad de Dios. Esos hombres están bien encaminados y su opinión es correcta, por eso queremos alabarlos. Dios quiera en su misericordia darles el reino de los cielos. Pero yo digo, por la verdad divina, que esa gente no es exactamente gente pobre, ni se parece a los pobres. Son vistos con grandeza a los ojos de la gente que no sabe nada mejor. Y sin embargo digo que son asnos, que no entienden nada de la verdad divina. Que alcancen el reino de los cielos por sus buenas intenciones, pero de la pobreza de la que ahora hablamos no saben nada.

Si alguien me pregunta, ahora, qué es un hombre pobre que nada quiere, contesto y digo: mientras el hombre tenga la voluntad de cumplir la preciosa voluntad de Dios, no posee la pobreza de la que hablamos; pues en él todavía hay una voluntad que quiere satisfacer a Dios y eso no es la pobreza correcta. Pues si el hombre quiere ser verdaderamente pobre debe mantenerse tan vacío de su voluntad creada como hacía cuando él todavía no era. Pues, por la verdad eterna, os digo que mientras queráis cumplir con la voluntad de Dios y tengáis deseo de Dios, no seréis pobres, ya que sólo es un hombre pobre el que nada quiere y nada desea.
Cuando estaba en mi primera causa no tenía ningún Dios y yo era causa de mí mismo; allí nada quise y nada deseé, ya que era un ser vacío y me conocía a mí mismo gozando de la verdad. Me quería a mí mismo y no quería otra cosa; lo que yo quise es lo que fui y lo que fui es lo que quise, quedando aquí vacío de Dios y de todas las cosas. Pero cuando por libre decisión de mi voluntad salí y recibí mi ser creado, entonces tuve un Dios; pues antes de que las criaturas fueran, Dios no era [todavía] Dios: pero era lo que era. Y cuando las criaturas llegaron a ser y recibieron su ser creado, entonces Dios no era Dios en sí mismo, sino que era Dios en las criaturas.
Ahora decimos que Dios, en tanto que es Dios, no es fin último de las criaturas; pues tan alto grado en el ser [también] tiene la criatura más baja. Y si una mosca tuviera intelecto y quisiera dirigirse intelectualmente al abismo eterno del ser divino, del que ha provenido, entonces diríamos que Dios, con todo lo que es en tanto que Dios, no podría [una sola vez] dar a esa mosca plenitud ni satisfacción. Por eso rogamos a Dios que nos vacíe de Dios y que alcancemos la verdad y la disfrutemos eternamente, allí donde los ángeles supremos y las moscas y las almas son iguales, allí, donde yo estaba y quise lo que fui y fui lo que yo quise. Por eso decimos: si el hombre quiere ser pobre en voluntad, debe poder querer y desear tan poco como quiso y deseó cuando no era. Así es el hombre pobre que no quiere nada.
Por otro lado es pobre el hombre que no sabe nada. Hemos dicho a menudo que el hombre debería vivir de tal manera que no viviera para sí mismo, ni para la verdad, ni para Dios. Pero ahora esto lo vamos a decir de otra manera, y vamos a ir más lejos si decimos que el hombre que quiera tener esa pobreza debe vivir de tal manera que ignore que no vive ni para sí mismo, ni para la verdad, ni para Dios; es más, debe estar tan vacío de todo saber que no sepa ni conozca ni encuentre que Dios vive en él; es más: debe estar vacío de todo conocimiento que habite en él. Pues cuando el hombre estaba en el ser eterno de Dios, no vivía en él nada más; es más, lo que allí vivía era él mismo. Por eso decimos que el hombre debe estar vacío de sí mismo, tal como lo era cuando [todavía] no era, y dejar actuar a Dios como él quiera, para que el hombre se mantenga vacío.
Todo lo que siempre proviene de Dios tiene por fin una acción pura. El obrar apropiado al hombre es, sin embargo, amar y conocer. Ahora bien, la cuestión es en qué consiste, esencialmente, la bienaventuranza. Algunos maestros han dicho que reside en el conocer, otros dicen que en el amor, otros incluso dicen que en el conocimiento y en el amor y éstos lo encuentran mejor. Nosotros, sin embargo, decimos que ni en el conocimiento ni en el amor; hay un algo en el alma de donde fluyen el conocer y el amar, que ni conoce ni ama como lo hacen las potencias del alma. Quien lo conoce [ese algo], conoce en qué consiste la bienaventuranza. Ese algo no tiene ni un antes ni un después y no espera nada por venir, pues no puede ni ganar ni perder nada. Por eso [ese algo] ignora que Dios actúa en él; es más, ese algo goza de sí mismo a la manera en que lo hace Dios. Tan quieto y vacío debe hallarse el hombre, decimos, que no sepa nada ni conozca lo que Dios actúa en él, y así el hombre puede poseer la pobreza. Los maestros dicen que Dios es un ser y un ser inteligible que conoce todas las cosas, pero nosotros decimos que Dios ni es un ser ni es inteligible, ni conoce esto ni lo otro. Por eso Dios está vacío de todas las cosas y [por ello] es todas las cosas. Quien, por tanto, quiera ser pobre de espíritu debe serlo en todo su saber propio, de forma que no sepa de nada, ni de Dios ni de las criaturas ni de sí mismo. Por eso es necesario que el hombre desee no saber nada de las obras de Dios ni las quiera conocer. En ese sentido el hombre consigue ser pobre en su propio saber.

En tercer lugar, un hombre pobre es quien no tiene nada. Mucha gente ha dicho que la perfección consiste en no poseer ninguna cosa material de la tierra, y es ciertamente verdad en la medida en que se hace a propósito. Pero éste no es el sentido que yo le doy.

Antes he dicho que un hombre pobre es aquel que no quiere cumplir la voluntad de Dios y que vive de tal forma que está vacío de su propia voluntad y de la de Dios, tal como lo era cuando [todavía] no era. De esta pobreza decimos que es la pobreza sublime. En segundo lugar hemos dicho que un hombre pobre es aquel que no sabe nada de la acción de Dios en sí mismo. Quien se halla tan libre de ese saber y conocer posee la pobreza más clara. La tercera pobreza, sin embargo, de la que ahora quiero hablar, es la más extrema, es aquella en la que el hombre no tiene nada.
¡Ahora atiende aquí con aplicación y seriedad! He dicho frecuentemente, y grandes maestros también lo dicen, que el hombre debería estar vacío de todas las cosas y obras, exteriores e interiores, de forma que pudiera ser un auténtico lugar de Dios, en donde Dios pudiera actuar. Ahora, sin embargo, decimos otra cosa. Si el hombre se mantiene libre de todas las criaturas y de Dios y de sí mismo, pero se halla tan en sí mismo, todavía, que Dios encuentra en él un lugar para actuar, entonces decimos que ese hombre no es pobre según la pobreza más extrema. Pues Dios no busca para sus obras que el hombre tenga un lugar en sí mismo, en donde Dios pueda actuar: la pobreza de espíritu es cuando el hombre permanece tan libre de Dios y de todas sus obras que, si Dios quiere actuar en el alma, sea él mismo el lugar en donde quiera actuar, y eso lo hace con agrado. Pues cuando Dios encuentra al hombre tan pobre, [entonces] actúa y el hombre sufre a Dios en sí mismo; Dios es un lugar propio para sus obras gracias al hecho de que Dios es alguien que obra en sí mismo. En esta pobreza reencuentra el hombre el ser eterno que él ya había sido y que ahora es y que será para siempre.
Hay una palabra de San Pablo que dice: "Todo lo que soy, lo soy por la gracia de Dios" [1 Cor 15, 10]. Pero ahora mi discurso parece mantenerse por encima de la gracia, del ser, del entendimiento y del querer; ¿cómo puede, entonces, ser verdad la palabra de San Pablo? A lo que habrá que contestar que las palabras de San Pablo son verdad. Fue necesario que la gracia de Dios estuviera con él: pues la gracia de Dios actuó en él para que la accidentalidad fuera consumada en la esencialidad. Cuando la gracia concluyó y completó su obra, entonces Pablo permaneció como había sido.
Por eso decimos que el hombre debería permanecer tan pobre que ni él mismo fuera un lugar, ni lo tuviera, en donde Dios pudiera actuar. En la medida en que el hombre conserva un lugar en sí mismo, entonces conserva [todavía] diferencia. Por eso ruego a Dios que me vacíe de Dios, pues mi ser esencial está por encima de Dios, en la medida en que comprendemos a Dios como origen de las criaturas. En aquel ser de Dios en donde Dios está por encima del ser y de toda diferencia, allí era yo mismo, allí me quise a mí mismo y me conocí a mí mismo en la voluntad de crear a este hombre [que soy yo]. Por eso soy la causa de mí mismo según mi ser, que es eterno, no según mi devenir, que es temporal. Y por eso soy no nacido y en el modo de mi no haber nacido no puedo morir jamás. Según el modo de mi no haber nacido he sido eterno y lo soy ahora y lo seré siempre. Lo que soy según mi nacimiento debe morir y aniquilarse, pues es mortal; por eso debe desaparecer con el tiempo. En mi nacimiento [eterno] nacieron todas las cosas y yo fui causa de mí mismo y de todas las cosas, y si [yo] hubiera querido no habría sido ni yo ni todas las cosas; pero si yo no hubiera sido, tampoco habría sido Dios: que Dios sea Dios, de eso soy yo una causa; si yo no fuera, Dios no sería Dios. Esto es preciso saberlo.
Un gran maestro dice que su atravesar es más noble que su fluir, y esto es cierto. Cuando fluí de Dios todas las cosas dijeron: Dios es; pero eso no me puede hacer bienaventurado, pues en eso me reconozco criatura. En el atravesar, sin embargo, en donde permanezco libre de mi propia voluntad y de la voluntad de Dios y de todas sus obras y de Dios mismo, entonces estoy por encima de todas las criaturas y no soy ni Dios ni criatura, soy más bien lo que fui y lo que seguiré siendo ahora y siempre. Entonces siento un impulso que me debe lanzar por encima de todos los ángeles. En dicho impulso siento una riqueza tan grande que Dios no me puede bastar con todo lo que Dios es, en cuanto Dios, con todas sus obras divinas; pues en ese atravesar me doy cuenta de que yo y Dios somos uno. Entonces soy lo que fui y allí ni decrezco ni crezco, pues soy una causa inamovible, que mueve todas las cosas. En todo eso Dios no encuentra ningún lugar [más] en el hombre, pues el hombre consigue con esa pobreza lo que él es eternamente y lo que siempre será. En todo eso Dios es uno con el espíritu y ésa es la extrema pobreza que se puede encontrar.
Quien no comprenda este discurso no debe afligirse en su corazón. Pues mientras el hombre no se haga semejante a esa verdad, no la entenderá; es una verdad desvelada que ha surgido directamente del corazón de Dios.
Que Dios nos ayude a vivir de tal modo que lo experimentemos eternamente. Amén.

Luz y Fuerza

Proyecto y Extinción (Pedro Miguel) 

El pelele de los intereses empresariales cruzó el punto de no retorno con un discurso esclarecedor: La mayor parte de los recursos que recibía este organismo de manos de los mexicanos no se podían destinar a mejorar la calidad del servicio sino que, fundamentalmente, iban a pagar privilegios y prestaciones onerosas de carácter laboral, y esto se agravaba año con año, el número de trabajadores seguía creciendo desproporcionadamente, el bajo desempeño no sólo era muy costoso para todos (sino que) también afectó a la economía nacional y una desmesurada proporción de los presupuestos se perdía por robos, por fallas técnicas, por corrupción o por ineficiencias, y para mantener ese estado de cosas hubiera (sic) sido necesario subir desproporcionadamente las tarifas eléctricas o aumentar constantemente los impuestos.

No hace muchos meses, el secretario técnico de la dictadura corporativa incluyó el nombre de Sigmund Freud en una lista de economistas ilustres. No es de extrañar, entonces, que carezca de la menor noción sobre el significado sicoanalítico del mecanismo de proyección, una ocultación involuntaria e inconsciente mediante la cual el sujeto localiza en una persona o cosa externa sentimientos o valoraciones que corresponden más bien a sí mismo: aun formuladas con estilo deplorable y sintaxis que se atropella a sí misma, las frases citadas en el primer párrafo de este texto son una descripción precisa y eficaz del régimen que, nominalmente, encabeza Felipe Calderón Hinojosa, y no es necesario tener muchos dedos de frente para perdonar la pobreza idiomática y compartir y suscribir su corolario: tenemos que cambiar lo que no funciona en el país porque ya no quedan otras opciones, porque el tiempo y los recursos se nos agotan; hoy, cambiar a fondo no sólo es la mejor, es la única alternativa.

El conflicto interno en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) perdió relevancia; la torva y malintencionada actuación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) ante ese diferendo resultó ser un mero tornillo en la estrategia del gran capital, mandante real de Calderón Hinojosa y de Lozano Alarcón, para dar un doble golpe al sindicalismo independiente y a lo que queda de propiedad nacional. El servicio eléctrico no se privatiza, dijo, muy enfático, el mentiroso presidente del empleo y de la seguridad; créanle ahora, cuando pretende, mediante un plumazo inconstitucional y furtivo, lanzar al desempleo a algo así como 50 mil personas, y cuando tiene al país hundido en un baño de sangre sin precedentes.

Las vías institucionales no le dieron buenos resultados cuando, el año pasado, intentó entregar la industria petrolera a las empresas trasnacionales. Ahora recurre al golpe de mano, a la movilización nocturna de policías y militares, al asalto embozado a las centrales eléctricas, para ensayar un nuevo plan de negocio y para extinguir, junto con Luz y Fuerza del Centro, a un sindicato combativo. Cincuenta mil nuevos desempleados que presionarán a la baja en la bolsa de los salarios, y dos piezas comidas en la estrategia de liquidación de instituciones: tal es el cálculo de la jugada que hicieron, por mano de Felipe el extinguidor, los consejos de accionistas.

Ahora es el turno de la sociedad. El juego por la vía de la extinción equivale a un manotazo en el tablero y con ello ha quedado claro que este régimen pretende controlar nuestros destinos mediante reglas nuevas: intolerancia total a las oposiciones, liquidación del bien común y extinción del Estado a punta de decretos ilegales. Para salir con bien de este punto crucial es necesario, en primer lugar, otorgar toda la solidaridad a los electricistas del centro del país que se movilizarán, en los días próximos, en defensa de sus fuentes de trabajo, de la sobrevivencia del sindicalismo independiente, del patrimonio nacional, de la dignidad y de la decencia. Pero no basta. También resulta necesario e impostergable, como lo dijo el proyectado declarante, cambiar lo que no funciona en el país, es decir, cambiar a ese remedo de Poder Ejecutivo, más sometido que nunca a los poderes fácticos –de origen sindical, algunos de ellos, como los de Elba Esther y Romero Deschamps–, y hacerlo de manera pacífica y civilizada.

navegaciones@yahoo.com - http://navegaciones.blogspot.com

lunes, 12 de octubre de 2009

Death Weather

Después hay que llegar (Cortázar, inédito)


Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek, el cuento del gato con botas,
el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué pero llegar,
llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en una hora final descubras que caminaste volaste corriste reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y de caspa
en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa saga de ser hombre.
No hay discurso del método, hermano, todos los mapas mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste, dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos despedidos por tarjeta, dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde está el sur libre de hienas, el viento de la costa sin cenizas de uranio,
de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás y Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es eso que en plena noche te sume en la maraña turbia de las pesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muerto o una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblas te inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a la traición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantano viscoso con un grito que te tira de este lado, el dónde estaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absoluta para mostrarte el camino, para orientar esa mano que ahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante,
porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa con las rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta la garganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado, punto de partida que es llegada.
Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiado de teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano. Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puede partir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de un golpe de viento en el tejado, del estudio número 3 de Scriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar. Entonces, mira, a veces una muchacha parte en bicicleta, la ves de espaldas alejándose por un camino (¿la Gran Vía, King´s Road, la Avenue de Wagran, un sendero entre álamos, un paso entre colinas?), hermosa y joven la ves de espaldas yéndose, más pequeña ya, resbalando en la tercera dimensión y yéndose,
y te preguntas si llegará, si salió para llegar, si salió porque quería llegar, y tienes miedo como siempre has tenido miedo por ti mismo, la ves irse tan frágil y blanca en una bicicleta de humo, te gustaría estar con ella, alcanzarla en algún recodo y apoyar una mano en el /manubrio y decir que también tú has salido, que también tú quieres llegar al sur,
y sentirte por fin acompañado porque la estás acompañando, larga será la etapa pero allí en lo alto el aire es limpio y no hay papeles y latas en el suelo, hacia el fondo del valle se dibujará por la mañana el ojo celeste de un lago. Sí, también eso lo sueñas despierto en tu oficina o en la cárcel, mientras te aplauden en un escenario o una cátedra, bruscamente ves el rumbo posible, ves la chica yéndose en su bicicleta o el marinero con su bolsa al hombro, entonces es cierto, entonces hay gente que se va, que parte para llegar, y es como un azote de palomas que te pasa por la cara, por qué no tú, hay tantas bicicletas, tantas bolsas de viaje, las puertas de la ciudad están abiertas todavía,
y escondes la cabeza en la almohada, acaso lloras. Porque, son cosas que se saben, la ruta del sur lleva a la muerte, allá, como la vio un poeta, vestida de almirante espera o vestida de sátrapa o de bruja, la muerte coronel o general espera sin apuro, gentil, porque nadie se apura en los aeródromos, no hay cadalsos ni piras, nadie redobla (1) los tambores para anunciar la pena, nadie venda los ojos de los reos ni hay sacerdotes que le den a besar el crucifijo a la mujer atada a la estaca, eso no es ni siquiera Ruán y no es Sing-Sing, no es la Santé,
allá la muerte espera disfrazada de nadie, allá nadie es culpable de la muerte, y la violencia
es una vacua acusación de subversivos contra la disciplina y la tranquilidad del reino,
allá es tierra de paz, de conferencias internacionales, copas de fútbol, ni siquiera los niños revelarán que el rey marcha desnudo en los desfiles, los diarios hablarán de la muerte cuando la sepan lejos, cuando se pueda hablar de quienes mueren a diez mil kilómetros, entonces sí hablarán, los télex y las fotos hablarán sin mordaza, mostrarán cómo el mundo es una morgue /maloliente mientras el trigo y el ganado, mientras la paz del sur, mientras la civilización cristiana.
Cosas que acaso sabe la muchacha perdiéndose a lo lejos, ya inasible silueta en el crepúsculo, y quisieras estar y preguntarle, estar con ella, estar seguro de que sabe, pero cómo alcanzarla cuando el horizonte es una sola línea roja ante la noche (2), cuando en cada encrucijada hay múltiples opciones engañosas y ni siquiera una esfinge para hacerte las preguntas rituales.
¿Habrá llegado al sur? ¿La alcanzarás un día? Nosotros, ¿llegaremos?
(Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, una lista de desaparecidos, un viento en el tejado - )
¿Llegaremos un día?
Ella partió en su bicicleta, la viste a la distancia, no volvió la cabeza, no se apartó del rumbo. Acaso entró en el sur, lo vio sucio y golpeado en cuarteles y calles pero sur, esperanza de sur,
sur esperanza. ¿Estará sola ahora, estará hablando con gente como ella, mirarán a lo lejos por si otras bicicletas apuntaran filosas?
( - un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek - )
¿Llegaremos un día?

Antonio Argüelles, primer mexicano en nadar la Triple Corona en una temporada



Periódico Buenas Noticias


En la oscuridad de la noche, el mar abierto es un abismo. El viento sopla con furia sobre las heladas aguas y las olas a veces crecen hasta dos metros y se abalanzan sobre el solitario mexicano Antonio Argüelles, quien con el cuerpo entumecido por el frío y el rostro lacerado por la sal reta los límites del dolor durante horas interminables.
Una brazada tras otra: una vez sumó hasta 64 mil brazadas continuas en 18 horas eternas.
Ese reto, esa soledad e incertidumbre de nadar ocho, 10 o 13 horas en mar abierto es su regalo al cumplir 50 años.
Y, a pesar de enfrentar una hipertensión en los últimos momentos, Argüelles se convirtió en el primer mexicano en conquistar lo que se conoce como la Triple Corona: nadar en la misma temporada el Maratón Acuático de Manhattan, realizar los cruces de los canales de Santa Catalina y de la Mancha.
Tan sólo, hasta ahora, la hazaña ha sido conseguida por tres nadadores a escala mundial.
“Siempre hay algo nuevo que conquistar –escribe en su libro A cada brazada: el azul interminable. En el camino he buscado constantemente llegar a mis límites y me he expuesto a la destrucción sin importarme las consecuencias. Es mi deseo transmitir a los que inician este viaje conmigo, que los mares de la vida no se conquistan. Lo más que se logra es vivir en paz con uno mismo, consciente de sus límites, pero feliz de vivir.”
Y es que, como le dijo su entrenador mental Jaime Delgado: “Un sicólogo busca el bienestar del sujeto. A mí no me interesa tu bienestar, me interesa que logres tu meta, aun cuando sufras. Para hacer lo que deseas, probablemente tendrás que sufrir mucho”.
Regalo de vida
Sufrió, en efecto, pero se dio a sí mismo su regalo por el medio siglo de vida y también dejó un mensaje para los jóvenes que cursan el bachillerato, en un país en que “50 por ciento de los que inician no terminan” los estudios en ese nivel.
Argüelles Díaz-González (15 de abril de 1959, DF) ex director general del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) y actual responsable de la Nueva Escuela Tecnológica –“un proyecto que proporciona educación de calidad a costos accesibles” en la zona metropolitana de la ciudad de México–, habla a La Jornada de su reto.
“Cuando me propuse un proyecto personal como éste tenía dos objetivos: uno, levantar la mano y decir ‘México es un país de gordos, con un problema de obesidad muy grave’. Y, dos, mandar un mensaje a los jóvenes de que no pueden ser desertores. Parte de lo que yo quería hacer con esta campaña era levantar la mano y decirle a los chavos: ¿cuántas veces se sienten ustedes frustrados y no quieren terminar la tarea o estudiar? Entonces yo estoy dispuesto a hacer esto que nadie ha hecho –bueno, ningún mexicano–, porque me voy a enfrentar muchas veces a quererme salir y tienes que tener ese swicht mental para saber cómo te controlas. A ver, ¿por qué te quieres salir?, ¿porque tienes mucho frío?, ¿porque estás cansado? Es horrible estar metido ahí 10, 12, algún día hice 18 horas. Tienes que tener técnicas para que el frío no sea un problema y tiene que ver mucho con la mente, cómo logras calentar tu cuerpo y mentalmente vas aislando el frío”.
La historia deportiva de Argüelles inicia a los ocho años, cuando empezó a nadar para bajar de peso. Después, su motivación fue observar al Tibio Muñoz ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 68 y el récord mundial de Guillermo Echevarría en los mil 500 metros.
Dejó de nadar cuando entró a la Universidad de Stanford, donde se graduó en estudios germánicos y economía, y entonces empezó a correr maratones (Nueva York, Boston, Londres), hasta totalizar ocho, en los que su mejor tiempo fue de 2:57 horas.
Participó también en varias competencias Ironman, en 1995, 2004, 2006 y 2008. Esta prueba consiste en realizar en un mismo día, sin interrupción, 3.8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y un maratón de 42 mil 195 metros. “Más de 13 horas de agonía pura, sobre todo en la carrera”, es su definición de esa prueba.
Para su cumpleaños 40 se planteó escalar el Everest o cruzar el Canal de la Mancha, esta última idea que, cuando alguien se la comentó por primera vez, pensó que estaba loco. Su familia lo convenció de no escalar la montaña más alta del mundo, por las posibilidades de muerte que implica, por lo que optó por el canal.
Esa vez fue cuando ha pasado más tiempo en el agua: 18 horas 19 minutos. Días antes había fallecido en el canal la mexicana Fausta Marín, una de las cinco personas que han perecido en los 127 años de historia de intentos de cruces: “murió dos semanas antes de que yo nadara. De mi nado en el canal hace 10 años no recuerdo casi nada. Fue un shock. La última vez fui con la idea de que me tenía que gustar Dover, que es casi imposible que a alguien le agrade, porque es un lugar horrible. Esa vez lo disfruté pensando que podría ser la última ocasión en que estuviera ahí”.
En ese 1999 logró también el cruce a nado en la Isla Catalina. “De burro no hice Manhattan porque ese mismo año hubiera conquistado la Triple Corona”, lamenta.
Diez años después decide buscar la Triple Corona, que hasta la fecha sólo habían logrado 13 nadadores, pero ninguno en la misma temporada. “¡Ese es mi regalo!”, se dijo, pero andaba en los preparativos cuando la hazaña fue conseguida por un entrenador de natación californiano y una mujer de 24 años, ésta en tan sólo tres semanas, “algo impresionante”.
Entonces le habló a Nora Toledano, experta nadadora en aguas abiertas, para plantearle su meta, “y me dijo ‘estás loco, es complicadísimo, ¿tienes idea de lo que es hacer los tres nados en una temporada?’, y le respondí que ‘no, pero un año hice dos’, ‘pero tenías 10 años menos’”.
No se desanimó y empezó a buscar patrocinadores para esa empresa, cuyo costo es de 100 mil dólares.
Toledano le diseñó un programa de entrenamiento de 69 semanas, empezando el primer fin de semana de mayo de 2008, que después aumentó a 72 semanas por un tiempo de espera no calculado en el canal.
El programa consistía en kilometraje de nado semanal en albercas, intensidad, pruebas en Las Estacas, Alchichica, Zirahuén y en La Joya; apoyo nutricional, pruebas bioquímicas, entrenamiento con pesas, trabajo mental y corrección de técnica “después de nueve años de no nadar, porque la natación es como la bicicleta, pero vas perdiendo la técnica”.
Sin embargo, en el examen médico “encontraron que soy hipertenso, cuando seis meses antes había ido a ver al cardiólogo y estaba bien”.


“Todos tenemos un canal que cruzar; para algunos es el de La Mancha, para otros son 30 minutos de ejercicio diario y para otros, no desertar de la escuela”, es la frase con la que Argüelles inicia su página en Internet.
Y uno de los momentos que lo marcó fue un cruce a nado de la Isla Catalina a la costa de California.
Recuerda: “Fue una locura, un parteaguas. Nunca me imaginé que podría tener un día tan difícil como el que tuve. Fue el día que Los Ángeles se incendió. En Catalina nadas en las noches para que no te dé tanto el viento de las montañas, que empieza a soplar al mediodía. Empiezas a nadar a las cero horas y llegas normalmente en 10-12 horas. Esa noche yo tenía en contra olas de casi dos metros y medio. Un día horrible. Vas en mar abierto, en la noche, con esas olas y algunas se rompen y me caen encima. La temperatura promedio fue de 15.5 grados. Eso es muy frío. Por ejemplo, en la mañana, sólo báñate con pura agua fría y eso es 17-18 grados. Ahora aguanta 13 horas en esa agua y ese es el reto de los nadadores de aguas abiertas: nadar y acostumbrarnos a esas temperaturas. Una parte importante para esto fue subir de peso, ahora tengo que bajarlo, ya llevo tres de los 10 que subí. Nunca has visto a una foca o a un loco marino delgados, ¿verdad?”
Estuvo cuatro veces “a punto de salir, pero en ese nado fue donde utilicé toda mi experiencia como deportista, no sólo como nadador. Fue muy importante, porque se me complicó muchísimo”.
El éxito llegó después de 13 horas, 10 minutos y 25 segundos, recuerda.
Y fue una muestra de que sí podía lograr la Triple Corona. “Uno de los proyectos es cómo podía nadar sin lastimarme, porque a los 50 años no es tan fácil tener la capacidad mental para no aburrirme. Si no es por la parte mental, no termino el cruce a nado de la Isla Catalina a la costa de California”.
–¿Qué técnicas mentales emplea para un nado tan extenuante?
–La primera es no pensar que hace frío, porque si piensas que hace frío vas a tenerlo. Entonces debes nadar rápido, tú mismo generarte tu propio calor y estar sintiéndolo y pensar que vas a entrar en calor. Es muy importante cuando amanece y sale el sol y ya es otra competencia, es maravilloso. Te cambia el sentimiento, porque en la noche es horrible.
“Lo segundo es que no tengas dolor. ¡Claro que te va doler! Pero si tú piensas que te va a doler, pues te va a doler. Alguien que nunca ha estado en aguas abiertas –y en mi proyecto tuve un seguimiento muy cercano de médicos por la hipertensión y porque querían hacer un protocolo los institutos de nutrición, rehabilitación y cardiología de lo que yo estaba haciendo– iba una doctora que nunca había estado en un nado y me preguntaba cómo me sentía. Alguien le dijo ‘nunca le preguntes a un nadador cómo se siente, porque no te puedes sentir bien’.
“Te sientes bien dentro de todos los problemas que tienes en el agua: tienes frío, estás tragando agua salada y tienes dolor porque estás haciendo una brazada. Yo nado más o menos a un ritmo de 60 brazadas por minuto, multiplica 60 por la cantidad de horas que nado y son las veces que tengo que levantar los brazos. Entonces te va a doler. Tienes que tener el swicht mental de decir no me duele. Por eso entreno mucho la parte mental y cuando es la gran frustración, cuando te quieres salir, pienso que hay dos formas que uno se presenta en la vida: con la excusa de por qué no haces las cosas o con la respuesta sencilla de ‘esta hecho, se terminó, lo hice’”
–Una hazaña así, ¿qué tanto es mental y qué tanto preparación física?
–Un nado es 80 por ciento mental y 20 por ciento físico, pero para poder hacer el 20 por ciento físico tienes que entrenar todos los días y no perder un solo entrenamiento. No puedes hacer un nado sólo con la mente, pero si no tienes la mente no lo puedes hacer.
–¿Qué lo mantiene en el agua tanto tiempo?
–En mi caso, y eso es lo que me ayuda, me gusta tener sueños. Mis escuelas, por ejemplo, que surgieron cuando me corren del sector público por mis filiaciones 100 por ciento priístas, ya que Vicente Fox me despidió de Conalep. Pero algún día estas escuelas serán las preparatorias privadas más importantes de México, no tengo la menor duda. En la prueba Enlace acabamos de salir entre el 10 por ciento de las mejores preparatorias a escala nacional, con cinco años de creadas. Cuando los jóvenes salen de mis escuelas tienen una actitud de que la van a hacer en la vida.
–¿Qué se piensa al realizar tantas brazadas?
–Vas pensando dependiendo qué nado es. En Catalina yo sabía que tenía que llegar a las tres horas, para ver qué sucedía con mi brazo. Al nadar más de tres horas iba a ser muy difícil que yo me recuperara para el canal, no lo iba a poder hacer. En Catalina fue concentrarme mucho en la técnica, para que no me fuera a doler el hombro. Todo mi pensamiento estaba en cómo meto el brazo y cómo jalo y verlo en mi mente, porque tenía que estar perfecto.
“En el maratón de Manhattan fue no acelerarme. Yo veía cómo me pasaba todo mundo, yo iba en penúltimo lugar, pero no me importó.
“Y la primera hora del Canal fue muy difícil, porque no había buenas condiciones. Perfecto es que el viento esté a 13 en la escala de Beaufort como máximo y yo nadé entre 4 y 5. Además, me dijo el capitán que era mi penúltima oportunidad, tal vez pueda haber una oportunidad el martes, pero si no, te tienes que regresar a México sin nadar. Me dijo ‘métete una hora a nadar y si te no te gusta, te sales’. En esa hora muchas veces pensé en quedarme o salir y finalmente dije: ‘lo que quiero es enfrentar este reto, voy a nadar’, y me metí.
“Tienes que pensar en la brazada, en la coordinación, en el ritmo. En mi caso lo divido en 20 minutos, porque es cada vez que como. Tengo una frase que uso: ‘El mamut se come a rebanadas’. No puedes pensar que en un nado te vas tardar 16-18 horas, porque eso es horrible. Entonces te dices ‘yo quiero llegar a los primeros 20 minutos’. La primera hora siempre es complicada, pero una vez que entras en ritmo, se vuelve fácil.
–Yo suponía que usted pensaba en la vida, en la filosofía.
–No. Por lo menos para mí es un trabajo de gran concentración. Yo empiezo a pensar en burradas y lo primero que va a pasar es que voy tragar agua y eso es horrible. Pienso en el ritmo.
Aunque ha visto tiburones, mantarrayas, barracudas, delfines, lobos marinos y focas, asegura no tener miedo de posibles ataques.
“En Catalina, en la noche, hay tiburones. En el canal no hay nada, lo único que hay son muchos barcos. Solamente en las películas te come el tiburón. Para que un tiburón se te acerque tienen que pasar muchas cosas y siempre vas protegido, llevas un kayak y una lancha”.
El estar durante tanto tiempo en el agua requiere satisfacer necesidades personales.
Cada 20 minutos toma 225 mililitros de una combinación de carbohidratos con proteína a una relación de 3-1. “No como nada sólido. ¿Sabes cómo te queda la boca y la garganta después de 12 horas de sal? Te la puedes quitar en pellejitos”.
En su libro, cuenta, “mi segundo objetivo se convierte en erradicar todo aquello que me moleste, comenzando por el dolor abdominal que me sigue matando. Con gran esfuerzo, después de varios minutos de pujar, pude defecar. El alivio fue inmediato. Mi cuerpo empieza a sentirse mejor. Liberado del cólico, puedo concentrarme mejor en el ritmo y en tratar de nadar con más soltura sin voltear tan seguido a la lancha. Tendré que esperar hasta terminar el nado para poder bajarme con calma el traje de baño y asegurarme que no quede ningún rezago”.
Hay que tener sueños y cumplirlos
–¿Que sintió al conquistar la Triple Corona?
–Yo lo que quería era salir del mar. Hay una anécdota interna: cuando termino hace 10 años después de 18 horas de nadar, no puedo levantarme. En la foto cuando acabo estoy de rodillas. Y esta vez quería terminar como Rocky cuando sube las escaleras y alza las manos. Esta vez llegue con mucha energía. ¿Qué sentí? Contento de haber terminado, nada especial. No es así como que a partir de ese momento me sentí iluminado. No, simplemente terminé un proyecto que me había propuesto, un sueño que logré y listo. Mi vida no cambia ni pasa nada.
–Para una persona que a duras penas cruza una alberca, saber lo que usted hizo es increíble –se le indica.
–Siempre digo que todos tenemos un canal que cruzar. Platicas con una persona que fuma y le dices que deje de fumar, le va costar más trabajo que a mí cruzar el canal, sin lugar a dudas. O a una persona que nunca ha hecho ejercicio le dices que empiece a caminar. Todos hacemos cosas especiales y mi reto no era decir ‘yo soy superior a otros’. Simplemente quise levantar la mano para decir ‘hay que hacer ejercicio’ y, dos, ‘hay que tener sueños, pero hay que tener la capacidad, disciplina, orden y la parte mental para terminarlos’. Ese es mi mensaje. Quise poner este ejemplo, lo cumplí y ahora me gusta platicarlo y decir a las personas que es factible cumplir sueños, nada más hay que hacerlo todos los días.

sábado, 10 de octubre de 2009

jueves, 1 de octubre de 2009

Sermones del Maestro Eckhart (parte I)

Maestro Eckhart, Obras escogidas, Barcelona, Visión Libros, 1980.

Celebramos aquí en esta vida temporal el nacimiento eterno que Dios Padre ha realizado y realiza aun sin interrupción en la "eternidad" y que este mismo nacimiento se ha producido también en el tiempo, en la naturaleza humana. Este nacimiento se produce siempre, dice Agustín. Pero cuando no se produce "en mí", ¿qué me importa? ¡Que, por el contrario se produzca en mi, es toda la cuestión! Por tanto queremos hablar de este nacimiento, de la manera en que se efectúa en nosotros o mas bien en las almas buenas: ¿en qué lugar del alma perfecta pronuncia el Padre su palabra eterna? Todo lo que he dicho aquí, sólo es valido para un hombre perfecto que ha caminado y aún camina por los senderos de Dios, pero no para un hombre natural e inexperto, pues para él este nacimiento es algo completamente alejado y desconocido.
Un dicho del hombre sabio esta expresado así: "Cuando todas las cosas reposaban en un profundo silencio, descendió hacia mí desde lo alto, desde el trono real, una palabra secreta". De esta palabra es de lo que se ocupará este sermón.
"Tres cosas" hay que observar aquí. Primeramente: ¿Dónde pronuncia Dios Padre esta palabra en el alma, cual es el lugar para este nacimiento y esta obra? Es preciso que esto ocurra en lo mas puro que haya en el alma, en lo mas notable y en lo mas fino. ¡En verdad! Si Dios Padre con toda su potencia tuviera aún algo mas noble con lo que pudiera gratificar al alma, como dote natural, ante lo cual pudiera ir el alma para recibirlo, el Padre debería esperar para realizar este nacimiento a que esta cualidad suprema estuviera allí. Por lo tanto es preciso que el alma en la que el nacimiento ha de producirse se mantenga perfectamente pura y viva con una perfecta nobleza, que esté completamente unificada y completamente interior, que no vagabundee afuera, por los cinco sentidos, en la diversidad de las criaturas, sino que esté por completo en el interior y unificada en lo mas puro que posee; ése es su sitio, cualquier otro mas modesto le repugna. La "segunda parte" de este sermón se refiere a la manera en que el hombre ha de relacionarse con esta operación de Dios, o con esta inspiración, con este nacimiento: si le es mas beneficioso que colabore con él, que obtenga por la lucha y por el mérito que se produzca en él este nacimiento y que se realice, por ejemplo llamando a su conciencia una imagen de Dios formada por sus representaciones y ejercitándose con ella, pensando para sí: "¡Dios es sabio, todopoderoso, eterno!" y otras cosas por el estilo que él imagine de Dios: si "esto" es más útil y más beneficioso para este nacimiento del Padre, o si no es mejor mantenerse aparte de todos los pensamientos, palabras y obras, de todas las imágenes de nuestro entendimiento y quedarse vacío y libre de todas las representaciones y perseverar en un estado de prueba donde se sufre a Dios de manera que uno se mantenga ocioso y deje actuar a Dios: ¿con cuál de estos comportamientos sirve mejor al hombre a este nacimiento? Y la "tercera" parte es el avance, tan magnífico, que se produce con este nacimiento.
Unas palabras, pues, sobre la primera parte. En mi discurso voy a utilizar la conducta de la prueba natural, para que creáis por vosotros mismos que es así, aunque yo crea mas en la Escritura que en mí mismo; pero en un discurso completamente demostrativo os irá mejor y os será más fácil de seguir.
Examinemos primeramente la frase: "En medio del silencio me fue dicha una palabra secreta". ¿Dónde esta el silencio y dónde el lugar donde esta palabra es pronunciada? Como he dicho más arriba: en la parte más pura que el alma puede presentar, en su parte más noble, en su fondo, en resumen: en la "esencia" del alma. Allí está el profundo silencio, pues allí no ha penetrado nunca ninguna criatura ni ninguna imagen que, en este nacimiento, corresponda a la plena unión con la naturaleza divina. Y es precisamente de esta manera y no de otra como Dios Padre engendra a su Hijo en el fondo y la esencia del alma y se une así con ella. Si hubiera aún allí alguna imagen la plena unión no podría encontrar sitio y solamente sobre ella reposa toda la bienaventuranza del alma.
Ahora podríais decir: "¡En el alma no hay sin embargo, por naturaleza, mas que imágenes!" ¡No, no es así! Si así fuera, el alma no seria nunca dichosa. Pues una criatura en la que recibieras una completa bienaventuranza, Dios tampoco podría crearla, pues entonces él ya no sería la bienaventuranza suprema y el fin último: mientras que sin embargo su naturaleza y su voluntad es ser el comienzo y el fin de todas las cosas. Una criatura nunca puede ser la bienaventuranza. Y las mismas pocas posibilidades tiene de ser aquí la perfección, pues la perfección o la virtud tiene también como consecuencia la perfección de la vida. Es preciso pues que permanezcas y vivas ya en tu "esencia", en tu "fondo" y ahí es donde Dios debe tocarte con su simple esencia, sin que haya ninguna imagen como intermediaria. Una imagen no se tiene a sí misma como propósito, no se propone a sí misma: siempre te conducirá y te enviará hacia eso de lo que es imagen. Y como sólo se tienen imágenes de lo que está fuera y es percibido por los sentidos, es decir de las criaturas y que además ella te envía siempre hacia eso de lo que es imagen, sería imposible que nunca pudieras llegar a ser feliz por no importa qué imagen.
El "segundo" punto es: lo que el hombre debe hacer para que este nacimiento se produzca en él y se realice con éxito: si es mejor que haga por su parte algo para esto, por ejemplo teniendo representaciones de Dios o pensando en él, o que se quede tranquilo en un estado de reposo, de silencio, y que entonces Dios hable y actúe en él y que él espere simplemente la operación de Dios. Sobre esto repito: este hablar y este actuar de Dios sólo les ocurre a hombres buenos y perfectos que se han asimilado tan bien la esencia de toda virtud que emana de ellos, de toda su esencia sin que colaboren con ello; ¡y antes que todas las cosas debe vivir en ellos la venerable vida y la noble doctrina de Nuestro Señor Jesucristo! Ellos pueden saber que lo mejor y lo más magnífico a lo que se puede llegar en esta vida es callarse y dejar entonces actuar a Dios. Allí donde todas las potencias están completamente retiradas de toda su actividad y de sus objetivos, allí es donde la palabra es pronunciada. Por eso dice nuestro texto: "En medio del silencio me fue dicha la palabra secreta". Cuanto más estás en estado de reabsorber las potencias y de olvidar todas las cosas y todas las imágenes que desde siempre has acogido en ti, cuanto más olvidas a la criatura, más próximo estás de esta palabra y más preparado para recibirla. ¡Ah, si de una sola vez pudieras volverte ignorante de todas las cosas, sí, caer en una ignorancia de tu propia vida! Como le ocurrió a San Pablo, puesto que dice: "¡Si yo estaba dentro de mi cuerpo o fuera, yo no sé nada, Dios lo sabe!". El espíritu había atraído hacia él de tal forma a todas las potencias del alma que el cuerpo había desaparecido para él: allí, ni la memoria ni la razón, ni los sentidos, ni las potencias a las que corresponde conducir y alimentar a los sentidos, ninguna estaba ya activa; el fuego y el calor vital estaban suspendidos y por esto no se deterioró el cuerpo a pesar de no haber comido ni bebido en tres días. Lo mismo le ocurrió a Moisés cuando ayunó cuarenta días en la montaña sin que por eso se debilitara su cuerpo: el último día estaba exactamente igual de fuerte que el primero. Así es pues cómo el hombre debe evadirse de sus sentidos, volverlos hacia el interior y entrar en un olvido de todas las cosas y de sí mismo. Por eso es por lo que un maestro increpa al alma en estos términos: ¡Retírate de la agitación de las ocupaciones exteriores! y más adelante: ¡Huye y escóndete del tumulto de la actividad exterior así como del de los pensamientos del interior, pues sólo crean problemas!
Así pues, si Dios debe decir su palabra en el alma, es preciso que ésta haya llegado a la paz y al reposo: ¡entonces él dice su palabra y se dice a sí mismo en el alma, no una imagen, sino él mismo! Dionisio dice: Dios no tiene ni imagen ni figura de él pues él es en sí esencialmente "todo" bien, toda verdad y toda esencia. Dios efectúa todas sus obras, tanto en él como fuera de él, en un instante. No te imagines que cuando Dios hizo el cielo, la tierra y todas las cosas, hacía hoy una cosa y otra mañana. Es cierto que esto es lo que escribió Moisés: ahora bien, él sabía mejor como había sido, pero lo escribía para unas gentes que de otra forma no podrían comprenderlo. Por su parte Dios sólo hizo una cosa: ¡quiso y fueron! Dios actúa sin intermediario y sin imagen. Cuanto más libre de imágenes estás, más preparado estás para recibir su acción y cuanto más vuelto hacia el interior y más olvidadizo, más cerca estas de él. A propósito de esto, Dionisio exhortaba a su discípulo Timoteo diciéndole: "¡Querido hijo Timoteo, con el espíritu libre de preocupaciones debes elevarte por encima de ti mismo y por encima de las potencias de tu alma, por encima de toda forma y de toda esencia, en la silenciosa obscuridad escondida, para llegar a un conocimiento del Dios desconocido supradivino! Para esto es preciso un desapego de todas las cosas: a Dios le repugna actuar entre toda clase de imágenes."
Ahora preguntarás: ¿Qué hace pues Dios sin ninguna imagen en el fondo y esencia del alma? Yo no estoy en estado de saber esto, pues las potencias del alma sólo pueden percibir en imágenes, por lo que deben coger cada cosa y reconocerla en su imagen particular: no pueden conocer a un pájaro a través de la imagen de un hombre; y como las imágenes siempre llegan del exterior, eso les permanece escondido. Y eso es lo más beneficioso para ellas: la ignorancia las atrae como hacia algo maravilloso y las lanza en su búsqueda. Pues el alma siente bien qué es, pero no sabe cómo es ni lo que es. En cuanto el hombre conoce la naturaleza de las cosas, se cansa de ellas y vuelve la mirada hacia algo nuevo: siempre tiene nostalgia por conocer esas cosas y sin embargo no tiene constancia. Sólo este conocimiento no conocedor mantiene al alma en semejante suspensión y sin embargo la lanza a la búsqueda.
Por eso dice el hombre sabio: "En medio de la noche, como todas las cosas se callaban en un profundo silencio, me fue dicha una palabra secreta. Vino furtivamente como los ladrones". ¿Qué quiere decir por "una palabra que sin embargo parecía oculta", pues es la naturaleza de la palabra revelar lo que esta oculto? Se abrió y se me apareció con un resplandor, para significar que quería revelarme algo y me dio un mensaje de Dios; por eso es llamada una palabra. Pero lo que era, eso estaba oculto para mi; por eso ha dicho: "Esto vino en un cuchicheo, en un silencio, para revelarse." ¡Mirad! Precisamente porque esta escondido, es preciso y se debe guardar en lo íntimo. Eso apareció y sin embargo estaba escondido: ¡eso quiere decir que nosotros aspirábamos y suspirábamos hacia él! San Pablo dice: ¡Tenemos que buscar hasta que hayamos encontrado sus huellas y no cesar nuestra búsqueda antes de habernos impregnado de ello! Cuando estuvo maravillado en el tercer cielo donde Dios debía manifestarse a él y donde había contemplado todas las cosas y cuando volvió en sí no había olvidado nada de todo esto, había entrado tan profundamente en él, en el fondo del alma, que su razón no podía conseguir juntarse de nuevo con él: estaba oculta para él. Por eso fue preciso que se pusiera a perseguirlo y siguiera sus huellas, en sí mismo, no fuera de él. ¡Es completamente en el interior, no en el exterior, sino totalmente dentro! Y porque estaba completamente seguro de ello es por lo que dijo: "Estoy seguro de que ni la muerte, ni ningún tormento puede separarme de lo que encuentro en mí."
Un maestro pagano dijo una hermosa sentencia sobre este tema a otro maestro: "Observo algo en mí que resplandece en mi razón: siento bien que es algo, pero lo que es no puedo aprehenderlo; ¡solamente me parece que si pudiera aprehenderlo, sabría toda la verdad!" El otro maestro le respondió entonces: "¡Y bien! ¡agárrate a eso! pues si pudieras aprehenderlo encontrarías ahí la idea de toda bondad y tendrías la vida eterna!". San Agustín se expresa también en este sentido: "Observo algo en mí que va delante de mi alma y la ilumina de antemano: ¡si este algo se hiciera perfecto y estable, debería ser la vida eterna! Sin embargo se esconde y se muestra". Pero viene a la manera de los ladrones y se propone desvalijar el alma y robarle todo. A propósito de esto ha dicho el profeta: "Señor, cógeles su espíritu y en su lugar dales tu espíritu". Esto es también lo que quería hacer la desposada (del Cantar) cuando decía: "Mi alma se fundió y se licuó cuando el bienamado me dijo su palabra: cuando él llegó fue preciso que yo me fuera". También Cristo quería decir esto cuando decía: "El que renuncie a algo por amor a mí lo recibirá al céntuplo; el que quiera poseerme ha de despojarse de su yo y de todas las cosas y el que quiera servirme es preciso que me siga, ya no puede seguir ocupándose de sus propios asuntos".
Sin duda tú dirás: ¡Oh! Querido Señor, queréis volver del revés el curso natural del alma. Su naturaleza es percibir por los sentidos y en imágenes: ¿Queréis trastornar este orden? ¡Y bien! ¿Qué sabes tú de las capacidades que Dios ha comunicado a la naturaleza humana? ¡Que sin embargo no están descritas aun en todo detalle sino que más bien están ocultas! Pues los que han escrito sobre las capacidades del alma, no han ido sin embargo más allá del punto que a su razón natural los ha llevado: nunca han ido al fondo. Y como consecuencia muchas cosas estaban escondidas para ellos y han permanecido desconocidas. Por eso ha dicho el profeta: "Yo quiero quedarme sentado y callarme y escuchar lo que Dios dice en mí". Y es porque está tan escondida por lo que esta palabra llegó durante la noche, en la oscuridad.
San Juan dice: "La luz lucía en las tinieblas; vino en su propia heredad y todos los que la recibieron se volvieron hijos de Dios". ¡Consideremos aquí qué exigencia y qué fruto emanan de esta palabra secreta y de esta oscuridad! El hijo del padre celestial no ha nacido solo en esta oscuridad que es su heredad; tú también has nacido ahí como hijo del mismo Padre celestial y de nadie más; y el también te da a ti la fuerza. Ved cuán magnífico es este anticipo: pensad en toda la verdad que todos los maestros han enseñado hasta ahora por su propia razón, o que enseñaran alguna vez, hasta el día del juicio final, ¡y sin haber entendido lo más mínimo de este saber, de este fondo! Incluso si a esta cosa se la llama una ignorancia, un no-conocimiento, hay sin embargo en ella más que en cualquier saber o en cualquier conocimiento fuera de ella. Pues esta ignorancia te conduce y te saca fuera de toda cosa conocida y fuera de ti mismo. Es lo que Cristo quería decir cuando decía: "El que no niega su propio yo y no deja a su padre y a su madre y no se mantiene aparte de todo eso, no es digno de mí". Como si dijera: ¡El que no renuncie a todo lo exterior de las criaturas, no puede ser ni concebido ni engendrado en este nacimiento divino! Que tú te prives a ti mismo y de todo lo que está fuera, solamente eso te lo da verdaderamente. Y el hombre que en esto esté correctamente dispuesto, yo creo que nunca podrá ser separado de Dios. Afirmo que es incapaz de caer en el pecado mortal. Semejantes hombres sufrirán mejor la más ignominiosa muerte antes que cometer aunque fuera el más pequeño pecado mortal; como por lo demás han hecho muchos santos. Sí, ni siquiera pueden cometer un pecado venial, ni dejarlo pasar conscientemente en ellos o en otros hombres cuando podrían impedirlo. De tal forma están seducidos y atraídos por esta vía, tan acostumbrados están a ella, que nunca querrían volverse hacia otra: dirigen todos sus sentidos y sus potencias por este único camino.
Que el Dios que ha nacido de nuevo como hombre nos ayude a este nacimiento, para que nosotros, pobres hijos de la tierra, nazcamos en él en tanto que Dios; ¡que nos ayude a ello eternamente! Amén.
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