Sonido Fulgor

sábado, 23 de julio de 2011

23 de septiembre de 2011, ¿día histórico?



Un mes después del encuentro con Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec, Javier Sicilia y el movimiento pacífico que encabeza consideran que las demandas que plantearon aún no tienen respuesta.
Hasta ahora, dice el escritor, el Ejecutivo no ha pedido perdón ni ha procurado justicia para los familiares de las víctimas de la guerra que declaró al narcotráfico, y tampoco se observa una mínima desmilitarización.
Entrevistado el jueves 21 en el Museo de Antropología, poco antes de la instalación de las cuatro mesas de trabajo en las que se intentará darle cauce a las demandas del movimiento, el también colaborador de Proceso comenta que aún faltan dos meses para el próximo encuentro, programado para el 23 de septiembre, pero el gobierno federal no da ninguna muestra de que cambiará su esquema de seguridad belicista y policial por otro basado en el respeto a los derechos humanos y con sentido social.
Por el contrario, en la ceremonia del jueves 21 el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, reiteró que no habrá ninguna variación en la estrategia del gobierno de Calderón en el combate al narcotráfico; además, acusó a gobernadores y presidentes municipales de ser omisos y cómplices del crimen organizado y de la violencia.
El discurso de Blake llamó la atención de los miembros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Emilio Álvarez Icaza asegura que el mensaje denota que el gobierno federal intenta deslindarse de la violencia y las miles de muertes que ha provocado la estrategia calderonista.
Para el exombudsman capitalino la diferencia en el diagnóstico del gobierno federal y el que hace el movimiento ciudadano al que pertenece, es notable. “Su diagnóstico (de Blake) de que sólo la delincuencia es responsable, es falso; por eso nosotros insistimos en que hay una deuda (del gobierno) con las víctimas, no sólo de procuración de justicia, sino de protección”, dice el operador político del movimiento.
El mismo jueves, Sicilia reiteró a Blake Mora que Felipe Calderón está obligado a pedir perdón a las víctimas, pues es el jefe de Estado: “Aunque en el Castillo de Chapultepec pidió perdón por no haber cuidado la seguridad de los ciudadanos, ese reconocimiento aún no es cabal ni profundo”.
E insistió: “Por ello exigimos que se reconozca plenamente la deuda que el Estado tiene con las víctimas, con sus familias y con la sociedad entera. Lo reiteramos: en su calidad de representante del Estado mexicano, Calderón está obligado a pedir un sincero perdón a la nación, en particular a las víctimas”. Blake no respondió.
Y aun cuando falta ver los resultados de las cuatro mesas en las que se discutirá en las próximas semanas sobre la procuración de justicia; atención a víctimas;  nuevo modelo de seguridad, y el impulso a mecanismos de democracia participativa y democratización de medios, Sicilia advierte que, en su cerrazón, Calderón cree que el movimiento se está debilitando.
Para el escritor, es grave que Calderón no admita el fracaso de su estrategia de guerra frente al narcotráfico y que esté perdiendo la oportunidad de aprovechar las propuestas del movimiento ciudadano para mejorar la imagen de su gobierno y la del PAN rumbo a las elecciones de 2012.
Creo que la clase política es estúpida, políticamente hablando; tiene oligofrenia”, por eso el afán del gobierno en apostarle al desgaste del movimiento. Pero no es así, expone, “está en un impasse, está dando espacio al diálogo. El movimiento está muy vivo.
“Cuando se despertó la reserva moral de esta nación, se despertó para siempre; ahora está simplemente aguardando una convocatoria y las conclusiones de los diálogos”, explica Sicilia, y relata que las diferencias internas ya se superaron, pues ahora hay un mejor entendimiento. El movimiento “ya empieza a tener rostro propio”.
–En lo interno hubo expresiones de inconformidad, sobre todo de grupos de juarenses y de Coahuila que pedían mayor representatividad en el movimiento. ¿Cómo están las cosas ahora?
–El movimiento se está abriendo, pero tenemos que mantenernos en los ejes de la propuesta del pacto del 8 de mayo. Son los pasos mínimos para empezar; si pedimos demasiado, no avanzamos. De hecho estamos sumando a todos los grupos, de ahí van a emerger otras agendas. Lo que entendimos es la importancia de mantener la unidad moral para sumar gente.
Sicilia dice que eso es lo que la clase política y el gobierno no quieren entender. Por eso le preocupa que algunos sectores consideren que el movimiento está acabado. Reitera que “estamos frente a una emergencia nacional y es necesario ir al diálogo con la sociedad lo más pronto posible”.  Y eso hay que reiterárselo a los poderes Ejecutivo y Legislativo: “Si no lo hacen, tendrán que pagar las consecuencias”, sentencia.
La necedad presidencial
Javier Sicilia comenta que, a pesar de su evidente fracaso, Calderón es reacio a cambiar su estrategia. Por eso, en las mesas de trabajo él y sus compañeros insistirán en ese punto. Confía en que los expertos hagan propuestas diferentes a la del mandatario. “Esperamos llegar al encuentro del 23 de septiembre con avances importantes”, dice al reportero.
Además de las mesas de trabajo con funcionarios de varias dependencias, el movimiento concertó ya otras reuniones: el jueves 28 mantendrá una con representantes del Poder Legislativo en el Castillo de Chapultepec; y en agosto, en fecha aún por definir, habrá un encuentro con integrantes del Poder Judicial y otro con la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).
También preparan otra caravana por la paz, ahora hacia el sur del país, que atravesará los estados de Puebla, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz. Asimismo, el 18 de septiembre darán a conocer en la Ciudad de México las propuestas que recojan en el camino y las presentarán en el encuentro del 23 de septiembre con Calderón.
–¿El movimiento busca impulsar la democratización del país?
–Uno de los puntos del documento del 8 de mayo, que es el eje del movimiento, es la democracia participativa. Si ésta no existe, no podemos controlar a nuestros gobernantes. Yo insisto: si la clase política no entiende que estamos en un estado de emergencia nacional y que tenemos que trabajar en una agenda nacional, en la búsqueda de un candidato civil de unidad nacional, el país se nos va a ir de las manos.
“Vamos hacia las elecciones de la ignominia, como lo mostraron los comicios del domingo 3 en el Estado de México, donde el PRI ganó sólo con 20% del padrón electoral. Eso carece de legitimidad, pues ganó el voto blanco, lo que expresa que la gente está harta de ellos.”
–¿El próximo encuentro con Calderón será de abrazos y escapularios?
 –No, usaremos otras simbologías. No hay que olvidar que el movimiento ha estado acompañado de muchos símbolos, que detrás hay un contenido poético. Se leyeron con viejos códigos esos símbolos; era el símbolo del consuelo. Y entregarlo al presidente era para decirle: “Aquí está todo el dolor de la nación. Ahora le toca a él dar justicia a todas las víctimas y a toda la nación.
“Desde la perspectiva de la no violencia, nosotros no confundimos la diferencia y el equívoco de un ser humano con la persona. Estamos buscando tocar el corazón de los otros, de los adversarios; su conciencia, para que cambie de actitud. Eso no nos lleva a una enemistad con el hombre. Ese es un nuevo lenguaje en México y poco a poco se ha ido entendiendo.”
–Pero, ¿será como el primer encuentro?
–Estarán las víctimas, será público y habrá expertos en cuestiones de seguridad para mostrarle al presidente que es falso que no se hayan dado otras propuestas. Ya las han hecho expertos y se las presentaremos de cara a la nación, junto con los avances de las mesas de diálogo y lo que juntemos de la segunda caravana.       
–¿El ánimo será distinto?
–Creo que la reserva moral será distinta. Buscaremos que esté viva la esperanza, y que en ese sentido se mantenga viva la fuerza ciudadana; que sea más clara y más exigente.
–De alguna manera eso es lo que la gente espera.
–Sí. Tendremos que ser más exigentes, aunque la exigencia no está reñida con la amabilidad. Se pueden decir las mismas cosas de distinta manera. Las movilizaciones son exigencias; el silencio con el que marchamos es exigencia. Hay muchas cosas que están dichas, pero con otra narrativa. Es la no violencia que viene del Evangelio y fue Gandhi quien mejor la articuló.

Entrevista con Jorge Gil Olmos, Proceso.

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